El tercer superportaaviones clase Ford estará operativo en 2029, según confirma el Departamento de Defensa
Los astilleros estadounidenses no verán terminado el tercer supercarrier de la clase Ford, pilar clave del poder naval estadounidense, hasta 2029, según han informado fuentes del Departamento de Defensa. Este retraso pone de relieve la importancia crítica de estos leviatanes marinos en el tablero geopolítico mundial, especialmente ante un escenario de confrontación con China en el teatro de operaciones Indo-Pacífico, donde la presencia naval es crucial para la proyección de fuerzas.
Actualmente, el USS Enterprise (CVN-80) se encuentra en plena construcción en las instalaciones de Newport News Shipbuilding de Huntington Ingalls Industries, en Virginia. Inicialmente, la Armada había previsto incorporar este coloso naval a su flota para la primavera de 2028. Sin embargo, una serie de complicaciones logísticas y escasez de material han obligado a retrasar su entrega 18 meses, reprogramándola para septiembre de 2029.
Retrasos en el Supercarrier Clase Ford: Implicaciones para la flota
Todd Corillo, portavoz de Newport News Shipbuilding, ha expresado su preocupación por los contratiempos: “Cualquier desviación que alargue los intervalos entre plataformas respecto a los planes y previsiones de construcción naval previamente aprobados es preocupante por la posible perturbación de nuestra base de proveedores, que continúa su recuperación en medio de importantes niveles de demanda de sus materiales y productos.” Estas palabras subrayan la tensión existente entre los ambiciosos proyectos navales y las realidades del mercado de suministros.
Junto con el USS Enterprise, también están en construcción el segundo y el cuarto portaaviones de esta serie, el USS John F. Kennedy (CVN-79) y el USS Doris Miller (CVN-81), lo que demuestra el compromiso constante con el avance de las capacidades navales de Estados Unidos.
Innovaciones y capacidades: Superportaaviones clase Ford
Los portaaviones de la clase Ford representan la vanguardia de la tecnología naval, con 23 innovaciones que los sitúan a la cabeza de la ingeniería marítima. Entre ellas destaca el Sistema Electromagnético de Lanzamiento de Aeronaves (EMALS), capaz de catapultar aviones un 30% más rápido que las anteriores técnicas basadas en el vapor.
Este avance, unido a unos elevadores de artillería de última generación y a unos sistemas de detención mejorados, promete una eficacia operativa sin precedentes. El USS Enterprise albergará cerca de 100 aeronaves, entre ellas el sigiloso F-35B/C Lightning II, el F/A-18 Super Hornet y el avión de guerra electrónica E/A-18G Growler.
El desembolso inicial para esta nueva generación de superportaaviones no es menor, alcanzando los 13.000 millones de dólares para el USS Gerald R. Ford. A pesar de su elevado coste, se prevé una reducción de la inversión futura para los sucesivos portaaviones de la clase Ford, aunque seguirán siendo significativamente más caros que sus predecesores de la clase Nimitz.
La construcción de los portaaviones de la clase Ford ha sido un proceso largo, que se ha prolongado casi dos décadas desde la fase de adquisición hasta la integración del Gerald R. Ford en la flota activa. En un contexto de crecientes tensiones con China en el Indo-Pacífico, la pronta disponibilidad y operatividad de estos gigantes marítimos resultará esencial para el futuro estratégico y la seguridad nacional de Estados Unidos.