Donald Trump anunció el plan de defensa antimisiles Cúpula Dorada, liderado por el general Michael Guetlein, para proteger a EE. UU. en tres años.
Trump presenta la Cúpula Dorada con liderazgo de Guetlein
El presidente Donald Trump anunció el 20 de mayo de 2025, desde la Oficina Oval, el ambicioso programa de defensa antimisiles Cúpula Dorada, diseñado para proteger a Estados Unidos de amenazas aéreas y espaciales. Acompañado por el secretario de Defensa Pete Hegseth y el vicejefe de operaciones espaciales de la Fuerza Espacial, general Michael A. Guetlein, Trump destacó la urgencia del proyecto, afirmando que es crucial para la “supervivencia” del país frente a un “mundo malvado”. El programa, con un costo estimado de 175 mil millones de dólares, busca estar operativo antes del fin de su mandato en 2029, un plazo que expertos consideran extremadamente desafiante.
Trump designó a Guetlein, un experimentado oficial con trayectoria en sistemas espaciales, para liderar el proyecto. Guetlein, quien previamente comandó el Comando de Sistemas Espaciales y fue deputy director de la Oficina Nacional de Reconocimiento, aporta experiencia en adquisiciones y tecnologías de detección de misiles. El presidente afirmó que la Cúpula Dorada integrará “tecnologías de próxima generación” en tierra, mar y espacio, con capacidad para interceptar misiles balísticos, hipersónicos y de crucero, incluso si son lanzados desde el espacio o desde el otro lado del mundo.
El anuncio incluyó la aprobación de una “arquitectura” para el sistema, aunque detalles específicos sobre su diseño permanecen incompletos. Trump señaló que Canadá expresó interés en unirse al proyecto, lo que podría fortalecer la cooperación en el marco de NORAD. Además, destacó que el sistema será completamente fabricado en Estados Unidos, beneficiando a estados como Alaska, Florida, Georgia e Indiana. El senador Jim Banks subrayó que los sensores satelitales serán producidos por L3Harris Technologies en Fort Wayne, Indiana, impulsando la industria de defensa local.
El Pentágono planea iniciar el proyecto con un presupuesto inicial de 25 mil millones de dólares, incluido en un paquete de reconciliación presupuestaria liderado por los republicanos en el Congreso. Sin embargo, la Oficina de Presupuesto del Congreso estima que el costo total podría oscilar entre 161 mil millones y 831 mil millones de dólares en las próximas dos décadas, especialmente por los interceptores espaciales, una tecnología aún en desarrollo. Esta disparidad genera escepticismo sobre la viabilidad financiera y técnica del proyecto.
Datos clave sobre la Cúpula Dorada
- Costo estimado: 175 mil millones de dólares según Trump; hasta 831 mil millones según la Oficina de Presupuesto del Congreso.
- Líder del proyecto: general Michael A. Guetlein, vicejefe de operaciones espaciales de la Fuerza Espacial.
- Plazo: Operativo antes de 2029, según Trump, aunque expertos consideran el cronograma poco realista.
- Componentes: Sensores e interceptores terrestres, marítimos y espaciales para contrarrestar misiles balísticos, hipersónicos y de crucero.
- Colaboradores: Empresas como Lockheed Martin, Raytheon, L3Harris Technologies y potencialmente SpaceX.
- Alcance: Protección contra amenazas desde cualquier parte del mundo, incluyendo ataques desde el espacio.
Alcance y desafíos técnicos de la Cúpula Dorada
La Cúpula Dorada se presenta como un “sistema de sistemas”, integrando capacidades existentes como los sistemas THAAD y Aegis Ashore de Lockheed Martin, junto con nuevas tecnologías de detección y destrucción de misiles. El programa busca contrarrestar amenazas avanzadas, incluyendo misiles balísticos intercontinentales (ICBM), armas hipersónicas y sistemas de bombardeo orbital fraccionado, según un informe de la Agencia de Inteligencia de Defensa del 14 de mayo de 2025. Este informe advierte que las amenazas de misiles contra EE. UU. crecerán en escala y sofisticación en la próxima década, con países como China y Rusia diseñando sistemas para explotar brechas en las defensas actuales.
El general Guetlein destacó la necesidad de proteger el territorio estadounidense frente a adversarios que modernizan sus arsenales nucleares y desarrollan misiles capaces de evadir radares. En un testimonio ante el Congreso en marzo de 2025, comparó el proyecto con el Proyecto Manhattan, destacando su magnitud y la necesidad de una colaboración intergubernamental sin precedentes. La Fuerza Espacial desempeñará un rol central, aprovechando satélites en órbita baja para comunicaciones, sensores proliferados y sistemas de alerta de misiles como el SBIRS. Sin embargo, Guetlein reconoció que la integración de operaciones de defensa e inteligencia, reguladas por los Títulos 10 y 50 del código estadounidense, será un desafío organizacional significativo.
El proyecto también enfrenta críticas técnicas. Analistas de TD Cowen, Roman Schweizer y Liz Huseynov, expresaron escepticismo sobre la factibilidad de un escudo continental “impermeable”, aunque reconocieron que la Cúpula Dorada podría catalizar el desarrollo de capacidades espaciales críticas. Además, expertos en control de armas advierten que el sistema podría desestabilizar la doctrina nuclear al debilitar la capacidad de respuesta de otras naciones, lo que podría escalar tensiones globales.
La participación de empresas como SpaceX, Palantir y Anduril ha generado debate. Aunque Elon Musk negó inicialmente el interés de SpaceX, informes de Reuters sugieren que la compañía podría fabricar cohetes y satélites para el programa. Otras firmas, como Booz Allen Hamilton, proponen constelaciones de hasta 2,000 satélites para detección e intercepción, con un costo inicial de 25 mil millones de dólares. Estas propuestas resaltan la complejidad técnica y financiera del proyecto.
Contexto histórico y apoyo político
La Cúpula Dorada evoca la Iniciativa de Defensa Estratégica de Ronald Reagan, conocida como “Star Wars”, que buscaba un escudo antimisiles en los años 80 pero no se materializó debido a limitaciones tecnológicas y costos elevados. Pete Hegseth afirmó que los avances tecnológicos actuales hacen viable el proyecto, destacando que “la tecnología no estaba ahí entonces, pero ahora sí”. El sistema se inspira parcialmente en el Cúpula de Hierro de Israel, efectivo contra cohetes de corto alcance, aunque la escala continental de la Cúpula Dorada requiere una arquitectura mucho más compleja.
El apoyo político es notable entre los republicanos. El senador Roger Wicker, presidente del Comité de Servicios Armados del Senado, prometió incluir los 25 mil millones de dólares iniciales en un proyecto de ley de gastos. Los senadores Dan Sullivan y Kevin Cramer también respaldan el proyecto, proponiendo 18.5 mil millones de dólares adicionales para 2026. Sin embargo, demócratas en el Senado expresaron preocupaciones éticas sobre la influencia de SpaceX y el proceso de adquisición, lo que podría complicar la aprobación de fondos.
El proyecto también tiene implicaciones económicas. Más de 180 empresas han mostrado interés en participar, según un oficial del Pentágono citado por Reuters. Contratistas como Lockheed Martin, RTX Corp y L3Harris ya están posicionados para suministrar sistemas existentes y desarrollar nuevos componentes. La fabricación de sensores en Indiana y el despliegue de infraestructura en Alaska prometen beneficios económicos regionales, aunque la escala del gasto genera preocupación por el impacto en otros programas de defensa, como la modernización de los ICBM de la Fuerza Aérea.
En conclusión, la Cúpula Dorada representa un esfuerzo monumental para reforzar la seguridad de EE. UU. frente a amenazas crecientes, liderado por un general con experiencia en el dominio espacial. Aunque el proyecto cuenta con fuerte respaldo político y tecnológico, enfrenta desafíos técnicos, financieros y geopolíticos que pondrán a prueba su viabilidad en los próximos años.