Desde el inicio de la invasión a gran escala de Ucrania, el Ministerio de Defensa del Reino Unido ha publicado análisis diarios de la guerra, revelando la incapacidad de la Fuerza Aérea rusa para operar de manera efectiva.
El Ministerio de Defensa británico critica a la Fuerza Aérea rusa por su incapacidad
A pesar de dos años y medio de conflicto, la Fuerza Aérea rusa no ha logrado destruir a su contraparte ucraniana, más débil en recursos y equipamiento.
El Ministerio ha informado que la Fuerza Aérea rusa podría estar operando con hasta un 25% menos de su capacidad previa a la guerra. Esta cifra refleja una degradación considerable, exacerbada por la pérdida de varios bombarderos estratégicos.
La incapacidad de la Fuerza Aérea rusa de aplastar a su enemigo plantea dudas sobre la efectividad de sus tácticas, su entrenamiento y el estado de su flota de aeronaves.
El ataque al buque mercante Aya y el uso de misiles AS-4 Kitchen
El 3 de octubre de 2024, el Ministerio de Defensa del Reino Unido emitió un informe detallando un incidente en el que el buque mercante MV Aya fue alcanzado por un misil antibuque AS-4 Kitchen, lanzado desde un bombardero Tu-22M3 Backfire. El ataque ocurrió mientras el barco se desplazaba desde el puerto de Odesa hacia Egipto, transportando grano.
El informe también señala que el fallo en la detonación del misil evitó un daño catastrófico al buque. Según el Ministerio, es poco probable que el objetivo original fuera el MV Aya, lo que sugiere una mala selección de objetivos por parte de los pilotos rusos.
La mala selección de objetivos y el uso de municiones anticuadas han sido problemas recurrentes para la Fuerza Aérea rusa, lo que refleja sus limitaciones técnicas y operacionales en la guerra.
El uso cauteloso de los Tu-22M3 y las pérdidas recientes en combate
Desde abril de 2024, Rusia ha adoptado un enfoque más cauteloso con sus operaciones de bombardeo en el mar Negro, después de perder un Tu-22M3 Backfire por un misil ucraniano modificado S-200. Las pérdidas de bombarderos estratégicos han continuado, incluyendo otro Tu-22M3 que se estrelló en Siberia en agosto.
Además, la Fuerza Aérea rusa sufrió otra baja importante en septiembre, cuando Ucrania destruyó un sistema de radar Nebo-M, diseñado para detectar aeronaves furtivas como el F-22 y el F-35. Este radar es uno de los pocos que Rusia posee.
Estas pérdidas subrayan las crecientes dificultades de la Fuerza Aérea rusa para mantener la superioridad aérea, especialmente contra un oponente como Ucrania, que ha demostrado ser más resiliente de lo anticipado.
Explosiones en la base aérea rusa de Borisoglebsk durante la noche
La situación empeora para la Fuerza Aérea rusa. En la madrugada de octubre, explosiones en la base aérea de Borisoglebsk sugieren un nuevo ataque ucraniano. Videos en redes sociales muestran destrucción en la base, que alberga cazas Su-34 y Su-35.
Hasta el momento, no está claro si alguna aeronave fue destruida, pero la destrucción de la infraestructura clave añade otro golpe a las ya menguadas capacidades rusas. Este tipo de ataques, aunque no confirmados oficialmente, son consistentes con la capacidad creciente de Ucrania para atacar objetivos de alto valor.
Los recientes eventos destacan las deficiencias logísticas y tácticas de la Fuerza Aérea rusa, dejando en claro que su superioridad en número no se ha traducido en una ventaja decisiva.