El Consejo de Derechos Humanos de la ONU se dispone a debatir la conexión entre el coronavirus y el neonazismo en su 48ª sesión, que se celebrará el lunes en Ginebra, y en la que varios Estados advierten de que la incitación al odio va en aumento.
“Históricamente, los tiempos de crisis han creado un terreno fértil para el extremismo y la radicalización”, dijo Israel en su presentación a un informe sobre la glorificación del nazismo que se leerá al comienzo de la reunión. “El brote de COVID-19” ha sido “utilizado para difundir el racismo, la xenofobia y el antisemitismo”.
Los datos indican que grupos extremistas de todo el espectro ideológico capitalizaron “la incertidumbre creada por la pandemia para convertir en chivos expiatorios a grupos específicos”, afirmó Israel.
La “difusión desenfrenada de noticias falsas, desinformación y discurso de odio en torno al nuevo coronavirus constituyó una demostración inequívoca de la necesidad imperiosa de hacer frente al discurso de odio en línea”, dijo Israel.
Advirtió que existía la posibilidad de un aumento de los delitos de odio, señalando en particular que “las plataformas de medios sociales alternativos se habían convertido en un refugio para los nacionalistas blancos y los neonazis”.
La información recopilada por el Sistema de Vigilancia Cibernética del Antisemitismo ha mostrado que la cantidad de contenidos “que glorifican la ideología nazi, niegan o distorsionan el Holocausto y llaman a la violencia contra los judíos” parecía significativamente mayor en las plataformas sociales alternativas, dijo Israel.
Fue uno de los 30 países que presentaron material al CDH para su inclusión en el informe de E. Tendayi Achiume. Es el relator especial del Consejo sobre las formas contemporáneas de racismo, discriminación racial, xenofobia y formas conexas de intolerancia.
Alemania dijo que la pandemia había radicalizado aún más a los grupos extremistas, que “aprovecharon la incertidumbre y las dudas generales para difundir sus teorías, que a menudo eran narrativas antisemitas, difuminando las líneas entre sus narrativas y las de las protestas públicas relacionadas con la pandemia”.
En diciembre, el gabinete federal del país elaboró 89 medidas para frenar este tipo de extremismo, como la prohibición de varios de estos grupos, según informó Alemania.
Irak explicó que su problema era el ISIS, no los neonazis.
Al concluir su informe y pedir mejores medidas para combatir el fenómeno, Achiume dijo que la recopilación de datos era un componente crítico de la batalla para acabar con el racismo y el antisemitismo.
Los datos son vitales “para el seguimiento de los delitos racistas y la evaluación de los efectos de las medidas adoptadas para hacer frente a dichos delitos”.
En casi todos los países existe una “falta de información coherente y fiable sobre la violencia antisemita y otros incidentes de odio”.
Se necesitan mejores redes para denunciar estos incidentes de odio y violencia, dijo.