El gobierno de Estados Unidos lidera gestiones en las Naciones Unidas para encontrar una alternativa a la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA). Esto ocurre mientras se aproxima la entrada en vigor de leyes israelíes que prohíben la cooperación con dicha agencia, según reportó Haaretz.
La Knéset aprobó el 28 de octubre una ley que impide a la UNRWA operar en territorio israelí y prohíbe a las autoridades locales mantener contacto con la agencia. La normativa, cuyo período de gracia de 90 días finaliza en dos semanas, dejará a la UNRWA sin capacidad de operación al depender de esas interacciones con Israel.
La posible paralización de los servicios de la UNRWA ejerce presión sobre Israel, que deberá encontrar alternativas para suplir los institutos y servicios administrados por la agencia. No obstante, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, se ha negado a dialogar directamente con Israel sobre un posible reemplazo, según fuentes citadas por Haaretz.
Mientras tanto, altos funcionarios de la UNRWA han expresado disposición para dialogar, aunque aún no se ha presentado ninguna propuesta concreta. La situación parece poco influida por el posible alto el fuego emergente entre Israel y Hamás, dado el deterioro de las relaciones entre la UNRWA y Jerusalén tras años de tensiones.
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel, junto a organismos como las Fuerzas de Defensa de Israel y el Shin Bet, negocia con la ONU y Estados Unidos posibles soluciones. Una de ellas es transferir las responsabilidades de la UNRWA a otras agencias de la ONU durante una fase de transición, permitiendo así la continuidad de operaciones humanitarias en Gaza.
Israel señala que solo el 13% de la ayuda que ingresa a Gaza proviene de la UNRWA. Sin embargo, organizaciones internacionales subrayan que la agencia sigue siendo clave para asistir a la población local. Según una fuente de seguridad, otras entidades ya han comenzado a asumir funciones de la UNRWA, como la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos, que ahora gestiona el suministro de combustible a hospitales y panaderías.
Pese a esto, persisten desafíos. La ONU advierte que el mandato de la UNRWA no puede ser transferido a otra agencia, y la provisión de refugio a desplazados por la guerra representa una dificultad significativa. Además, Israel acusa a muchos empleados de la UNRWA de vínculos con Hamás, lo que complica cualquier transición de responsabilidades.
Jerusalén mantiene una postura crítica hacia la UNRWA, acusándola de perpetuar el estatus de refugiados palestinos y de fomentar el odio contra Israel. Estas tensiones se intensificaron tras el ataque de Hamás el 7 de octubre, en el que participaron miembros del personal de la UNRWA.
A pesar de los esfuerzos por excluir a la agencia, la UNRWA sigue desempeñando un papel central en Gaza, ofreciendo refugios, distribuyendo ayuda y apoyando a diversas organizaciones internacionales. En Judea y Samaria, la agencia brinda educación a medio millón de niños y promueve programas de tolerancia para evitar la radicalización, según su director en la región, Ronald Friedrich.
en el Este de Jerusalén, la UNRWA administra seis escuelas con 750 estudiantes y dos clínicas médicas. Recientemente, dos grupos de derechos humanos, Adalah y Gisha, presentaron peticiones ante el Tribunal Superior de Justicia para frenar la implementación de las leyes contra la agencia, argumentando que violan derechos humanos fundamentales y compromisos internacionales de Israel.
Los peticionarios resaltaron el impacto que tendría el fin de las operaciones de la UNRWA, desde la falta de acceso a medicamentos hasta la imposibilidad de cubrir necesidades básicas como alimentos, en perjuicio de los residentes más vulnerables.