El miércoles, Arabia Saudita estuvo muy cerca de conseguir un puesto en el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, lo que representa un revés para sus esfuerzos destinados a mejorar su imagen internacional en términos de derechos humanos. Esta situación se da cuatro años después de que el país no lograra unirse al mismo organismo de 47 miembros en 2020.
Con el objetivo de reformar su imagen global, Arabia Saudita está invirtiendo miles de millones de dólares. Este esfuerzo busca transformar la percepción de un país conocido por sus rigurosas restricciones religiosas y violaciones de derechos humanos en un destino de turismo y entretenimiento, bajo el marco de un plan denominado Visión 2030, impulsado por su príncipe heredero, Mohammed Bin Salman.
La selección de los miembros del Consejo de Derechos Humanos, cuya sede se encuentra en Ginebra, es realizada por la Asamblea General de la ONU, que está compuesta por 193 países. La elección se lleva a cabo mediante una votación secreta que sigue grupos geográficos para asegurar una representación equilibrada.
Durante la jornada electoral, el grupo Asia-Pacífico, que incluye a Arabia Saudita, fue la única competición disputada. En total, seis candidatos compitieron por cinco asientos disponibles. Las Islas Marshall ocuparon el quinto lugar con 124 votos, superando por siete votos a Arabia Saudita.
Aunque el Consejo de Derechos Humanos carece de autoridad legalmente vinculante, sus sesiones son objeto de análisis crítico y tienen la capacidad de solicitar investigaciones para documentar abusos, que en ocasiones sirven de base para juicios por crímenes de guerra.
En la votación, se eligieron a la República Democrática del Congo, Etiopía, Kenia, la República Checa, Macedonia del Norte, Bolivia, Colombia, México, Islandia, España y Suiza como nuevos miembros del Consejo. Asimismo, Benín, Gambia y Qatar fueron reelegidos para un segundo mandato de tres años. Es importante mencionar que los miembros del Consejo no pueden ejercer más de dos mandatos consecutivos.
Los nuevos integrantes comenzarán su mandato el 1 de enero de 2025.
La votación coincidió con el informe del grupo contra la pena de muerte Reprieve, que indica que Arabia Saudita ha ejecutado al menos a 212 personas en el presente año, superando el récord anterior del reino de 196 ejecuciones en 2022 y las 172 del año 2023.
La oficina de prensa saudí no proporcionó de inmediato comentarios al respecto. Mohammed Bin Salman, conocido como MBS, había afirmado previamente que el país está en proceso de reformar su postura sobre la pena de muerte.
Desde que asumió el poder de forma efectiva en 2017, MBS ha enfrentado críticas a nivel internacional por su represión a la disidencia y por presuntamente haber ordenado el asesinato del periodista opositor saudí Jamal Khashoggi en 2018.
El gobierno saudí ha rechazado cualquier implicación del príncipe heredero, argumentando que el asesinato de Khashoggi fue perpetrado por un grupo rebelde.
A pesar de no ser miembro con derecho a voto, Arabia Saudita ha intensificado su participación en el Consejo de Derechos Humanos en los últimos años, según afirman diplomáticos y organizaciones de derechos humanos. Su influencia fue clave para detener las investigaciones del Consejo sobre crímenes de guerra en Yemen en 2021 y para intentar contrarrestar una iniciativa liderada por Occidente que busca aumentar la vigilancia sobre los perpetradores de posibles crímenes de guerra en Sudán.