Hoy el régimen genocida del presidente sirio, Bashar al-Assad, asesinó a unos 100 civiles de una población rebelde llamada Duma. Al tirano de Siria lo respaldan Rusia y la República Islámica de Irán, así como la sanguinaria organización terrorista Hezboláh del Líbano.
Las imágenes son demasiado fuertes, con familias enteras muertas en las habitaciones de sus casas, en una postura que evidencia la agonía por la reacción al cloro gaseoso lanzado desde helicópteros por las fuerzas leales al régimen en la zona residencial. Hombres, mujeres y niños, todos muertos en medio de los charcos formados por la espuma que repletó sus pulmones hasta salir por sus bocas y narices.
Los líderes de los tres estados que se autodenominan “garantes de la paz en Siria”, lo que se debe entender como los tres protectores del genocida Assad; se reunieron en Ankara hace unos días, el 4 de abril. Rusia, Turquía e Irán determinaron que continuarán su lucha contra los terroristas. Una demostración pública de armonía, hasta que uno les pregunta a cada uno por separado: ¿quiénes son terroristas en Siria? Putin tendrá una lista, Erdogan otra y por su puesto Irán también tendrá la suya.
La situación en Siria es tal que cada una de estas tres fuerzas tienen intereses individuales, pero todos pasan por mantener a Assad fortalecido y esto, a costa de aniquilar a aquellos que cada uno de manera arbitraria declare como “terrorista”. Como suele ocurrir, cada tiranía decide quiénes son terroristas, todos los que se oponen a su permanencia en el poder.
En Siria operan organizaciones terroristas islámicas, es innegable. Pero los reportes de bombardeos flagrantes en zonas residenciales, con impresionantes saldos de civiles muertos, deja en evidencia que el dictador sirio ha decidido clasificar como terroristas al sector de su población que no se ajusta a sus intereses políticos, sean propios, como a los intereses geoestratégicos de sus aliados.
Por otro lado, en las últimas dos semanas los medios informativos se han llenado de imágenes de la Franja de Gaza; imágenes debidamente seleccionadas para victimizar a los llamados manifestantes palestinos en la promocionada “Marcha del Retorno”. En la primera semana, el día viernes, el día más sagrado del Islam, 30 mil árabes de Gaza azuzados por Hamás para traspasar la valla fronteriza para infiltrarse en el territorio de Israel, se concentraron a escasos metros de la valla. Se dedicaron a atacar a las fuerzas de seguridad de Israel establecidas en el lado israelí para asegurar la integridad de la valla y para evitar la penetración al territorio.
Las fuerzas israelíes dispararon a todos los islamistas que aprovechando la multitudinaria distracción de los lanzadores de rocas y bombas incendiarias, se acercaban a la valla e intentaban abrir una brecha, sea con explosivos o con cizallas. Israel defendió sus fronteras en medio de un intento masivo de infiltración. Que solo 17 de los 30 mil islamistas reunidos con ese propósito terrorista murieran, demuestra el éxito de la operación de las FDI y de las medidas de disuasión con métodos no letales realizados en los puntos de mayor concentración islamista.
El Consejo de Seguridad de la ONU en ese mismo día decidió convocar a una reunión de emergencia “en defensa del derecho de los palestinos a la manifestación pacífica”. De no ser por el oportuno y justo bloqueo de Estados Unidos por medio de su enviada Nikki Haley, ahora mismo tendríamos una resolución que condena a Israel por impedir una colosal invasión a su territorio.
En la segunda semana, también el viernes, unos 20 mil islamistas volvieron a converger en la frontera de Gaza con Israel. Esta vez los islamistas siguiendo las indicaciones difundidas por la organización terrorista islamista Hamás, trajeron grandes espejos para apuntarlos contra los francotiradores israelíes; además, decenas de miles de neumáticos que quemaron en la frontera produciendo una densa barrera de humo negro que sirvió de cubierta para el envío de milicianos a la valla armados con explosivos y ametralladoras. 9 árabes fueron muertos por las fuerzas israelíes, entre ellos un periodista que estaba operando un dron que volaba en territorio israelí y grababa a los soldados de las FDI.
Este viernes, tras la segunda “Marcha del Retorno”, el Consejo de Seguridad de la ONU volvió a reunirse de emergencia. Esta vez para pronunciarse sobre “el uso desproporcional de la fuerza por parte de Israel contra los pacíficos manifestantes palestinos”. Una vez más, EE.UU bloqueó el comunicado en el que nada se decía sobre la violencia islamista; ninguna condena a Hamás por usar a la población civil, por exponer a niños al infierno provocado por los neumáticos encendidos.
Las matanzas de civiles en Siria por parte del régimen de Assad que lleva casi 50 años en el poder, lleva 7 años desde que estalló la guerra civil en el país. Los ataques químicos contra la población civil, negadas por Assad y encubiertas por Putin se han cobrado miles de vidas inocentes, de una población que se resiste a la tiranía y que en otros casos, solo quieren vivir, sin importar quien gobierne, solo quieren el fin de la guerra. Pero la ONU está demasiado ocupada en redactar resoluciones contra el Estado Judío.