Bloomberg dice que Ankara sopesa devolver los S-400 a Rusia para reingresar al F-35; el Kremlin lo niega y EE. UU. exige abandonar el sistema.
Ankara plantea devolver los S-400 a Rusia para reabrir el acceso al F-35
Bloomberg News informó el miércoles que Turquía estudia entregar a Rusia los sistemas antiaéreos S-400 comprados en 2017. Ankara calcula que ese gesto eliminaría el veto que hoy le impide comprar cazas F-35 a Estados Unidos. La agencia citó a funcionarios turcos y rusos. Bloomberg indicó que el debate incluye la devolución del dinero pagado por el sistema.
Bloomberg añadió que el presidente Recep Tayyip Erdogan presentó la propuesta a Vladimir Putin durante una cita al margen de una cumbre en Turkmenistán la semana pasada. Según esa versión, Ankara busca recuperar el dinero entregado por los S-400. La compensación podría llegar mediante importaciones con rebaja de petróleo y gas natural rusos. La idea apunta a resolver el nudo político creado por la compra de 2017 y facilitar un nuevo acuerdo con Estados Unidos.
El Kremlin rechazó la versión el jueves y aseguró que la devolución de los S-400 no figuró en la agenda de la reunión. Turquía evitó pronunciarse sobre el informe. Al mismo tiempo, Ankara mantiene su interés por adquirir varios F-35, pero continúa excluida del programa estadounidense por la compra del sistema ruso. Ese bloqueo sigue como el principal obstáculo para reanudar la cooperación y condiciona el debate interno sobre su política de defensa.

Durante el primer mandato de Donald Trump, Estados Unidos retiró a Turquía, aliada de la OTAN, del programa emblemático F-35 tras la compra de los S-400 a Rusia. Autoridades estadounidenses expresaron temor a que el sistema antiaéreo obtenga datos sobre las capacidades del F-35 y que esa información llegue a Rusia. Esa preocupación sostiene la línea dura de Washington. Por eso, la solución propuesta gira en torno a la posesión y operación del sistema.
Claves del debate sobre S-400 y el acceso turco al programa F-35
- La compra de los S-400 en 2017 causó la salida de Turquía del programa F-35.
- Bloomberg reportó que Erdogan planteó a Putin devolver el sistema tras la cumbre en Turkmenistán.
- Ankara busca recuperar el pago con compensación mediante importaciones rebajadas de petróleo y gas natural rusos.
- El Kremlin afirmó que devolver los S-400 no formó parte de la agenda de la reunión.
- Tom Barrack dijo que, por ley estadounidense, Turquía no debe operar ni poseer los S-400 para volver al programa.
Estados Unidos condiciona la venta del F-35 a la salida del S-400
La semana pasada, el embajador de Estados Unidos en Turquía, Tom Barrack, afirmó que ambos gobiernos sostienen conversaciones “fructíferas” sobre una eventual venta de los cazas furtivos de última generación. En ese diálogo, Washington vincula el asunto con la situación de los S-400 y con los riesgos que el sistema plantea para la seguridad. Barrack presentó el tema como un expediente técnico y legal que debe cerrar antes de cualquier paso sobre el F-35.
En un mensaje en X, Barrack escribió que, según la ley estadounidense, Turquía ya no debe operar ni poseer el sistema S-400 para volver al programa F-35. Con esa frase, el diplomático fijó el requisito central de Washington y lo expuso como condición previa. El planteo resume el núcleo del desacuerdo: la presencia del sistema ruso en territorio turco y el temor de Estados Unidos a que afecte la seguridad del avión.

Barrack sostuvo que la relación positiva entre el presidente Trump y el presidente Erdogan creó un nuevo ambiente de cooperación. Dijo que esa sintonía dio lugar a las conversaciones más fructíferas sobre el tema en casi una década. En su lectura, el canal político abrió espacio para discutir condiciones y garantías. El énfasis recae en el entendimiento entre ambos mandatarios como base para revisar un veto que persiste desde la salida del programa.
El embajador señaló que su expectativa es lograr un avance en los próximos meses que cumpla los requisitos de seguridad tanto de Estados Unidos como de Turquía. También indicó que un acuerdo exige garantías para los dos países y respeto de las normas del programa. En este marco, la discusión gira alrededor de cómo resolver el futuro de los S-400 sin abrir vulnerabilidades en un socio de la OTAN y frente a Rusia.
Israel expresa objeciones y Turquía impulsa compras de Eurofighter Typhoon
Israel ha expresado en otras ocasiones inquietud por una posible venta de F-35 a Turquía y a otros países cercanos. Su objetivo es preservar la ventaja militar cualitativa en la región. Esa postura reaparece cada vez que se discuten transferencias de armamento avanzado en Oriente Medio. El debate se suma al contexto político que rodea la relación entre Ankara, Washington y los aliados regionales cuando la Casa Blanca considera ventas que alteran el equilibrio.
Israel mantiene la única flota de F-35 en Oriente Medio: opera 45 aparatos y tiene 30 más en pedido. Aun así, Trump anunció la venta de F-35 a Arabia Saudí, lo que generó inquietud en el Estado judío. Según funcionarios y expertos consultados por Reuters, los aviones destinados a Riad serán menos avanzados que los que operan las Fuerzas de Defensa de Israel. Ese antecedente influye en cómo Israel mira futuros acuerdos en la zona.

En los últimos meses, Turquía, con el segundo ejército más grande de la OTAN, intenta aprovechar sus mejores vínculos con Occidente en años para renovar una flota envejecida. Su hoja de ruta contempla, primero, la adquisición de 40 Eurofighter Typhoon y, después, aviones F-35 fabricados en Estados Unidos.
Esa campaña registró avances con los Eurofighter. En octubre, el primer ministro británico Keir Starmer anunció que el Reino Unido venderá a Turquía 20 Eurofighters nuevos. Hasta que lleguen, Ankara comunicó compras temporales para reforzar su inventario: 12 Eurofighters de Qatar y 12 de Omán. Con ese puente, Turquía busca sostener su defensa antiaérea mientras negocia opciones adicionales. La operación pretende cubrir el periodo de entrega y apoyar el plan de renovación de la flota.
Críticas de Erdogan a Israel y vínculo con Hamás agravan fricciones
Erdogan figura entre los críticos más explícitos de Israel en la escena internacional. Durante los dos últimos años de guerra, acusó repetidas veces a Israel de genocidio y lo equiparó con la Alemania nazi, según sus declaraciones públicas. También comparó al primer ministro Benjamin Netanyahu con Adolf Hitler. Ese registro de mensajes endurece el tono bilateral y se proyecta sobre la discusión de armamento en un momento en que Ankara busca acuerdos con socios occidentales.
Las declaraciones de Erdogan conviven con la estrategia turca de acercamiento a Occidente para actualizar su fuerza aérea. Esa combinación introduce tensiones políticas con socios que evalúan transferencias de tecnología sensible. En paralelo al debate sobre los S-400 y el F-35, los aliados ponderan el clima regional y las repercusiones internas. El contraste entre la búsqueda de nuevos cazas y el discurso sobre Israel complica la negociación y amplía el margen de cautela.

A lo largo de los años, Erdogan estrechó vínculos con Hamás. Recibió a dirigentes de alto nivel y definió al grupo terrorista como “luchadores por la libertad”, de acuerdo con sus declaraciones. Esa relación alimenta tensiones con socios occidentales.
Con ese telón de fondo, el debate sobre el destino de los S-400 no depende solo de consideraciones técnicas. La decisión también se cruza con percepciones políticas en Estados Unidos, con las preocupaciones expresadas por Israel y con la necesidad de garantías de seguridad. Turquía mantiene interés por los F-35 y avanza con los Eurofighter, pero la controversia por el sistema ruso sigue como punto de partida para cualquier arreglo.
