Naciones Unidas condenó este viernes la detonación de dispositivos portátiles utilizados por miembros del grupo terrorista Hezbolá en el Líbano a principios de semana, señalando que el ataque podría constituir un crimen de guerra y viola el derecho internacional.
Volker Turk, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, declaró ante el Consejo de Seguridad: “El derecho internacional humanitario prohíbe el uso de dispositivos trampa en forma de objetos portátiles aparentemente inofensivos”. Añadió que “es un crimen de guerra cometer violencia destinada a sembrar el terror entre los civiles”.
El pasado martes, bíperes de la marca Gold Apollo, empleados por Hezbolá, explotaron en diversas zonas del Líbano, causando la muerte de 12 personas y heridas a cerca de 3.000. Al día siguiente, la explosión de radios portátiles dejó un saldo de 25 muertos y al menos 650 heridos.
Hezbolá y su aliado Irán atribuyeron las detonaciones a Israel, aunque este país no ha emitido declaraciones al respecto.
Los dispositivos explosivos afectaron a trabajadores de instituciones vinculadas a Hezbolá, incluidas áreas de atención médica y medios de comunicación, además de sus combatientes. Sin embargo, no está claro cuántos civiles sin relación con el grupo resultaron heridos.