El embajador Thomas Barrack afirmó que la disputa por los S 400 podría resolverse en pocos meses y abrió la posibilidad de que Turquía retorne al programa F 35.
Turquía ajusta su posición sobre S 400 y busca recuperar acceso al F 35
Estados Unidos y Turquía sostienen conversaciones técnicas que se centran en la situación del sistema S 400, cuya presencia motivó la salida de Ankara del programa F 35. Las declaraciones del embajador Thomas Barrack confirmaron que Washington observa la inactividad actual de los S 400 y evalúa si ese escenario permite un cambio en la postura oficial. La administración estadounidense mantiene un marco legal que exige una resolución verificable sobre ese sistema de origen ruso.
El gobierno turco informó que los S 400 permanecen inactivos y que se encuentran guardados bajo control de las fuerzas armadas. Ese estatus redujo algunas objeciones técnicas que Estados Unidos señaló desde 2019, aunque la presencia física del sistema sigue representando el punto central del desacuerdo. La Sección 1245 de la Ley de Autorización de Defensa de 2020 estableció la obligación de que Turquía retire el sistema para permitir cualquier transferencia de F 35.
Las autoridades turcas reiteraron su interés en recuperar los aviones por los que el país ya pagó y en reingresar al programa del caza furtivo. El presidente Recep Tayyip Erdogan sostuvo que su expulsión resultó injusta y recalcó la disposición de Ankara a avanzar en negociaciones técnicas. Las delegaciones de ambos países sostuvieron reuniones durante 2025 para examinar opciones que cumplan con los requisitos legales estadounidenses.

La industria aeronáutica turca mantiene un interés directo en el retorno al programa, ya que su participación inicial incluyó la fabricación de unas 900 piezas y la expectativa de ingresos cercanos a nueve mil millones de dólares. La exclusión del programa produjo pérdidas económicas relevantes y dejó seis aeronaves completadas sin entrega, todas ubicadas en instalaciones estadounidenses.
Aspectos determinantes para el análisis técnico estadounidense
- La ley de defensa de Estados Unidos condiciona cualquier transferencia de F 35 a la retirada efectiva del sistema S 400.
- Turquía confirmó que los S 400 no permanecen activos y que se encuentran guardados para uso eventual.
- Seis F 35 destinados a Turquía se completaron y permanecen en Estados Unidos sin entrega final.
- La industria turca perdió contratos por aproximadamente nueve mil millones de dólares tras la expulsión del programa.
Estados Unidos mantiene reservas legales mientras Turquía busca alternativas
El Departamento de Estado reiteró en agosto de 2025 que su posición sobre el regreso de Turquía al programa F 35 no experimentó cambios. Una carta enviada a un legislador estadounidense recordó que el país quedó excluido en 2019 y que la presencia del sistema S 400 continúa siendo incompatible con la transferencia del avión de combate. Esa comunicación confirmó que el marco legal vigente limita la flexibilidad del Ejecutivo incluso si se registran progresos políticos.

Turquía intentó reducir el impacto de su salida mediante la modernización de su flota aérea. Estados Unidos aprobó en 2024 la venta de cuarenta F 16 Block 70 y decenas de kits de actualización, por un valor estimado de veintitrés mil millones de dólares. El Congreso no bloqueó la operación, lo que permitió avanzar en los pasos administrativos. Turquía decidió que su industria nacional asumiría la modernización de setenta y nueve F 16 ya en servicio.
El gobierno turco amplió su búsqueda de proveedores en Europa. En julio de 2025 firmó con el Reino Unido un memorando sobre la venta de cuarenta Eurofighter Typhoon, después de que Alemania retiró su objeción inicial. Más adelante, Ankara y Londres acordaron la adquisición de veinte unidades adicionales. Ese proceso amplió el abanico de opciones para sostener la capacidad de combate mientras el futuro del F 35 permanece sujeto a decisiones legales y técnicas en Washington.
El desarrollo del caza nacional Kaan avanzó como parte de la estrategia de largo plazo de Turquía. El prototipo efectuó su primer vuelo en febrero de 2024 con motores estadounidenses y permaneció en fase de ensayos. Las autoridades fijaron la meta de iniciar entregas en 2028 con una primera serie de veinte unidades, aunque el programa todavía necesita ajustes técnicos y pruebas adicionales para cumplir los plazos anunciados.
El origen del desacuerdo por S 400 y su impacto industrial y operativo
La disputa actual se originó cuando Turquía decidió adquirir dos baterías del sistema ruso S 400 en 2017 por un valor aproximado de dos mil quinientos millones de dólares. El primer envío llegó en julio de 2019 y, días después, el Departamento de Defensa de Estados Unidos confirmó la salida de Turquía del programa F 35. Washington argumentó que la presencia del sistema ruso junto al caza furtivo podía generar riesgos para la protección de información sensible del avión.

Las autoridades turcas indicaron que el sistema no se integró en la red nacional de defensa antiaérea. Documentos oficiales y declaraciones de responsables dejaron claro que solo se activaría en casos específicos. En diciembre de 2023, el ministro de Defensa, Yaşar Güler afirmó que los S 400 permanecían guardados en una ubicación no revelada y listos para un despliegue eventual, pero sin actividad permanente. Ese planteamiento explicó la ausencia de integración en proyectos de defensa antiaérea turcos recientes.
El costo acumulado de la crisis alcanzó cifras significativas. Turquía pagó cerca de mil doscientos cincuenta millones de dólares para integrarse en el programa F 35 y desembolsó alrededor de dos mil quinientos millones de dólares por los S 400. A esto se sumó la estimación de nueve mil millones de dólares en ingresos industriales que la industria turca dejó de recibir tras la expulsión. El impacto global se calculó en trece mil millones de dólares.
La administración estadounidense aplicó sanciones a Turquía mediante la ley CAATSA en 2020. Las medidas afectaron a la Presidencia de la Industria de Defensa turca y a varios funcionarios. Esas sanciones se sumaron a la prohibición establecida por el Congreso para cualquier transferencia o coproducción del F 35 mientras el S 400 permanezca en territorio turco. La estructura legal estableció límites concretos para cualquier negociación posterior entre ambos gobiernos.
