Israel votó con los Estados Unidos en oposición a una resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas (AGNU) destinada a combatir la pandemia del coronavirus debido a una enmienda cubana de última hora que pedía a los países que se opusieran a las sanciones económicas, financieras y comerciales unilaterales, que luego fue aprobada por mayoría en un voto de 169-2 a favor, informó el viernes la Associated Press.
Durante la votación, Ucrania y Hungría se abstuvieron en una rara muestra de unidad en la ONU, con la excepción de Israel y los Estados Unidos que votaron en contra.
Aunque no es legalmente vinculante, la resolución de la AGNU es el tercer proyecto de ley más grande y más extenso que ha llegado a la mesa. La resolución se refiere a la pandemia en curso como “uno de los mayores desafíos mundiales en la historia de las Naciones Unidas”, además de pedir “una mayor cooperación y solidaridad internacionales para contener, mitigar y superar la pandemia y sus consecuencias”.
En la resolución también se pedía a todos los Estados Miembros de las Naciones Unidas “que permitan a todos los países disponer sin trabas para obtener diagnósticos, terapias, medicamentos y vacunas de calidad, seguros, eficaces y asequibles… así como de equipo para la respuesta a la COVID-19”.
También destaca “el papel de la inmunización extensiva contra COVID-19 como un bien público mundial para la salud en la prevención, la contención y la detención de la transmisión a fin de poner fin a la pandemia, una vez que se disponga de vacunas seguras, de calidad, eficaces, efectivas, accesibles y asequibles”.
Las objeciones de Israel y los Estados Unidos surgieron a raíz de una enmienda específica proporcionada por Cuba que hacía referencia a las sanciones internacionales, en la que se pedía “la eliminación urgente de obstáculos injustificados para garantizar el acceso universal, oportuno y equitativo a todas las tecnologías y productos sanitarios esenciales de calidad, seguros, eficaces y asequibles, así como su distribución justa, incluidos sus componentes y precursores, que se requieren en la respuesta a la pandemia de COVID-19”.
Los dos países también se opusieron a la enmienda de la resolución que instaba a los Estados a “abstenerse de promulgar y aplicar cualesquiera medidas económicas, financieras o comerciales unilaterales contrarias al derecho internacional y a la Carta de las Naciones Unidas que impidan la plena consecución del desarrollo económico y social, en particular en los países en desarrollo”, probablemente debido a las sanciones internacionales en curso contra Irán.
Los EE.UU. también se opusieron a dos párrafos de la resolución que se referían a los derechos de la mujer “salud sexual y reproductiva”, en relación con la libertad reproductiva de la mujer, y a “promover el transporte sostenible mundial”. Los EE.UU. también se opusieron a todas las referencias a la Organización Mundial de la Salud, tras la decisión de la administración Trump de recortar la financiación de la organización después de acusarla de caer para detener la propagación del virus.
En un caso de tensiones entre Estados Unidos y China, los Estados Unidos acusaron a Beijing de ocultar al mundo la verdad sobre el coronavirus, que “nos puso a todos en peligro y causó sufrimientos y muertes adicionales innecesarias”, lo que dio lugar a una respuesta del diplomático chino Xing Jisheng, que se refirió a una grabación de Trump aparecida recientemente en la que se decía que el coronavirus es muy peligroso.
Jisheng preguntó retóricamente: “¿Quién está ocultando la verdad?”.
El diplomático chino también señaló que los EE.UU., con el presunto sistema médico más avanzado del mundo, tiene el mayor número de casos de coronavirus a nivel mundial.
“Si los Estados Unidos se toman en serio la lucha contra la pandemia, deberían centrarse en proteger las vidas y la salud de su población, en lugar de estar ocupados con el cambio de culpa”, dijo.