EE. UU. desarrolla el B-21 Raider y el F-47 para contrarrestar a China y mantener la superioridad aérea con tecnología de sexta generación.
B-21 Raider y F-47 lideran la aviación militar de EE. UU.
Estados Unidos acelera el desarrollo del bombardero B-21 Raider y el caza F-47, dos plataformas de sexta generación diseñadas para asegurar la superioridad aérea frente a las crecientes capacidades militares de China. El B-21, construido por Northrop Grumman, realiza pruebas de vuelo en la Base Aérea Edwards, California, mientras el F-47, adjudicado a Boeing, avanza mediante un contrato de $3.500 millones en el presupuesto de 2026. Ambos programas responden a la necesidad de contrarrestar los avances chinos en cazas como el J-36 y J-50.
El B-21 Raider, un bombardero furtivo, reemplazará a los B-1 y B-2, con capacidad para misiones convencionales y nucleares en entornos de alta amenaza. Su diseño incluye inteligencia, vigilancia, reconocimiento, guerra electrónica y comunicaciones, con una arquitectura de sistemas abiertos que permite aplicar actualizaciones rápidas. El programa, iniciado en 2015, prevé un mínimo de 100 aviones operativos a un costo promedio de $692 millones por unidad, con despliegue inicial en la Base Aérea Ellsworth, Dakota del Sur.
El F-47, parte del programa Next Generation Air Dominance (NGAD), sustituirá al F-22 Raptor. Este caza polivalente combina sigilo avanzado, motores de ciclo adaptativo y aviónica de última generación. Tiene la capacidad de controlar hasta 1.000 drones de combate colaborativo (CCA), lo que amplía su alcance en entornos anti-acceso/denegación de área (A2/AD). Su diseño prioriza la interoperabilidad con aliados de la OTAN, una ventaja frente a las plataformas chinas.
China ha avanzado con el J-36, un caza de sexta generación con diseño de ala delta sin cola y configuración trijet, y el J-50, optimizado para portaaviones con motores de vectorización de empuje. Ambos intentan competir con las capacidades estadounidenses, pero enfrentan retos relacionados con la interoperabilidad y la coordinación de redes. El F-47, gracias a su nube segura de datos y el soporte de IA, busca superar estas limitaciones y mantener el dominio aéreo.
Claves del B-21 Raider y F-47 en la estrategia de EE. UU.
- El B-21 efectúa pruebas en Edwards y se desplegará en la Base Aérea Ellsworth.
- El F-47 emplea drones CCA para misiones en entornos de alta amenaza.
- Ambos programas reciben $7.500 millones en el presupuesto de 2026.
- El F-47 supera a los cazas chinos en interoperabilidad con la OTAN.
Avances tecnológicos del B-21 y F-47 frente a China
El B-21 Raider, presentado en 2022, se distingue por su diseño modular y capacidad para operar sin tripulación. Su arquitectura abierta permite integrar nuevas tecnologías, lo que reduce los costos de mantenimiento. Northrop Grumman informó una pérdida de $477 millones en el primer trimestre de 2025, pero aplica mejoras en sus procesos para acelerar la producción. El programa aspira a conformar una flota de hasta 400 aviones con el fin de contrarrestar a China y Rusia.
El F-47 incluye tecnologías del MQ-28 Ghost Bat y del B-21, como el sigilo avanzado y sensores mejorados. Su motor de ciclo adaptativo proporciona un rendimiento superior a Mach 2 y mayor alcance, lo cual resulta adecuado para operaciones en el Indo-Pacífico. Boeing, tras obtener el contrato en marzo de 2025, proyecta alcanzar una capacidad operativa inicial entre 2025 y 2029. El programa da prioridad a la coordinación con drones CCA para ejecutar misiones de precisión.
China, con el J-36 y J-50, intenta cerrar la brecha tecnológica. El J-36, en fase de prueba desde diciembre de 2024, incorpora guerra electrónica avanzada y posibles sistemas láser. El J-50, adaptado para portaaviones, ofrece maniobrabilidad y sigilo. Sin embargo, la ausencia de una red de combate integrada reduce su efectividad frente a la arquitectura en red del F-47, que coordina datos en tiempo real.
La inversión de EE. UU. Este enfoque pretende mantener la ventaja tecnológica frente a los avances chinos en el Indo-Pacífico.
Estrategia de EE. UU. para la superioridad aérea global
El B-21 Raider, por su capacidad de penetración profunda, refuerza la disuasión estratégica de EE. UU. Su diseño admite operaciones en entornos A2/AD, esenciales para escenarios como Taiwán o el mar de China Meridional. La Fuerza Aérea planea retirar los B-2 en 2030 y sustituirlos con el B-21, que proporciona mayor flexibilidad y menor costo operativo.
El F-47, mediante su red de combate digital, permite la coordinación de múltiples plataformas, entre ellas 300 F-35 y 200 NGAD. Su capacidad para controlar drones CCA amplía el alcance de las misiones y reduce los riesgos para los pilotos. La integración con sistemas aliados mejora las operaciones de coalición, un factor decisivo en posibles conflictos con China.
China, a pesar del progreso con el J-36 y J-50, enfrenta dificultades para producir en masa e integrar sus sistemas. El J-36, con un diseño innovador, intenta combinar sigilo y capacidad de carga, aunque su red de datos no iguala la del F-47. El J-50, concebido para operaciones navales, aún permanece en fases iniciales de prueba. Estas limitaciones proporcionan a EE. UU. una ventaja temporal.
El presupuesto de 2026 confirma el compromiso de EE. UU. con la superioridad aérea, al asignar $4.000 millones al B-21 y $3.500 millones al F-47. Pese a las restricciones industriales y la dependencia de tierras raras chinas, el Pentágono optimiza la producción mediante diseño modular y gemelos digitales. Estas medidas aseguran que EE. UU. conserve su influencia estratégica global ante las ambiciones militares de China.