El programa GCAP avanza con el Tempest, integrando autonomía escalable para operar en modos tripulados, no tripulados o híbridos, maximizando la flexibilidad táctica.
Tempest revoluciona la guerra aérea con autonomía escalable
El programa Global Combat Air Programme (GCAP), liderado por BAE Systems en el Reino Unido, Leonardo en Italia y Japan Aircraft Industrial Enhancement Co (JAIEC), ha alcanzado un hito significativo en el desarrollo del caza de sexta generación Tempest, con su innovador sistema de autonomía escalable. Este sistema permite al Tempest operar en configuraciones tripuladas, no tripuladas o híbridas, adaptándose a las demandas tácticas de los campos de batalla modernos. Según BAE Systems, la autonomía escalable utiliza inteligencia artificial avanzada para ajustar dinámicamente el nivel de intervención humana, integrando sensores de última generación y redes de datos para ejecutar misiones de reconocimiento, combate y guerra electrónica con una flexibilidad sin precedentes.
El Tempest está diseñado para integrarse en un entorno de combate conectado, funcionando como un “servidor volador” que coordina drones y sistemas autónomos complementarios. Esta capacidad permite al caza procesar grandes volúmenes de datos en tiempo real, proporcionando a los pilotos herramientas de apoyo a la decisión en escenarios operativos complejos. Fuentes de Royal Air Force (RAF) destacan que el Tempest reemplazará al Eurofighter Typhoon para 2035, ofreciendo capacidades superiores en entornos de alta amenaza. La autonomía escalable asegura que el caza pueda operar de manera autónoma en misiones de alto riesgo o bajo control humano cuando se requiera supervisión estratégica.
Informes recientes de The Jerusalem Post y Israel Hayom, medios israelíes que han cubierto avances en tecnología de defensa, señalan que el enfoque en autonomía escalable del Tempest ha generado interés en círculos militares de Israel, donde la integración de sistemas autónomos es una prioridad. Aunque Israel no participa directamente en el GCAP, empresas como Israel Aerospace Industries (IAI) han expresado interés en colaborar en proyectos de defensa que involucren inteligencia artificial y drones, lo que sugiere un posible intercambio tecnológico en el futuro. Estos medios destacan que la capacidad del Tempest para coordinar drones leales, o “loyal wingmen”, podría influir en el desarrollo de sistemas similares en la región.
El programa GCAP, iniciado en diciembre de 2022, fusionó los esfuerzos del Reino Unido e Italia en el programa Tempest con el proyecto japonés Mitsubishi F-X. En diciembre de 2024, las tres naciones anunciaron la formación de una empresa conjunta con participaciones equitativas del 33.3% para cada socio, con sede en el Reino Unido. Esta colaboración busca garantizar la entrega del Tempest para 2035, con un diseño que prioriza un gran alcance, una carga útil el doble de la del F-35A, y capacidades avanzadas de guerra electrónica.

Datos clave sobre la autonomía escalable del Tempest
- Modos operativos: Permite configuraciones tripuladas, no tripuladas o híbridas, ajustándose a las necesidades tácticas.
- Inteligencia artificial: Ajusta el nivel de intervención humana en tiempo real, optimizando la toma de decisiones.
- Integración de drones: Coordina sistemas autónomos para misiones de reconocimiento, ataque y defensa.
- Procesamiento de datos: Utiliza redes avanzadas para gestionar información en entornos de alta complejidad.
- Interés regional: Países como Israel observan el proyecto por su potencial en sistemas autónomos.
Avances técnicos y pruebas del Tempest
En diciembre de 2024, BAE Systems informó que el avión de pruebas Excalibur, basado en un Boeing 757, completó su primera fase de modificaciones y vuelos de prueba. Este avión, equipado con sensores integrados y sistemas de comunicaciones desarrollados por Leonardo, está diseñado para validar las tecnologías del Tempest, incluyendo la autonomía escalable. Los ensayos realizados en el Reino Unido han permitido a los ingenieros recopilar datos cruciales sobre la integración de sistemas no cinéticos y comunicaciones avanzadas, reduciendo riesgos técnicos antes de la producción del caza.
El diseño del Tempest ha evolucionado significativamente, con un ala delta ampliada que mejora su alcance y capacidad de carga, según publicaciones en Defense News y Breaking Defense. Estas modificaciones responden a la necesidad de operar en teatros de combate extensos, con un alcance que podría permitir vuelos transatlánticos sin reabastecimiento. La autonomía escalable juega un papel central en esta capacidad, ya que permite al Tempest gestionar misiones de larga duración con mínima intervención humana, apoyado por drones que extienden su alcance operativo.
Medios hebreos como Ynet han señalado que la tecnología de autonomía escalable podría tener aplicaciones más allá del Tempest, influenciando el desarrollo de sistemas de defensa aérea en Israel. La capacidad del caza para operar en red con otros sistemas autónomos es vista como un modelo para futuros programas de defensa, especialmente en un contexto donde las amenazas de drones y misiles requieren respuestas rápidas y coordinadas.
El programa GCAP también enfrenta desafíos. En abril de 2025, el ministro de Defensa italiano, Guido Crosetto, expresó preocupaciones sobre la falta de intercambio tecnológico completo por parte del Reino Unido, según Forces News. Aunque no se especificaron las tecnologías en cuestión, estas tensiones subrayan la complejidad de coordinar un proyecto trilateral. A pesar de esto, los socios han reafirmado su compromiso con el programa, destacando su importancia estratégica frente a amenazas globales, como las planteadas por Rusia y China.
Contexto global y relevancia estratégica

El Tempest se posiciona como un competidor directo de otros programas de sexta generación, como el NGAD de Estados Unidos y el FCAS europeo, liderado por Francia, Alemania y España. A diferencia de estos, el GCAP resalta la interoperabilidad con sistemas autónomos y una mayor carga útil, lo que lo convierte en una plataforma versátil para misiones de ataque, superioridad aérea y guerra electrónica. La autonomía escalable es un diferenciador clave, ya que permite al Tempest adaptarse a una amplia gama de escenarios, desde conflictos de alta intensidad hasta operaciones de baja intensidad.
En el contexto de Israel, donde la innovación en defensa es una prioridad, el Tempest ha captado la atención por su enfoque en inteligencia artificial y sistemas autónomos. Empresas como Elbit Systems y Rafael Advanced Defense Systems han invertido en tecnologías similares, y la posible colaboración con socios del GCAP podría fortalecer las capacidades de defensa de la región. Informes de Haaretz sugieren que Israel busca integrarse en proyectos internacionales que impulsen la autonomía en sistemas de defensa, lo que podría abrir la puerta a asociaciones futuras.
El programa GCAP también tiene implicaciones económicas. BAE Systems ha iniciado conversaciones con empresas japonesas para desarrollar drones que acompañen al Tempest, según Morningstar, lo que podría generar contratos adicionales y fortalecer la cadena de suministro. La empresa conjunta, que se espera esté operativa a mediados de 2025, supervisará el diseño y desarrollo del Tempest, subcontractando la fabricación a los socios industriales y sus redes de proveedores.
El Tempest, con su autonomía escalable, representa un salto tecnológico que redefine el combate aéreo. Su capacidad para operar en múltiples configuraciones, coordinar sistemas autónomos y procesar datos en tiempo real lo posiciona como una herramienta estratégica para las fuerzas aéreas del Reino Unido, Italia y Japón, con un impacto potencial en aliados como Israel y otros socios internacionales.