El sábado, las Naciones Unidas expresaron su alarma por lo que llamaron “un giro dramático de los acontecimientos” en la guerra civil de Libia, después de que una lucha de poder entre los líderes del gobierno de Trípoli saliera a la luz tras las protestas anticorrupción.
“Libia está siendo testigo de un dramático giro de los acontecimientos que resalta la urgente necesidad de volver a un proceso político pleno e inclusivo”, mencionó la misión de apoyo de la ONU en Libia.
Las protestas por el deterioro de las condiciones económicas estallaron a principios de esta semana en la capital y en otros lugares del oeste de Libia, que está controlada por fuerzas leales al gobierno apoyado por la ONU.
En Trípoli, las milicias locales aliadas con el gobierno abrieron fuego contra los manifestantes usando rifles y armas montadas en camiones, y secuestraron a algunos de los manifestantes.
El Primer Ministro Fayez Sarraj y su ministro del interior, Fathi Bashaga, acusaron inicialmente a los “infiltrados ilegales” por la violencia. El Primer Ministro señaló también que los manifestantes “no obtuvieron los permisos necesarios” para su manifestación y describió sus manifestaciones como “disturbios”.
Sin embargo, el viernes, Sarraj suspendió a Bashaga y lo remitió a una investigación administrativa después de que el ministro del interior acusara a una milicia aliada del gobierno de atacar a los manifestantes pacíficos en Trípoli esta semana.
Bashaga, que fue excluido de dos reuniones militares y de seguridad de alto nivel en la capital en los últimos días, respondió rápidamente. Añadió en una declaración que aceptaba la decisión del Primer Ministro pero que exigía un interrogatorio público y en directo “para exponer los hechos” del incidente.
Tras la suspensión del ministro del Interior, las milicias de Trípoli celebraron la decisión disparando al aire, mientras que otros en la ciudad natal de Bashaga, Misrata, salieron a la calle para mostrar su apoyo al ministro.
La misión de la ONU en Libia, conocida como UNSMIL, manifestó que seguía preocupada por “el uso excesivo de la fuerza contra los manifestantes, así como por el arresto arbitrario de varios civiles”. No decía cuántas personas fueron detenidas.
Retuiteando la declaración de la UNSMIL, la embajada de los Estados Unidos en Libia instó a Sarraj y Bashaga a “cooperar” en los intereses del “pueblo libio”.
En los dos últimos días, las milicias cerraron las principales calles y carreteras para impedir que los manifestantes llegaran a la Plaza de los Mártires de Trípoli, el epicentro de las protestas, según dos residentes que hablaron con la condición de mantener el anonimato por temor a las represalias.
Un grupo de mujeres, sin embargo, protestó en el centro de la ciudad antes de ser dispersado. Dos mujeres resultaron heridas y otras cuatro fueron arrestadas, según el movimiento de protesta, conocido como “Hirak 23 de agosto”.
El movimiento hizo un llamamiento a la desobediencia civil hasta lograr sus demandas que incluyen la entrega del poder al Consejo Judicial Supremo para trabajar en las elecciones presidenciales y parlamentarias.
Las protestas también se extendieron a la ciudad meridional de Sabah y a la ciudad oriental de Quba, ambas bajo el control de fuerzas libias rivales con base en el este, dirigidas por Khalifa Haftar.
La ONU expresó también que le preocupan las “continuas violaciones y abusos de los derechos humanos” en la ciudad costera de Sirte, que está controlada por las fuerzas de Haftar desde enero. Añadió que por lo menos un civil fue asesinado y varios otros fueron arrestados.
“El uso prolífico de la incitación al odio y a la violencia parece estar diseñado para dividir aún más a los libios, aumentar la polarización y desgarrar el tejido social del país”, explicó la misión de la ONU.
Libia, rica en petróleo, se vio sumida en el caos cuando un levantamiento respaldado por la OTAN en el 2011 derrocó al dictador Muammar Qaddafi, que fue asesinado posteriormente. El país está ahora dividido entre administraciones rivales con base en el este y el oeste, cada una de ellas respaldada por diferentes grupos armados y gobiernos extranjeros.