Un submarino ruso se hundió en el peor accidente submarino de la historia del país. El Kursk, parte de un juego de guerra, sufrió dos explosiones devastadoras que provocaron su hundimiento.
Aunque la mayoría de los tripulantes perdio la vida, hubieron 23 supervivientes atrapados en el interior del submarino. Mientras tanto, los esfuerzos de rescate se ven obstaculizados y el presidente Putin enfrenta duras críticas por su manejo de la tragedia.
El inicio de la tragedia del submarino Kursk en el mar
El 15 de agosto de 2000, en el mar de Barents, el submarino Kursk, un buque de la clase Oscar II, participaba en un ejercicio de guerra simulado.
La misión consistía en un ataque ficticio contra el portaaviones Admiral Kuznetsov y el crucero de batalla Pyotr Velikiy para evaluar la respuesta de la armada rusa ante una incursión enemiga. Sin embargo, de manera repentina, dos explosiones sacuden la zona de operaciones y desencadenan una serie de eventos catastróficos.
La cadena de explosiones en el submarino Kursk
Las explosiones, de una fuerza devastadora, fueron sentidas incluso por los marineros del Pyotr Velikiy. La primera detonación, probablemente causada por una soldadura defectuosa en la cámara de combustible de peróxido de hidrógeno, activó uno de los torpedos que llevaba una ojiva de gran tamaño. Estos torpedos utilizan peróxido de hidrógeno como combustible, desencadenando una reacción en cadena incontrolable.
El incendio resultante provoca la segunda explosión, destruyendo los restantes torpedos. Lamentablemente, la mayoría de la tripulación pierde la vida en este momento. Por fortuna, no había armas nucleares a bordo.
La explosión abrió un agujero en la proa del submarino, justo encima de la sala de torpedos. El Kursk se sumerge rápidamente a una profundidad de 354 pies, hundiéndose en un ángulo de 20 grados.
Los esfuerzos desesperados de los supervivientes
A pesar de la tragedia, 23 marineros lograron sobrevivir y se mantuvieron atrapados en el noveno compartimento del submarino. Desesperados por ser rescatados, intentan alertar a los barcos de búsqueda mediante golpes en las paredes del submarino.
Sin embargo, las condiciones del agua y el tiempo adverso dificultan los esfuerzos de rescate.
El presidente Putin bajo críticas
La respuesta de la marina rusa y del presidente Vladimir Putin frente a la tragedia fue objeto de severas críticas. Putin se enfrentó a un duro desafío en sus primeros días como presidente y su manejo de la situación es cuestionado.
La demora en aceptar ayuda internacional y su ausencia en el lugar del rescate generó descontento entre los familiares de los marineros y el público. Putin fue visto como insensible al accidente y carente de fuertes habilidades de liderazgo.
Muchos pensaron que si él ordenó a la marina que trabajara con rescatistas internacionales, los sobrevivientes podrían haber llegado a la superficie. Las familias nunca perdonaron a Putin, y tuvo la suerte de recuperarse políticamente después de la tragedia.