La ex Miss Mundo israelí Linor Abargil intervino ayer lunes en el acto especial celebrado por la misión de Israel ante las Naciones Unidas en la sede de la ONU en Nueva York sobre la violencia sexual cometida por los terroristas de Hamás contra mujeres y niñas israelíes durante la masacre del 7 de octubre.
A continuación, reproducimos íntegramente las declaraciones de Linor Abargil durante la sesión:
Me llamo Linor Abargil y soy víctima de una violación. Me impusieron este “título” en octubre de 1998, unos días antes de que me concedieran otro título, el de “Miss Mundo”. Entonces solo tenía 18 años. Pasaron 25 años desde entonces, y mi coronación se convirtió en un vago recuerdo. Pero vivo la violación que sufrí todos los días, luchando contra demonios internos que intentan poseerme, para arrastrarme de nuevo al día en que fui secuestrada, brutalmente violada y casi asesinada.
Desde el 7 de octubre siento que esos demonios han levantado la cabeza, los escalofriantes testimonios, los horribles vídeos de las atrocidades cometidas contra mis hermanas en Israel, me lo han devuelto todo. Es como si sintiera su dolor. Siento su insulto. Su dignidad destrozada, sus vidas arrebatadas. Y el silencio petrificante y absolutamente vergonzoso que hemos presenciado desde entonces.
Recuerdo los días en que hablé en público sobre mi experiencia personal, hace 25 años. Recuerdo el cálido abrazo de las organizaciones internacionales de mujeres. . Sentí que tenía apoyo, que alguien me creía, que alguien me escuchaba. ¿Exigieron entonces estas organizaciones alguna prueba? ¿Cuestionaron mi versión? ¿Pidieron “realizar una investigación exhaustiva antes de sacar conclusiones precipitadas”? No. Qué cómodo fue en su momento para estas organizaciones utilizar mi nombre, mi fama, invitarme a sus conferencias, que están en un mundo aparte, hacerse una foto con la mujer que se convirtió para ellos en un símbolo… y qué vergüenza siento de no haber sido más que un extra en su producción.
¿Por qué? Porque hoy, en estas conferencias, no quieren presentar las manchas de sangre en los pantalones, las pelvis rotas, los cuerpos profanados de mis hermanas. Los sanguinarios terroristas de Hamás incluso documentaron sus crímenes de guerra, y aun así la mayoría de las organizaciones de mujeres guardan silencio. Tuvieron que pasar casi dos meses para que ONU MUJERES publicara este fin de semana, a altas horas de la noche, una débil condena.
Los horribles testimonios de los que hemos sido testigos hasta ahora, y que se han presentado en esta conferencia, deberían haber despertado a las organizaciones de mujeres hace mucho tiempo, y hacer que se solidarizaran con nosotras – pero hasta ahora, esto no ha sucedido debido a su cobardía. Por política mezquina. En el lugar donde crecí hay un viejo dicho: שקט הוא רפש. El silencio es despreciable. Las mujeres violadas y asesinadas el 7 de octubre quizá fueron silenciadas para siempre, pero se hará justicia. La verdad prevalecerá. Nunca las olvidaremos. Haremos que el mundo nunca las olvide. Seremos la voz que les fue arrebatada.