Durante la Guerra Fría, Suecia desarrolló el Saab 37 Viggen como una respuesta directa a la creciente amenaza que representaba la Unión Soviética, destacando así las avanzadas capacidades de la industria aeronáutica sueca. Este caza fue una muestra del ingenio local en un momento crítico de la historia, cuando las tensiones internacionales estaban en su punto más alto.
A pesar de sus innovadoras características, el Viggen no fue exportado a otros países y tuvo un uso limitado en combate. Los elevados costos de producción llevaron a una disminución significativa en la cantidad de unidades fabricadas, y a principios de la década de 2000, el avión fue retirado progresivamente del servicio, siendo reemplazado por el más moderno Saab JAS 39 Gripen.
Originalmente, el Saab 37 Viggen fue diseñado para enfrentar a la creciente flota de aviones de combate soviéticos. Representaba el máximo exponente de las capacidades suecas cuando se presentó por primera vez. El nombre “Viggen”, que se traduce como “Rayo”, fue elegido en parte como una referencia al rayo de tres puntas generado por el martillo del dios nórdico Thor, simbolizando la fuerza y la potencia del avión.
A diferencia de muchos cazas occidentales desarrollados antes del colapso de la Unión Soviética, que provenían principalmente de países aliados de la OTAN, Suecia, que mantenía una política de neutralidad, consideró necesario reforzar su propia defensa militar. Así nació el Saab 37 Viggen como una medida para protegerse contra la creciente amenaza soviética.
El concepto del Viggen se originó en la década de 1950, concebido como un reemplazo para los cazas Saab 32 Lansen y Saab 35 Draken. Aunque el Draken ya era considerado uno de los aviones más avanzados de su tiempo, los responsables suecos querían un sucesor que pudiera liderar el futuro de la aviación militar del país. Durante la fase de desarrollo, los diseñadores evaluaron más de 100 conceptos distintos antes de decidirse por el diseño final. Los estrategas suecos adoptaron el sistema Bas-60 para su fuerza aérea, que implicaba dispersar las aeronaves en una red de pequeñas bases para minimizar el riesgo de destrucción en un posible ataque inicial soviético.
Para cumplir con esta estrategia, el Viggen necesitaba capacidad de despegue y aterrizaje cortos (STOL), lo que le permitiría operar en bases pequeñas o en pistas dañadas. Este caza monoplaza estaba equipado con aviónica de última generación, que incluía un avanzado ordenador central y una pantalla de visualización frontal, eliminando la necesidad de un navegador humano.
Inicialmente, se planeó equipar al Viggen con un motor Rolls-Royce Medway, pero tras la cancelación de este proyecto, Saab optó por una versión modificada del motor Pratt & Whitney JT8D. Con este motor, el Viggen alcanzaba una velocidad máxima de Mach 2,1, una autonomía de 2.000 kilómetros con combustible interno y un techo de servicio de 18.000 metros.
Una de las características más notables del Viggen fue su sistema de postcombustión y el inversor de empuje, tecnologías que más tarde se adaptaron para el avión comercial Concorde. Hasta la aparición del Tornado en 1981, el Viggen ostentó el título del caza europeo más rápido durante una década.
A lo largo de su vida útil, se desarrollaron varias variantes del Saab 37, cada una mejorada para mantenerse a la vanguardia frente a otros aviones de combate. Entre estas versiones estaban el AJ37 (caza de ataque), el SH37 (patrulla marítima y antibuque), el SF37 (reconocimiento) y el Sk37 (entrenador biplaza). Sin embargo, pese a estas mejoras y adaptaciones, el Viggen nunca fue exportado y tampoco participó en combates reales.
Inicialmente, Suecia planeaba fabricar unas 800 unidades del Viggen, pero los altos costos de producción redujeron esta cifra considerablemente. Los primeros modelos comenzaron a retirarse a mediados de la década de 1990, coincidiendo con la introducción del Saab JAS 39 Gripen. Finalmente, el último Viggen fue retirado oficialmente a principios de los años 2000, marcando el fin de una era en la aviación militar sueca.