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Su-33 ruso condenado por su diseño: el caza pesado es insostenible

21 de noviembre de 2025
Su-33 en el Admiral Kuznetsov: La peor combinación de Rusia

Su-33 en el Admiral Kuznetsov:

El Su-33 alcanzó su mayor nivel de actividad operativa entre mediados de los años noventa y la primera década de los 2000. En ese periodo realizó sus primeras navegaciones en el Mediterráneo y ejercicios de calificación en cubierta a bordo del portaaviones Almirante Kuznetsov

La fase de reducción de su empleo se observa desde la decisión de la Armada rusa de contratar el MiG-29K/KUB para su ala embarcada —con anuncio formal en 2012 tras un programa paralelo para la India— y se acentuó a partir de los accidentes ocurridos durante las operaciones sobre Siria en noviembre y diciembre de 2016, así como de los contratiempos técnicos y siniestros registrados en el propio Kuznetsov desde 2018.

Estos hitos establecen la transición desde un caza concebido para la defensa antiaérea de la flota hacia una presencia operativa cada vez más limitada, debido a la combinación de una plataforma naval con sistema de despegue corto por rampa y recuperación con cables (STOBAR) y la introducción de un modelo multimisión más ligero.

El origen del programa se encuentra en la familia Su-27 y en la decisión de la Unión Soviética de desarrollar un caza embarcado pesado para proteger a la flota y a los grupos de combate en alta mar. A partir de los demostradores T-10, el prototipo T-10K (Su-27K) voló en 1987 y realizó pruebas de salto de esquí en tierra en la instalación NITKA; después efectuó las primeras operaciones en cubierta a finales de los años ochenta

La doctrina naval soviética priorizaba la interceptación a gran radio y una capacidad sostenida de defensa antiaérea de la flota. Por ese motivo se adoptó una variante navalizada de un caza pesado en lugar de optar de forma exclusiva por un aparato ligero. Documentos y análisis occidentales describen este planteamiento como una opción deliberada de defensa de área por encima de la proyección de ataque desde portaaviones y sitúan al Su-33 dentro de ese marco doctrinal.

El Su-33 incorporó adaptaciones estructurales y de sistemas específicas para operaciones en portaaviones con salto de esquí: refuerzo del fuselaje y del tren de aterrizaje, gancho de apontaje, alas y estabilizadores plegables para optimizar el espacio en hangar y cubierta, canards para mejorar el control a baja velocidad, rueda de morro con dos neumáticos y sonda de reabastecimiento en vuelo.

Sukhoi Su-33 ruso

La producción en serie recayó en la planta de Komsomolsk-na-Amur (KnAAPO). Estas características, junto con modificaciones de aviónica y navegación para despegues por rampa, definieron la aeronave como interceptor embarcado de largo alcance con énfasis en misiones aire-aire, apto para misiles R-27 y R-73 y con capacidad secundaria para empleo de bombas no guiadas.

La entrada en servicio operativo se consolidó a mediados de los noventa en la Aviación Naval rusa. El 279.º Regimiento Aéreo de Caza Embarcado, con base en Severomorsk-3, se constituyó como unidad núcleo de la flota de Su-33. Los ciclos de adiestramiento en NITKA y en el Kuznetsov incluyeron calificación de pilotos de pruebas y de escuadrones embarcados.

Este proceso exigió compatibilizar las limitaciones propias de las operaciones con despegue por rampa y sin catapultas con la adaptación de un caza pesado a aproximaciones y apontajes sin asistencia de catapultas. Fuentes especializadas identifican al 279.º como destinatario de los Su-33 y señalan, ya en la década de 2020, plantillas próximas a dos decenas de aparatos en esa unidad.

El contexto económico y militar posterior a la disolución de la URSS condicionó el desarrollo y la disponibilidad del sistema. La reducción presupuestaria y la contracción de la construcción naval limitaron el ritmo de producción y de modernización, además de las horas de vuelo y la disponibilidad real frente a las cifras nominales. Informes de referencia sostienen que la flota de Su-33 quedó concentrada en una sola unidad y que el número total de aeronaves construidas resultó reducido, con impacto directo en la cadena de repuestos y en los ciclos de mantenimiento.

Las limitaciones estructurales del Almirante Kuznetsov influyeron de manera determinante en el empleo del Su-33. El esquema de despegue corto por rampa y apontaje con cables (STOBAR), sin catapultas, impone restricciones de peso al despegue. Como consecuencia, se aplican recortes de combustible y armamento para garantizar márgenes de seguridad, y se requieren condiciones favorables de viento relativo para sostener la cadencia de salidas. Estudios académicos y análisis navales atribuyen a este concepto de operación menor eficacia en perfiles de ataque a tierra o de largo alcance respecto de portaaviones equipados con catapultas, además de mayores condicionantes meteorológicos.

Sukhoi Su-33 ruso

En el plano de sensores y armamento, el Su-33 derivó de la arquitectura del Su-27 con modificaciones navales. Sus misiones principales se articularon alrededor del combate aire-aire mediante misiles de guía semiactiva e infrarroja, complementadas por empleo de bombas no guiadas. Entre 2015 y 2017, una parte de la flota incorporó el sistema de puntería SVP-24-33 de Gefest para mejorar la precisión con munición de caída libre, según comunicaciones difundidas en medios rusos y agencias. Esta actualización buscó incrementar la eficacia con armamento no guiado sin alterar la función prioritaria de defensa antiaérea.

La competencia técnica y logística con el MiG-29K/KUB para la Armada rusa se resolvió a favor del aparato de Mikoyan por decisiones de adquisición y de racionalización industrial. Tras la adopción del MiG-29K en el programa indio, Rusia formalizó en 2012 un contrato para su propia aviación embarcada, con entregas destinadas al Kuznetsov.

Análisis del entorno naval ruso indican que el MiG-29K aportaba aviónica multimisión más reciente, menor ocupación de espacio en cubierta y economías de escala, mientras que reactivar una serie corta del Su-33 resultaba menos coste-efectivo. Documentación de la Oficina de Inteligencia Naval de Estados Unidos (ONI) publicada en 2015 ya identificaba al MiG-29K como reemplazo del Su-33 en la aviación embarcada rusa.

El empleo real en operaciones se concentró en la intervención rusa en Siria. El Kuznetsov zarpó hacia el Mediterráneo en el otoño de 2016 con un grupo aéreo mixto integrado por Su-33, MiG-29K/KUB y helicópteros Kamov.

El ministerio de Defensa ruso informó de 420 salidas —117 nocturnas— y de impactos contra objetivos en las provincias de Idlib y Homs durante noviembre y diciembre de 2016. En ese mismo despliegue se produjeron dos pérdidas por incidentes de apontaje: un MiG-29K el 14 de noviembre y un Su-33 el 5 de diciembre, ambos confirmados por comunicados oficiales y reportes internacionales. Tras esos accidentes, la mayor parte de las salidas se trasladó a la base de Hmeymim, lo que redujo la actividad desde el portaaviones por razones de seguridad y disponibilidad técnica.

El historial de siniestros del Su-33 incluye, además de la pérdida de diciembre de 2016, incidencias previas en entrenamientos y exhibiciones que figuran en registros y crónicas especializadas. Estas referencias motivaron medidas de seguridad reforzadas en cubierta y revisiones de los equipos de frenado del portaaviones. Los análisis coinciden en señalar el apontaje como fase crítica en una plataforma sin catapultas, debido a las cargas estructurales elevadas que soportan aeronaves de gran tamaño y masa.

Sukhoi Su-33 ruso

La dimensión económica e industrial del programa quedó afectada por el tamaño reducido de la serie y por la concentración de la flota en una única ala embarcada. Fuentes abiertas en ruso e inglés indican que la reanudación de líneas de producción específicas para una tirada corta no resultaba viable y que, de forma paralela, la industria priorizó otros cazas terrestres para la Fuerza Aeroespacial. La combinación de inventarios limitados, envejecimiento de células y dependencia de plantas concretas de fabricación y de motores condicionó la planificación de modernizaciones.

El estado del portaaviones se convirtió en un factor decisivo para el futuro del Su-33. Durante el periodo de reparaciones iniciado en 2017, el hundimiento del dique flotante PD-50 en octubre de 2018 y la caída de una grúa sobre la cubierta del Kuznetsov, el incendio de diciembre de 2019 durante trabajos de mantenimiento y un nuevo conato de fuego en diciembre de 2022 en Murmansk provocaron retrasos sucesivos y dudas acerca del calendario de retorno al servicio. En 2025, análisis y crónicas navales informaron de nuevas dilaciones con impactos directos en la disponibilidad de la aviación embarcada rusa.

La proyección internacional del Su-33 no incluyó exportaciones directas, aunque sí tuvo alcance tecnológico. Informes al Congreso de Estados Unidos sostienen que China desarrolló el J-15 a partir de un prototipo de Su-33 adquirido en Ucrania y que la célula y la experiencia del Su-27K/Su-33 sirvieron de base para el programa embarcado de la Armada china. Esta relación técnica, descrita en documentación oficial y en análisis navales, muestra el alcance del diseño más allá de la Armada rusa en términos de transferencia de tecnología y de soluciones de integración naval.

En el plano cuantitativo, estimaciones recientes de centros de estudio sitúan el parque de Su-33 en torno a dos decenas de aparatos operativos en el 279.º regimiento de la Flota del Norte. La aviación embarcada rusa se estructura en dos regimientos diferenciados: uno de Su-33/Su-25UTG y otro de MiG-29K/KUB, de acuerdo con declaraciones y notas de organismos y agencias rusas.

Su-33: ¿El peor avión de combate de Rusia?
Caza ruso Su-33

El recorrido temporal del Su-33 queda delimitado por sus primeras campañas y ejercicios embarcados en los años noventa, su consolidación como interceptor embarcado en la década de 2000 y su desplazamiento como aeronave principal de la aviación naval rusa a partir de la introducción del MiG-29K, de los accidentes de 2016 y de las averías y siniestros que han mantenido al Kuznetsov en largos periodos de reparación

La combinación de doctrina, limitaciones del esquema STOBAR, decisiones de adquisición y contingencias industriales explica la trayectoria de un caza diseñado para la defensa antiaérea de la flota y que permanece en servicio en números reducidos, con un grado de empleo condicionado por la disponibilidad del único portaaviones ruso.

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