La Fuerza Aérea de EE. UU. prevé comprar 100 B-21 Raider hasta 2030, citando avances tecnológicos futuros como motivo para no adquirir más.
Fuerza Aérea de EE. UU. proyecta máximo de 100 B-21 Raider por posibles avances
La Fuerza Aérea de los Estados Unidos tiene planes de adquirir cerca de 100 bombarderos furtivos B-21 Raider, con una entrega programada para extenderse hasta mediados de la década de 2030. Según el general David W. Allvin, jefe del Estado Mayor de la Fuerza Aérea, la posibilidad de futuros avances tecnológicos es una de las razones para no comprometerse a comprar más de 100 unidades. Allvin afirmó que es posible que, cuando se alcancen esos 100 aviones, la USAF disponga de opciones más avanzadas y eficientes.
El B-21 Raider es considerado el futuro de la flota de bombarderos de la Fuerza Aérea, aunque la previsión de Allvin es que se llegarán a producir aproximadamente 100 de estos aviones hacia mediados de la década de 2030, y quizás más adelante. Este enfoque cauteloso está basado en la idea de no sobrecomprometerse con una plataforma que podría ser superada por nuevas tecnologías en el futuro cercano. Originalmente, se pensaba adquirir entre 80 y 100 unidades del B-21, cifra que luego se incrementó a “al menos 100” aviones.
Hubo recomendaciones de expertos que sugerían que la USAF debería considerar la compra de hasta 250 B-21 para sustituir las flotas de bombarderos B-1 y B-2. No obstante, la nueva expectativa es limitarse a 100 fuselajes, lo cual, de no alcanzarse hasta mediados de la década de 2030, indicaría una tasa de producción lenta, inferior a 10 aviones anuales.
Producción deliberadamente lenta del B-21 para protegerlo de recortes presupuestarios
William LaPlante, jefe de adquisiciones y mantenimiento del Pentágono, explicó que la producción del B-21 Raider se ha mantenido a un ritmo reducido para evitar recortes presupuestarios. En declaraciones a través de un portavoz, LaPlante destacó que uno de los aspectos clave de este programa es el diseño para la producción a gran escala desde el principio, con el objetivo de garantizar una disuasión creíble. Subrayó que la capacidad disuasoria del B-21 sería limitada si no se produce y despliega en grandes cantidades a los combatientes.
Las proyecciones de adquisición de equipos militares tienden a cambiar con el tiempo, especialmente cuando se trata de sistemas tan avanzados y costosos como el B-21 Raider. Un ejemplo de esto es el caza F-22 Raptor, del cual se adquirió una cantidad significativamente menor a la prevista originalmente. El B-2 Spirit, otro bombardero furtivo que el B-21 está destinado a reemplazar, también vio su producción limitada a menos de dos docenas de unidades.
La historia no es única en la Fuerza Aérea; otros programas militares también han experimentado recortes en producción y presupuesto. El submarino de la clase Seawolf, por ejemplo, fue cancelado después de completar solo tres unidades, y el destructor de la clase Zumwalt vio reducida su producción a solo tres buques de los 32 planeados inicialmente. Estos recortes suelen ocurrir en las primeras etapas de producción, lo que podría ser un riesgo también para el B-21 si la Fuerza Aérea sigue con un ritmo de producción de diez aviones por año.
B-21 enfrenta presiones para evitar recortes en su producción inicial
A pesar de los riesgos de cancelación, el B-21 Raider enfrenta una presión añadida en comparación con otros programas de defensa que han sido cancelados en su fase de producción. Se espera que este nuevo bombardero furtivo sea una pieza fundamental de la futura flota de bombarderos de Estados Unidos. Con la retirada de los fuselajes actuales para hacer espacio al B-21, la no entrega de este nuevo bombardero podría crear una brecha en la capacidad operativa de la Fuerza Aérea en comparación con su flota de bombarderos actual.
La relevancia del B-21 se destaca especialmente en un contexto en el que la Fuerza Aérea está actualizando su flota de bombarderos, lo que significa que la no entrega de estas aeronaves podría provocar una disminución significativa de la capacidad de disuasión de la fuerza. Con la retirada progresiva de los B-1 y B-2, el B-21 está destinado a convertirse en el pilar de las capacidades de bombardeo de largo alcance de la USAF, aumentando la importancia de cumplir con los plazos de entrega y asegurar una producción suficiente para cubrir las necesidades estratégicas.
Si bien las proyecciones de producción del B-21 Raider son conservadoras, la posibilidad de futuros recortes en programas similares genera preocupaciones sobre la capacidad de la Fuerza Aérea para mantener una flota de bombarderos de última generación. Los desarrollos tecnológicos y las evaluaciones continuas de la amenaza global serán factores determinantes para la expansión o ajuste de estos planes de producción.
El B-21 Raider como elemento central de la futura flota de bombarderos de EE. UU.
La importancia del B-21 Raider como elemento central de la futura flota de bombarderos de Estados Unidos subraya la necesidad de una planificación cuidadosa y de una producción efectiva. El B-21 está diseñado para ser un bombardero furtivo de largo alcance, capaz de operar en entornos altamente defendidos, lo que lo convierte en un activo estratégico esencial para la Fuerza Aérea de EE. UU. y para la seguridad nacional.
A medida que la Fuerza Aérea avanza en la integración de estos bombarderos en su flota, también se están considerando alternativas y mejoras tecnológicas que puedan surgir en el futuro cercano. Esta mentalidad de adaptación y flexibilidad es crucial para asegurar que la USAF mantenga su ventaja en capacidades de combate, incluso en un entorno de amenazas en constante evolución.
La decisión de limitar la producción del B-21 a aproximadamente 100 unidades refleja un enfoque estratégico en el que se valora la innovación continua y la capacidad de respuesta ante los cambios tecnológicos. Esto asegura que la Fuerza Aérea de EE. UU. esté siempre preparada para adoptar la tecnología más avanzada disponible y mantener su ventaja en la proyección de poder global.