2023 será un año crucial para la ingeniería aeroespacial estadounidense, así como para la NASA. El primer vuelo del superjet estadounidense —el Lockheed Martin X-59 QueSST— está previsto para el próximo año. El X-59 es un avión supersónico experimental que se está desarrollando en Skunk Works para el proyecto Low-Boom Flight Demonstrator de la NASA.
El proyecto comenzó hace años. Su principal objetivo, una vez fabricado y probado, es empezar a recoger datos clave. Estados Unidos los necesitará para que en los próximos años sean estos datos los que configuren el futuro de la aviación supersónica comercial estadounidense.
La historia recuerda el primer avión comercial supersónico: el Concorde francés. Pero su existencia fue corta y no se vio coronada por un éxito tan grande como se esperaba.
La NASA promete que el X-59 será diferente del Concorde y resolverá el problema de las ondas de choque. Los aviones supersónicos comerciales están actualmente prohibidos en EE. UU. precisamente por la onda de choque que provoca turbulencias en el aire al alcanzar la velocidad del sonido y que da lugar a la generación de 100 decibelios de energía sonora que pueden oírse a casi 50 km de distancia.
Fuentes estadounidenses informan de que el esperado X-59 ya ha recibido su motor turbofan. Se trata del F414-GE-100 desarrollado por General Electric. El motor puede alcanzar un empuje de 98 kN a plena postcombustión. Los ingenieros estiman que gracias a este motor, el nuevo superjet de la NASA volará a una altitud de 55.000 pies y alcanzará una velocidad máxima de vuelo de Mach 1,4.

Fuentes de la industria informan de que Lockheed Martin estaba inicialmente dispuesto a probar el motor F404. Este motor se utiliza en algunos cazas F/A-18 especialmente diseñados para la NASA. Resultó que el F404 no podía generar el empuje deseado, por lo que se rechazó esta propuesta.
Además, otra razón es que para generar el empuje deseado, Lockheed Martin necesita integrar dos motores en el X-59, pero no hay espacio. Entonces General Electric se dio cuenta de que había desarrollado un motor para los cazas suecos SAAB Gripen, que podría servir de base para el futuro motor del superjet.
Lo hizo después de comprobar que el F414-GE-100 podía alcanzar las prestaciones deseadas. Una fuente de GE dice incluso que los dos motores son similares [el del caza y el del X-59] y se diferencian solo en el diseño externo. Por supuesto, la empresa dice que algunas características de rendimiento del motor en comparación con el del caza sueco se han mejorado significativamente.
Por el momento, no hay una fecha exacta de cuándo se realizarán las primeras pruebas en 2023. Solo se sabe que hasta ahora se han realizado pruebas estructurales con un modelo a escala del X-59, en las que, además de la NASA, han participado expertos de la Agencia Espacial Japonesa [JAXA].
Esta aeronave deberá recoger datos sobre varias ciudades americanas para la red de sonido que hay sobre ellas. Los datos recogidos se presentarán a la Organización de Aviación Civil Internacional y a la Administración Federal de Aviación. La NASA tiene previsto proporcionar estos datos en 2027, lo que significa que en 2024 y 2025 deberían realizarse vuelos reales. Sin embargo, algunos expertos creen que la NASA podría retrasar dos años los vuelos previstos. Es decir, es posible que a finales de la década los datos estén disponibles públicamente.