Durante un evento significativo en la Base Aérea Eglin en Florida, tres F-16 Fighting Falcons ejecutaron un aterrizaje impecable, marcando el comienzo de una nueva era para estos colosos aéreos. Estos aviones están a punto de someterse a una revolucionaria conversión, pasando de ser cazas pilotados a drones completamente autónomos bajo el emblemático Programa VENOM de piloto automático.
El proyecto, oficialmente denominado Viper Experimentation and Next-gen Operations Model-Autonomy [VENOM-A] Flying Testbed, representa un paso adelante en el compromiso de la Fuerza Aérea de EE. UU. con la investigación y el desarrollo de tecnologías autónomas para el teatro de operaciones aéreo futuro. Esta iniciativa es un componente clave de un plan más amplio que busca potenciar la eficiencia y eficacia operativas a través de la integración de sistemas autónomos.
Transformando Aviones en Autónomos: La Misión del Programa VENOM-A
Centrado en un enfoque de investigación detallada, desarrollo minucioso y una serie de pruebas y evaluaciones exhaustivas, el programa VENOM-A aspira a innovar y desplegar sistemas autónomos que respalden una diversidad de misiones aéreas. Estos sistemas, orientados por el análisis de datos, tienen el potencial de perfeccionar la toma de decisiones, reducir la probabilidad de errores humanos y aumentar la precisión operativa en un espectro amplio de escenarios.
Uno de los propósitos secundarios, pero no menos importante, de VENOM-A es el desarrollo de tecnologías que permitan a las aeronaves operar independientemente de los servicios de GPS, incrementando así sus posibilidades de supervivencia en situaciones comprometidas.
El proyecto contempla la modernización de un grupo aún no especificado de aviones con tecnologías avanzadas, aunque los detalles específicos sobre los modelos afectados y la índole de las mejoras permanecen en reserva.
Es plausible anticipar que las actualizaciones se enfocarán en la integración de tecnologías y sistemas autónomos de punta para ampliar las capacidades operativas. Entre las posibles mejoras se incluyen sensores de detección avanzados para una conciencia situacional mejorada, sistemas de navegación de última generación aptos para entornos desprovistos de GPS y algoritmos sofisticados para la toma de decisiones autónoma.
En conclusión, la iniciativa VENOM-A destaca el esfuerzo continuo de la Fuerza Aérea de EE. UU. por incorporar tecnología de vanguardia y mantener su liderazgo en capacidades operativas avanzadas. La integración de sistemas autónomos en su flota de aeronaves subraya su compromiso con la innovación y la preparación ante los retos futuros.
Autonomía Aérea: El Futuro Comienza con F-16 Transformados
La odisea hacia la autonomía iniciará con la transición de los F-16, de ser cazas tripulados a estar bajo el mando de sistemas autónomos de control durante vuelos de prueba. Este avance es parte del empeño de la Fuerza Aérea de EE. UU. por comprobar la eficacia del vuelo autónomo, alineándose con el innovador esquema Joint Combat Aircraft [CCA].
El proyecto CCA visiona la integración de más de 1.000 aeronaves autónomas en las flotas del F-35A y en los sistemas de combate aéreo de supremacía de próxima generación. Bajo esta propuesta, por cada conjunto de 200 plataformas NGAD se sumarían dos CCA, y por cada 300 F-35 se incorporarían otros dos CCA.
Estas aeronaves autónomas ofrecen versatilidad funcional, capaces de ejecutar tareas de guerra electrónica, recolección de inteligencia, reconocimiento avanzado y la ejecución de ataques contra objetivos hostiles mediante armamento convencional o misiles. Adicionalmente, los CCA pueden actuar como señuelos, ofreciendo una ventaja táctica crucial.
Innovación y Financiamiento: Preparando el Escenario para CCA
El presupuesto proyectado para 2024 destina cerca de 50 millones de dólares al proyecto VENOM, con el fin de ensayar el software autónomo en los F-16. Adicionalmente, se asignaron 69 millones de dólares para desarrollar un equipo vanguardista dedicado a establecer las bases y procedimientos para una integración fluida de los CCA en las unidades de combate.
El secretario de la Fuerza Aérea, Frank Kendall, indicó en noviembre de 2023 que el arsenal de CCA podría exceder la cifra proyectada inicialmente de 1.000 unidades. No obstante, para contemplar cualquier implementación a gran escala, es imperativo entender a fondo la tecnología detrás del vuelo autónomo y asegurar su integración cohesiva en los procedimientos operativos estándar. Las evaluaciones del Proyecto Venom buscan facilitar este entendimiento, recabando datos esenciales de la interacción entre pilotos y sistemas de IA.
Estas pruebas están diseñadas para proporcionar a la USAF conocimientos críticos sobre cómo dirigir el despliegue de los CCA de manera efectiva, mitigando los riesgos asociados a la coexistencia de drones autónomos y aviones tripulados.
Costo y Factibilidad: Navegando hacia el Futuro de las ACC
La factibilidad económica de los CCA es fundamental, debiendo ser lo suficientemente accesibles para justificar su uso incluso con la posibilidad de pérdidas en combate. Según Kendall, el coste de cada CCA podría oscilar entre el 25% y el 33% del precio de un F-35, situándose en un rango de 20 a 27 millones de dólares por unidad. Esta rentabilidad permitiría una implementación más audaz de los CCA, disminuyendo el riesgo para los pilotos. Sin embargo, esta propuesta no encontró un respaldo entusiasta en el Congreso de EE. UU. en términos de financiación.
Ante este panorama, la Fuerza Aérea explora alternativas para avanzar en este proyecto, con 2028 marcado como el año objetivo para alcanzar la capacidad operativa plena. Kendall ha señalado que existen “contratistas potenciales” listos para iniciar los trabajos preliminares, incluso antes de que el proyecto reciba la aprobación final.
Pioneros del Cielo: La Inaugural Misión No Tripulada del F-16
Retrocediendo hasta un luminoso 19 de septiembre de 2013, presenciamos un hito en la aviación militar de Estados Unidos: el primer vuelo de prueba del F-16 no tripulado, llevado a cabo en la Base Aérea Tyndall en Florida. El 82.º Escuadrón de Objetivos Aéreos, perteneciente al 53.º Grupo de Evaluación de Armas, fue el responsable de transformar un F-16 en el dron QF-16, allanando el camino para esta prueba sin precedentes.
El QF-16 demostró su valía durante un vuelo de 55 minutos, controlado desde tierra por un equipo de pilotos de pruebas de la Fuerza Aérea. Alcanzando alturas de 40.000 pies y velocidades de hasta Mach 1.47, el dron ejecutó maniobras complejas como giros de barril y la maniobra «S dividida», probando su capacidad para replicar las acciones de su homólogo tripulado.
El Amanecer de una Nueva Era: Los QF-16 Definen el Futuro
Esta prueba exitosa estableció un precedente para el uso futuro de los QF-16, destinados principalmente a servir como blancos aéreos en el desarrollo y validación de nuevas armas y tácticas. Este logro no solo representa un capítulo significativo en la historia de la aviación no tripulada, sino que también destaca el potencial de operar cazas de combate de forma remota.
Introduciendo al QF-16, una creación de Boeing, este dron es una adaptación del F-16 Fighting Falcon, un caza multipropósito originalmente desarrollado por general Dynamics para la Fuerza Aérea de Estados Unidos. Con modificaciones que incluyen sistemas de terminación de vuelo y recopilación de datos, el QF-16 actúa como un blanco real para la evaluación de sistemas de armas aire-aire.
El QF-16 se caracteriza por su capacidad de operar tanto en modo tripulado como no tripulado, con la gestión de control pasando al suelo cuando se encuentra en este último. Esto lo convierte en un blanco ideal para pruebas, dada su habilidad para alcanzar velocidades supersónicas y realizar maniobras de hasta 9 g, similares a las de un F-16 convencional.
Aunque los F-16 están diseñados principalmente para asegurar la superioridad aérea y realizar ataques terrestres, el QF-16 fue creado con el propósito específico de servir como blanco en pruebas de armamento. Su rendimiento excepcional representa un desafío realista para los sistemas de armas en desarrollo, distinguiéndose del F-16 más por su función que por sus capacidades. Mientras el QF-16 está enfocado en pruebas, el F-16 sigue siendo un versátil caza de combate, demostrando la diversidad de roles dentro de la misma familia de aeronaves.