La expansión de los asentamientos israelíes más allá de la Línea Verde constituye “un crimen de guerra” y amenaza con eliminar cualquier posibilidad de un Estado palestino viable, advierte el jefe de derechos humanos de la ONU.
Volker Turk afirma que se ha producido una drástica aceleración en la construcción de poblados judíos en Judea y Samaria, mientras libra una guerra sin cuartel contra Hamás en Gaza.
El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos afirma que la creación y expansión de asentamientos equivale al traslado por parte de Israel de su propia población civil a lo que la ONU considera territorios ocupados.
“Tales traslados equivalen a un crimen de guerra que puede comprometer la responsabilidad penal individual de los implicados”, afirma Turk en un informe al Consejo de Derechos Humanos de la ONU.
El avance israelí esta semana de los planes para construir otras 3.476 viviendas para judíos en los poblados de Ma’ale Adumim, Efrat y Keidar, en Judea y Samaria, “va en contra del derecho internacional”, afirma.
Turk afirma que durante el periodo cubierto por su informe —del 1 de noviembre de 2022 al 31 de octubre de 2023— se añadieron unas 24.300 viviendas a los asentamientos israelíes existentes en Judea y Samaria.
Eso marca el mayor número registrado desde que comenzó el monitoreo en 2017. Incluye casi 9.700 unidades en Este de Jerusalén, dijo la oficina de derechos de la ONU.
El informe de Turk concluye que las políticas del gobierno israelí “parecen alineadas, en un grado sin precedentes, con los objetivos del movimiento de colonos israelíes para expandir el control a largo plazo sobre Cisjordania, incluido Jerusalén Este, e integrar de manera constante este territorio ocupado en el Estado de Israel”.