Con una eslora aproximada de 1.560 metros, la clase Columbia se postula como el submarino más imponente en la historia naval.
Desde el albor de la Primera Guerra Mundial, la era de la guerra submarina emergió con vigor, transformando radicalmente las estrategias militares marítimas. Los submarinos, desde entonces, han sido una pieza angular en el ajedrez de las operaciones bélicas.
En la actualidad, estos colosos sumergibles poseen la capacidad de hundir flotas tanto militares como civiles mediante torpedos, desplegar arsenal balístico y de crucero contra objetivos terrestres, y en un escenario extremo, devastar ciudades enteras con ojivas nucleares.
Tomemos, por ejemplo, la situación en Ucrania: los submarinos rusos están jugando un papel crucial en la ofensiva de largo alcance de Moscú, apuntando a ciudades e infraestructuras vitales ucranianas.
La Armada de los Estados Unidos, consciente de la trascendencia de los submarinos en las operaciones navales contemporáneas, ha priorizado durante más de una década el programa de construcción de la clase Columbia, incluso por encima del prestigioso portaaviones de la clase Ford.
Clase Columbia: Innovación y secreto en la vanguardia submarina
El programa de la clase Columbia es un compendio de confidencialidad y avance tecnológico. Aunque los detalles exactos de estas nuevas naves permanecen velados, sabemos que reemplazarán a los ya obsoletos submarinos de misiles balísticos de la clase Ohio. Se pueden inferir algunas características.
Por un lado, estos avanzados submarinos estarán equipados con 16 tubos lanzamisiles balísticos, en contraste con los 24 de la clase Ohio. Incorporarán lo más novedoso en tecnología y diseño sigiloso, maximizando la discreción acústica. Con una eslora aproximada de 1.560 metros, la clase Columbia se postula como el submarino más imponente en la historia naval. Su vida operativa se estima en 42 años, divididos en dos ciclos de 20 años con un interludio de dos años para reabastecimiento, equivalente a unas 124 misiones de disuasión.
La Armada de EE. UU. clasifica sus submarinos en tres tipos: submarinos de ataque nuclear, submarinos de misiles de crucero nuclear y submarinos de misiles balísticos nuclear. Aunque todos son nucleares y poseen autonomía global, solo los submarinos de misiles balísticos están armados con ojivas nucleares y forman parte de la tríada de disuasión nuclear del ejército. La clase Columbia, en su rol de lanzamisiles balísticos, portará estas armas nucleares.
La Marina de Estados Unidos, en una proyección de fortalecimiento y modernización, planea adquirir una flota de 12 submarinos de la clase Columbia. Estos colosos submarinos tienen un costo estimado de 8.500 millones de dólares cada uno. La Government Accountability Office (GAO) ha calculado que el programa completo, abarcando investigación y desarrollo, ascenderá a unos 115.000 millones de dólares.
A pesar del abultado desembolso financiero, la Armada mantiene su curso de inversión en el fortalecimiento de sus capacidades navales. Un ejemplo claro se observa en el presupuesto del año fiscal 2024, donde se proyecta una asignación de aproximadamente 33.000 millones de dólares para la construcción de combatientes de superficie y submarinos. Esto incluye la fabricación de un submarino de misiles balísticos de la clase Columbia, dos submarinos de ataque de la clase Virginia, dos destructores de la clase Arleigh Burke y dos fragatas de la clase Constellation.
Inversión estratégica naval: Preparándose para el ajedrez geopolítico
El trasfondo de esta robusta inversión naval se centra en una palabra: China. La creciente tensión y la posibilidad de un conflicto futuro con China en el escenario Indo-Pacífico continúan siendo una preocupación primordial. Este teatro de operaciones se caracteriza principalmente por su dominio acuático.
Pekín ha manifestado reiteradamente su aspiración de una reunificación con Taiwán, preferentemente a través de medios pacíficos, pero no descarta el uso de la fuerza. Taiwán representa un aliado crucial para Estados Unidos en la región, y su autonomía es un pilar fundamental no solo en términos de principios democráticos y legales, sino también por su importancia estratégica en el sistema de alianzas y asociaciones que sustentan los intereses estadounidenses en Asia.
En este contexto, los submarinos, incluidos los de la próxima generación clase Columbia, se posicionan como elementos vitales en la estrategia de disuasión de Estados Unidos frente a China y otros posibles adversarios regionales.