Un Su-27 de la Fuerza Aérea ucraniana cayó en una misión de combate, murió el teniente coronel Ivanov y Ucrania pierde otro caza irreemplazable.
Pérdida de un Su-27 ucraniano y muerte de su piloto en combate aéreo
A mediodía del 8 de diciembre de 2025, un caza Su-27 de la Fuerza Aérea de Ucrania se perdió en el sector oriental del frente durante una misión de combate. Su piloto, el teniente coronel Yevhenii Vitalíyovych Ivanov, navegante superior y piloto de segunda clase de la 39.ª Brigada de Aviación Táctica, murió en acto de servicio. La jefatura aérea ucraniana informó del siniestro y ordenó una investigación para aclarar sus circunstancias.
El Estado Mayor de la Fuerza Aérea precisó que el accidente tuvo lugar “opidní 8 hrudnia 2025 roku na skhidnomu napriamku”, es decir, a mediodía del 8 de diciembre en el eje oriental, mientras la aeronave ejecutaba una salida de combate. El parte oficial indicó que Ivanov, adscrito a la 39.ª brigada, murió durante la misión y que una comisión especializada debía determinar las causas de la pérdida del aparato sin describir aún la amenaza concreta.
Pocas horas después, los mandos de la Fuerza Aérea y las autoridades regionales de Zhytómyr publicaron mensajes de condolencia a la familia y a los compañeros del militar. En esas notas confirmaron su pertenencia a la aviación táctica y dejaron claro que el siniestro ocurrió en pleno vuelo operativo, no durante instrucción. Comunicaciones posteriores reiteraron que el teniente coronel murió en una misión de combate y que los investigadores debían aclarar el origen de la pérdida.
Medios y canales próximos a las fuerzas rusas aseguraron que el aparato cayó en la región de Járkiv, extremo que las autoridades ucranianas no confirmaron en sus comunicados, centrados en describir la misión como “en dirección este” sin precisar el punto exacto ni el tipo de arma implicada. La información oficial incluyó la hora aproximada, el sector del frente, la unidad y la identidad del piloto, pero no detalles técnicos del derribo.
Datos clave del derribo del Su-27 y del piloto ucraniano
- El Su-27 cayó a mediodía del 8 de diciembre de 2025 en el sector oriental del frente, durante una salida de combate de la Fuerza Aérea ucraniana.
- El piloto muerto, teniente coronel Yevhenii Ivanov, pertenecía a la 39.ª Brigada de Aviación Táctica y acumulaba más de 200 salidas de combate desde 2022.
- El Su-27 actúa como “brazo largo” de la defensa antiaérea ucraniana por su gran alcance, su radar y su capacidad de transportar varias toneladas de armamento.
- Desde febrero de 2022, recuentos abiertos atribuyen a Ucrania al menos 19 Su-27 destruidos o irrecuperables y sitúan la flota operativa entre 12 y 23 aviones.
Trayectoria del teniente coronel Ivanov y su papel en la 39.ª brigada
Los perfiles oficiales de la 39.ª Brigada de Aviación Táctica y de diversos medios ucranianos describieron a Yevhenii Ivanov como un piloto de segunda clase con casi tres décadas de servicio en la Fuerza Aérea. Nacido en Járkiv, tenía 48 años e inició su carrera en 1995 tras formarse como cadete en la universidad militar de aviación de esa ciudad, antes de su incorporación a unidades equipadas con cazas Su-27.
Según el relato difundido por la brigada, Ivanov acumulaba más de 200 salidas de combate en Su-27 desde el inicio de la invasión a gran escala. Participó en decenas de operaciones aéreas complejas en distintos sectores del frente y se convirtió en uno de los pilotos más experimentados de su unidad, con responsabilidad directa en misiones de elevada dificultad para la aviación táctica ucraniana.
Sus compañeros destacaron que intervino en misiones de defensa antiaérea y en ataques contra objetivos terrestres, además de operaciones de interceptación de medios aéreos rusos y apoyo aéreo a tropas en tierra. A lo largo de su carrera recibió varias condecoraciones estatales, entre ellas los órdenes “Za Muzhnist” (Por el Valor) de segunda y tercera clase, “Za Oboronu Ukrainy” (Por la Defensa de Ucrania) y la medalla “Zaliznyj Khrest” (Cruz de Hierro).
Fuentes locales y publicaciones ucranianas subrayaron que Ivanov dedicó prácticamente toda su vida profesional a la aviación de caza dentro de las Fuerzas Armadas de Ucrania y desarrolló su carrera en unidades de Su-27 desde antes de 2014. La 39.ª brigada explicó que, en el momento de su muerte, ejercía como navegante superior y como uno de los pilotos más veteranos de la unidad, y que estaba casado y tenía un hijo pequeño.
Características y servicio del Su-27 como brazo largo ucraniano
El avión perdido pertenecía a la familia de cazas Su-27, un diseño soviético de cuarta generación creado por la oficina de construcción Sukhoi para contrarrestar a los F-15 y F-16 estadounidenses. Es un aparato de gran tamaño con dos motores turborreactores AL-31F, capaz de alcanzar velocidades cercanas a Mach 2,3 y de operar por encima de 18.000 metros, con un radio de acción en torno a 1.500 kilómetros en configuración de combate.
Con depósitos externos o en configuración de traslado puede superar los 3.000 kilómetros y transportar una carga máxima de armamento de aproximadamente 8.000 kilogramos sobre diez puntos de anclaje. El Su-27 dispone de un radar de impulsos Doppler con capacidad de seguimiento y ataque simultáneos, un sistema de búsqueda y seguimiento infrarrojo, una pieza interna GSh-30-1 de 30 milímetros y la posibilidad de emplear misiles R-73 y R-27, bombas, munición en racimo y cohetes no guiados.
El Su-27 entró en servicio operacional en la Fuerza Aérea soviética a mediados de los años ochenta tras un desarrollo iniciado a finales de los sesenta, con el objetivo de dotar a la Unión Soviética de un interceptor de largo alcance frente a bombarderos estratégicos y cazas occidentales de superioridad aérea. Artículos sobre la aviación ucraniana señalan que el primer regimiento en recibirlo fue el 831.º, con base en Myrhorod, y que decenas de aparatos en territorio ucraniano pasaron después a la nueva Fuerza Aérea.
Un análisis de la revista Air & Space del Smithsonian recuerda que, tras 1991, 72 Su-27 permanecieron en Ucrania y que, pese a las dificultades de presupuesto y mantenimiento, se convirtieron en el principal pilar ofensivo y defensivo de su Fuerza Aérea por su mayor alcance y capacidad de armamento respecto al MiG-29. La misma fuente define al Su-27 como el “brazo largo” de la defensa antiaérea ucraniana, capaz de patrullar lejos, escoltar otros vectores y atacar objetivos terrestres selectivos.
Empleo del Su-27 ucraniano en la guerra y con armamento occidental
Durante la invasión rusa a gran escala, pilotos ucranianos de Su-27 describieron misiones de defensa antiaérea continuada sobre la capital y otras regiones desde los primeros días de la guerra. Una entrevista publicada en enero de 2025 por la revista The War Zone recogió el testimonio de un piloto con indicativo “Viking”, quien explicó que, desde el 25 de febrero de 2022, su unidad voló salidas de disuasión diurnas y después nocturnas sobre la región de Kiev frente a aeronaves y misiles hostiles.
El mismo reportaje señaló que, con el paso del tiempo, algunos Su-27 ucranianos comenzaron a emplear municiones guiadas de origen occidental integradas en los puntos de anclaje del avión junto al armamento estándar soviético. Esa combinación amplió las opciones de ataque contra objetivos en profundidad y contra sistemas rusos de defensa antiaérea, y permitió que el Su-27 asumiera misiones de ataque además de su función como caza de superioridad aérea y plataforma de defensa antiaérea.
Un artículo de noviembre de 2025 en National Security Journal indicó por su parte que Ucrania integró señuelos aéreos estadounidenses ADM-160 MALD en parte de su flota de Su-27. Estos dispositivos de pequeño tamaño y lanzamiento aéreo imitan la firma de aviones de combate y misiles de crucero más grandes para saturar y confundir radares y sistemas de tiro enemigos, lo que convierte al Su-27 en una plataforma relevante para operaciones de supresión de defensas antiaéreas.
Además de su empleo en combate, varios Su-27 procedentes de la antigua URSS participaron en programas de evaluación en países occidentales. Fuentes especializadas describen la transferencia de al menos un Su-27 bielorruso a Estados Unidos a mediados de los años noventa y la compra posterior de biplazas Su-27UB desmilitarizados procedentes de Ucrania por empresas privadas. Parte de esos aviones pasó a la Fuerza Aérea estadounidense, que los utilizó para entrenamiento y análisis de capacidades, y uno se exhibe desde 2023 en su Museo Nacional.
Desgaste de la flota Su-27 ucraniana y consecuencias humanas y operativas
En el contexto de la guerra actual, la flota ucraniana de Su-27 ha sufrido un desgaste constante. Un recuento elaborado por Euromaidan Press a partir de pérdidas confirmadas con imágenes y de anuarios de fuerzas aéreas cifra en 19 los Su-27 ucranianos destruidos o irrecuperables desde febrero de 2022 y estima que permanecen en servicio entre 12 y 23 unidades. El mismo análisis subraya que ningún aliado mantiene Su-27 operativos, de modo que Ucrania carece de una fuente evidente de nuevas células.
Entre los incidentes recientes figura la pérdida de otro Su-27 el 28 de abril de 2025. Ese día un caza de este tipo se estrelló mientras proporcionaba apoyo aéreo a las tropas y repelía un ataque de vehículos aéreos no tripulados rusos. En esa ocasión, la Fuerza Aérea informó de que el piloto logró eyectarse, fue rescatado y se encontraba fuera de peligro, y que una comisión investigadora asumió el expediente para aclarar si la causa fue daño de combate, fallo técnico o ambos factores.
La combinación entre la destrucción de aparatos en combate y la imposibilidad práctica de reemplazarlos con nuevos Su-27 llevó a diversos análisis a plantear que cazas occidentales como el F-16 y el Mirage 2000, ya presentes en Ucrania, deberán asumir de manera progresiva parte de las misiones de largo alcance y defensa antiaérea que hoy dependen del Su-27, en paralelo a posibles futuras incorporaciones de modelos como el Gripen o el Rafale.
En el plano humano, la muerte de Yevhenii Ivanov se suma a la de otros pilotos de caza ucranianos caídos en misiones de defensa antiaérea desde 2022. Las notas difundidas por su brigada y por medios ucranianos coinciden en señalar que el teniente coronel había realizado más de 200 salidas de combate en Su-27 desde el inicio de la invasión a gran escala y que, en su último vuelo, seguía destinado en primera línea como navegante superior y piloto de la 39.ª Brigada de Aviación Táctica.