Naciones Unidas solicita un presupuesto de ayuda equivalente a solo la mitad de lo previsto para este año y reconoce una caída en la financiación de los donantes en un momento en que las necesidades humanitarias nunca fueron mayores.
Según su propia admisión, la solicitud de $23.000 millones de la ONU dejará sin cobertura a decenas de millones de personas que necesitan ayuda urgente, ya que la disminución del apoyo obliga a priorizar únicamente a los más desesperados.
Los recortes de financiación se suman a otros desafíos para las agencias de ayuda, entre ellos los riesgos de seguridad para el personal en zonas de conflicto y la falta de acceso.
“En última instancia, son los recortes los que nos obligan a tomar estas decisiones difíciles, duras y brutales”, declaró a los periodistas el jefe de ayuda de la ONU, Tom Fletcher.
“Estamos sobrecargados, con financiación insuficiente y bajo ataque”, afirma. “Conducimos la ambulancia hacia el incendio. En su nombre. Pero ahora también nos piden que apaguemos el fuego. No hay suficiente agua en el tanque. Además, nos disparan”.
Hace un año, la ONU solicitó cerca de $47.000 millones para 2025, una cifra que después se redujo cuando empezó a revelarse la magnitud de los recortes de ayuda aplicados por el presidente estadounidense Donald Trump y otros importantes donantes occidentales, como Alemania.
Las cifras de noviembre mostraron que, hasta ese momento, había recibido solo $12.000 millones, la cantidad más baja en diez años, lo que cubre poco más de una cuarta parte de las necesidades.
El plan de $23.000 millones para el próximo año identifica a 87 millones de personas consideradas prioritarias, cuyas vidas corren peligro. Sin embargo, sostiene que alrededor de 250 millones necesitan asistencia urgente y que su objetivo consiste en ayudar a 135 millones de ellas, con un costo de $33.000 millones, si cuenta con los recursos.
La mayor solicitud individual, por $4.000 millones, corresponde a los palestinos. La mayor parte se destina a Gaza, devastada por la guerra de dos años entre Israel y Hamás, que dejó a la mayoría de sus 2,3 millones de habitantes desplazados y dependientes de la ayuda.
En segundo lugar figura Sudán, seguido de Siria.
Fletcher afirma que los grupos humanitarios afrontan un panorama sombrío, marcado por el aumento del hambre, la propagación de enfermedades y niveles récord de violencia.
“[El llamamiento] se centra en salvar vidas allí donde las crisis golpean con más fuerza: guerras, desastres climáticos, terremotos, epidemias y malas cosechas”, señala.
Las agencias humanitarias de la ONU dependen en gran medida de donaciones voluntarias de donantes occidentales; Estados Unidos ha sido, con amplia diferencia, el principal donante histórico.
Los datos de la ONU indicaron que mantuvo el primer puesto en 2025 pese a los recortes de Trump, aunque su participación se redujo de más de un tercio del total al 15,6 % este año.
