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Portada » Zona de guerra » SR-71 Blackbird humilla al MiG-25 Foxbat en altitud y sigilo

SR-71 Blackbird humilla al MiG-25 Foxbat en altitud y sigilo

por Noticias de Israel
10 de mayo de 2025
en Zona de guerra
El SR-71 Blackbird: un ícono insuperable de la aviación espía

SR-71

El SR-71 Blackbird supera al MiG-25 Foxbat en velocidad gracias a sus motores J58 y diseño en titanio, optimizado para reconocimiento a altitudes extremas.

SR-71 Blackbird y MiG-25 Foxbat: velocidad al límite

El Lockheed SR-71 Blackbird, un avión de reconocimiento estratégico, alcanzó velocidades superiores a Mach 3.3 (4.000 km/h), superando al Mikoyan-Gurevich MiG-25 Foxbat, un interceptor diseñado para contrarrestar amenazas a gran altitud, cuya velocidad máxima se limitaba a Mach 2.83 (3.500 km/h). Esta diferencia de aproximadamente Mach 0.5 refleja no solo avances tecnológicos, sino también propósitos operativos distintos. Mientras el SR-71 volaba a 85.000 pies (26.000 metros) para misiones de inteligencia, el MiG-25 estaba optimizado para interceptar bombarderos y aviones espía a altitudes de hasta 78.740 pies (24.000 metros). La clave de esta disparidad radica en los motores, los materiales y el diseño aerodinámico de cada aeronave.

El SR-71, desarrollado por Lockheed Martin en la década de 1960, integraba los motores Pratt & Whitney J58, capaces de operar como turborreactores a bajas velocidades y transición a un modo similar a un ramjet a velocidades supersónicas. Cada motor generaba 32.500 libras de empuje con postcombustión, permitiendo al SR-71 mantener velocidades sostenidas por encima de Mach 3. El diseño del J58 incluía un sistema de cono de entrada variable que regulaba el flujo de aire a altas velocidades, minimizando la resistencia y maximizando la eficiencia. Este sistema, combinado con un fuselaje de titanio (aproximadamente el 85% de la estructura), soportaba temperaturas superiores a 300 °C generadas por la fricción atmosférica. El titanio, ligero y resistente al calor, fue crucial para mantener la integridad estructural durante misiones prolongadas a altitudes extremas.

Por su parte, el MiG-25, diseñado por la Oficina de Diseño Mikoyan-Gurevich, empleaba dos motores Tumansky R-15B-300, cada uno con 22.494 libras de empuje en postcombustión. Estos turborreactores, aunque potentes, tenían limitaciones. A velocidades superiores a Mach 2.83, los motores podían sobrecalentarse, lo que provocaba daños irreversibles. En 1971, durante una misión de reconocimiento sobre el Sinaí, un MiG-25 alcanzó Mach 3.2, pero los motores quedaron inutilizados tras el vuelo. Esta restricción operativa contrastaba con la capacidad del SR-71 para mantener velocidades superiores sin comprometer su maquinaria. El MiG-25, construido principalmente con acero inoxidable (cerca del 80% de su estructura), era más pesado que el SR-71, con un peso vacío de 20.000 kg frente a los 30.600 kg del Blackbird, pero menos resistente a las temperaturas extremas debido a la ausencia de titanio.

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La diferencia de velocidad también se explica por los roles operativos. El SR-71, apodado Habu, estaba diseñado para evadir defensas aéreas mediante velocidad y altitud, recopilando inteligencia sin entrar en combate. Durante la Guerra Fría, realizó más de 3.500 misiones sin ser derribado, a pesar de que se dispararon más de 4.000 misiles contra él. Su pequeña sección transversal de radar (0.1 m²) y sistemas de contramedidas electrónicas lo hacían casi invisible para los radares enemigos. En cambio, el MiG-25, conocido como Foxbat, fue concebido para interceptar bombarderos como el B-58 Hustler o el XB-70 Valkyrie, y más tarde para contrarrestar al SR-71. Equipado con un radar Smerch-A2 y cuatro misiles aire-aire R-40 Acrid, el MiG-25 podía alcanzar objetivos a largas distancias, pero su sistema de control de fuego no era lo suficientemente avanzado para interceptar un SR-71 en un encuentro frontal a velocidades combinadas superiores a Mach 5.

Datos clave sobre la superioridad del SR-71 frente al MiG-25

  • Velocidad sostenida: SR-71 alcanzaba Mach 3.3+ sin dañar los motores, mientras que el MiG-25 se limitaba a Mach 2.83 para preservar los R-15B-300.
  • Materiales: El titanio del SR-71 soportaba temperaturas extremas, a diferencia del acero inoxidable del MiG-25, menos resistente al calor.
  • Altitud operativa: SR-71 volaba a 85.000 pies, superando el techo de 78.740 pies del MiG-25 con carga completa.
  • Motores: Los J58 del SR-71 ofrecían mayor empuje y eficiencia a altas velocidades que los Tumansky R-15B-300 del MiG-25.
  • Propósito: El SR-71 priorizaba el reconocimiento sigiloso, mientras que el MiG-25 se enfocaba en la interceptación de alta altitud.

MiG-25 Foxbat: un interceptor limitado por su diseño

Rompe barreras a Mach 2.83: El MiG-25 Foxbat sigue imbatible
MiG-25

El desarrollo del MiG-25 comenzó en 1959, impulsado por la necesidad de contrarrestar bombarderos supersónicos estadounidenses. Su primer prototipo, el Ye-155, voló en 1964, y el avión entró en servicio en 1970. A pesar de su impresionante velocidad, el Foxbat tenía limitaciones significativas. Su radar Smerch-A2, aunque avanzado para la época, no podía rastrear objetivos a baja altitud ni manejar la velocidad de cierre de un SR-71 en un ataque frontal. Los misiles R-40 Acrid, con una velocidad máxima de Mach 2.2 tras el agotamiento del motor cohete, no podían alcanzar al Blackbird en una persecución trasera. Además, el peso del MiG-25, combinado con su construcción en acero inoxidable, reducía su maniobrabilidad y autonomía, con un radio de combate de apenas 186 millas.

En 1976, la deserción del piloto soviético Viktor Belenko a Japón con un MiG-25P reveló sus debilidades. Los ingenieros estadounidenses descubrieron que el avión carecía de la sofisticación tecnológica que se temía en Occidente. La construcción del Foxbat, con soldaduras rudimentarias y un diseño centrado en un tanque de combustible de acero, contrastaba con la ingeniería de precisión del SR-71. Belenko afirmó que los pilotos del MiG-25 tenían prohibido superar Mach 2.5 para evitar daños a los motores, y que incluso a Mach 2.83, el avión no podía igualar la altitud ni la velocidad del SR-71. Esta información disipó el temor occidental, confirmando que el Foxbat no representaba una amenaza real para el Blackbird.

A pesar de sus limitaciones, el MiG-25 logró hazañas notables. En 1977, un prototipo Ye-266M estableció un récord de altitud para aviones a reacción, alcanzando 37.650 metros (123.523 pies). Durante la Guerra Fría, los MiG-25 realizaron misiones de reconocimiento sobre Irán y Egipto, demostrando su capacidad para operar a altitudes inaccesibles para la mayoría de los cazas. Sin embargo, su dependencia de acero inoxidable y la falta de tecnología avanzada para soportar velocidades extremas lo dejaron rezagado frente al SR-71.

El SR-71, por su parte, se benefició de innovaciones en materiales y diseño. El titanio, obtenido parcialmente de fuentes soviéticas a través de empresas fachada durante la Guerra Fría, permitió a Lockheed construir un avión capaz de resistir el calor extremo sin comprometer el peso. El sistema de gestión térmica del SR-71 incluía paneles que se expandían con el calor, sellando el fuselaje a altas velocidades. Además, su diseño aerodinámico, con un perfil en forma de ala delta y bordes afilados, reducía la resistencia y mejoraba la estabilidad a velocidades supersónicas.

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SR-71

El MiG-25 y el SR-71 representaron el pináculo de la ingeniería aeronáutica durante la Guerra Fría, cada uno diseñado para un propósito específico. El Foxbat, con más de 1.190 unidades producidas, sirvió en múltiples roles, desde interceptor hasta avión de reconocimiento, y su legado continuó con el MiG-31 Foxhound, que incorporó mejoras significativas en radar y armamento. Sin embargo, el MiG-25 nunca logró interceptar un SR-71, y las misiones de reconocimiento del Blackbird sobre territorio soviético se realizaron en gran medida sin oposición.

El SR-71, con solo 32 unidades construidas, operó desde 1966 hasta 1998, acumulando un historial impecable. Su capacidad para evadir misiles y cazas enemigos, combinada con su avanzada tecnología de reconocimiento, lo convirtió en un activo invaluable para la Fuerza Aérea de EE. UU.. Aunque el MiG-25 logró récords de altitud y velocidad, su diseño no pudo igualar la versatilidad y resistencia del SR-71 en condiciones extremas.

En términos de velocidad, el SR-71 mantuvo una ventaja clara, sustentada por sus motores J58 y su construcción en titanio. Mientras el MiG-25 sacrificaba la durabilidad de sus motores para alcanzar velocidades máximas, el Blackbird operaba cómodamente en el límite atmosférico, demostrando que la ingeniería estadounidense había superado los desafíos técnicos de la época. La competencia entre estos aviones no solo impulsó avances tecnológicos, sino que también definió la dinámica de poder aéreo durante la Guerra Fría.

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