El conflicto en el este de Ucrania cobró una vez más su tributo con el derribo de un Sukhoi Su-25 de la Fuerza Aérea Ucraniana el jueves.
En una misión de combate sobre el conflicto territorial, este avión de ataque, pilotado por el veterano Stanislav Rykov, fue interceptado por fuerzas rusas. Rykov, con un historial de más de 380 misiones desde el inicio de la escalada bélica por parte de Rusia, encontró un trágico final.
Resiliencia de la 299ª Brigada de Aviación Táctica
A pesar de la pérdida de Rykov, la 299ª Brigada de Aviación Táctica, el único operador ucraniano del Su-25, mantiene su flota aérea en número constante, casi dos años después de la ofensiva rusa.
Esto no sugiere una falta de desgaste o la inminencia de un reemplazo de estos aviones de ataque, dado que ha habido voces dentro de la fuerza aérea pidiendo la incorporación de aviones Fairchild Republic A-10, previamente operados por la Fuerza Aérea de EE. UU.
La Fuerza Aérea Ucraniana heredó una flota significativa de Su-25 de la era soviética, con 43 de estos aviones todavía en condiciones de vuelo a inicios de 2022, según el periodista Vladimir Trendafilovski. De estos, 30 estaban operativos, uno en mantenimiento y 12 almacenados, reflejando la capacidad operativa mantenida en la base de Mykolaiv-Kulbakino, hogar de la 299ª Brigada.
Con la invasión de Rusia el 24 de febrero de 2022, los Su-25 junto con sus equipos se esparcieron por Ucrania en una táctica de evasión, antes de lanzarse al combate en operaciones de baja altitud contra las fuerzas invasoras, empleando bombas y cohetes.
En el transcurso de dos años, las fuerzas rusas han conseguido derribar o destruir en tierra un total de 18 Su-25, resultando en la pérdida de varios pilotos. En un giro de eventos, Ucrania recibió la donación de 18 Su-25 por parte de Macedonia y Bulgaria, equilibrando las pérdidas.
Aunque se especula que algunos de estos aviones fueron desmantelados para piezas, también se considera la posibilidad de que la 299ª Brigada haya revitalizado antiguos modelos soviéticos para su reintegración en el combate.
La 299ª Brigada de Aviación Táctica de Ucrania, a pesar de enfrentar pérdidas significativas, continúa su lucha incansable, un reflejo del espíritu combativo que permea a todas las brigadas de las fuerzas aéreas del país.
Esta determinación se ve también en las unidades que operan los bombarderos Sukhoi Su-24, los cazas Sukhoi Su-27, y los cazas Mikoyan MiG-29, las cuales han mantenido su capacidad operativa gracias a la adquisición de nuevas aeronaves en el extranjero o la reactivación de aparatos previamente almacenados.
La realidad, sin embargo, es que las reservas de Su-25 en los arsenales de naciones aliadas están disminuyendo, lo que pone en relieve el riesgo de que cualquier futura pérdida pueda debilitar seriamente a la 299ª Brigada. Ante este escenario, el interés del general Oleksandr Syrsky, ahora al mando de todas las fuerzas armadas de Ucrania, por los aviones de ataque A-10 Thunderbolt II de fabricación estadounidense, no sorprende. Los A-10, con su diseño bimotor subsónico, ofrecen paralelismos con los Su-25, pero con ventajas en protección y armamento.
Búsqueda de alternativas a la escasez de Su-25
El general Syrsky ha elogiado la confiabilidad y efectividad comprobada del A-10 en numerosos conflictos, destacando su capacidad para aniquilar objetivos terrestres y brindar apoyo crucial a las unidades de infantería. Con aproximadamente 200 A-10 todavía en operación y cientos más en almacenamiento en Estados Unidos, la transición de los pilotos ucranianos a estos robustos aviones parece viable desde un punto de vista técnico, necesitando solo unos meses de entrenamiento para su adecuación.
No obstante, las complejidades políticas juegan un papel determinante en la posibilidad de que la 299ª Brigada adquiera los A-10. La resistencia en el Congreso de EE. UU., especialmente por parte de ciertos sectores republicanos con posturas pro-Rusia, obstaculiza la aprobación de más ayuda militar para Ucrania, incluyendo la provisión de aeronaves de ataque.
Ante esta situación, la 299ª Brigada se ve obligada a operar con su flota actual de aproximadamente 40 Su-25, mientras explora otras opciones para renovar su capacidad aérea. Posibles alternativas incluyen los cazas F-16 donados por Noruega, Holanda y Dinamarca, o incluso los Dassault Mirage 2000 de Francia, como potenciales refuerzos a su arsenal aéreo.