Turquía ha completado el desarrollo de Gazap, su bomba no nuclear más potente, según informó la Agencia Anadolu el 7 de agosto de 2025. Esta munición aérea, presentada en IDEF 2025 y diseñada por el centro de investigación y desarrollo del ministerio de Defensa Nacional, pesa 970 kilogramos y cuenta con todas las certificaciones necesarias para su operatividad. Combina explosión termobárica y fragmentación controlada para causar daños extensos en áreas amplias con alta efectividad.
Gazap se clasifica como bomba de fragmentación de alta potencia, con una densidad de 10,16 fragmentos por metro, triplicando la de bombas estándar MK que promedian tres fragmentos por metro cuadrado. Su carcasa contiene aproximadamente 10.000 fragmentos metálicos que se dispersan en un radio de un kilómetro desde el punto de impacto, siguiendo un patrón controlado similar al de una granada defensiva para maximizar cobertura y penetración contra objetivos.
Las pruebas militares confirmaron su capacidad destructiva. En un ensayo de campo abierto, la detonación produjo un destello intenso, ondas de choque potentes y una nube de humo y escombros que alcanzó un diámetro de 160 metros. La explosión termobárica de Gazap genera una sobrepresión extrema y temperaturas hasta 3.000 grados Celsius, capaces de derretir acero y hormigón. El contacto directo con tejido humano causaría quemaduras profundas. Esta munición se considera una de las armas convencionales más destructivas, con efectos comparables a cargas nucleares tácticas sin ser un arma nuclear.
Gazap es compatible con los aviones de combate F-16 y F-4 Phantom en servicio en la Fuerza Aérea Turca. Los responsables del programa señalaron la posibilidad de adaptar la bomba para su lanzamiento desde drones armados, lo que ampliaría sus usos operativos. Esta arma mejora la capacidad turca para atacar objetivos de superficie a gran escala y causar daños estructurales importantes, contribuyendo a su posición como productor de sistemas de armas avanzados en el mercado global de defensa.
Desde el punto de vista operativo, Gazap ofrece a Turquía una capacidad de ataque convencional de alto rendimiento para neutralizar concentraciones de tropas, infraestructura crítica y posiciones fortificadas en un área amplia con un solo ataque. Su combinación de explosión termobárica y alta densidad de fragmentación permite ataques de saturación para interrumpir formaciones enemigas o impedir reagrupamientos tras el impacto. En conflictos de alta intensidad, Gazap también incrementa las opciones tácticas de la Fuerza Aérea Turca y puede ejercer presión sobre adversarios.