El enviado de las Naciones Unidas (ONU) para la paz en Medio Oriente, Nickolay Mladenov, dijo que los recientes entendimientos de alto el fuego representan la “última oportunidad” para evitar una guerra total entre Israel y las organizaciones terroristas con sede en Gaza, entre ellas Hamás y la Jihad Islámica.
Mladenov dijo el lunes que el “riesgo de guerra sigue siendo inminente”, una semana después de un alto el fuego entre Israel y los terroristas gobernantes de Gaza, Hamás, terminó la peor escalada de violencia desde la Operación Borde Protector en el verano de 2014.
La oleada de ataques mató a 25 palestinos, incluidos 10 operativos terroristas y cuatro civiles israelíes.
Mladenov, al inaugurar una planta de energía solar para un hospital de Gaza, dijo que las partes deben “consolidar los entendimientos” del cese al fuego.
El acuerdo, mediado por Egipto, Qatar y la ONU, promete permitir el ingreso de combustible y ayuda humanitaria y facilitar el movimiento de personas desde el territorio bloqueado.
Una donación de efectivo de Qatar, destinada a miles de familias necesitadas como parte de los entendimientos de alto el fuego, llegó el lunes.
En un comunicado emitido el sábado, Hamás dijo que Mladenov llamó a Haniyeh para discutir los esfuerzos que están realizando las diferentes partes para poner fin a la crisis humanitaria en Gaza, así como para levantar el bloqueo israelí que se impuso en la Franja desde 2007 para evitar que las organizaciones terroristas logren contrabandear cohetes o misiles que podrían amenazar a Israel.
La última ronda de cohetes de Gaza disparados sobre población civil israelí y la respuesta de las FDI contra posiciones terroristas en la Franja, también fue un tema de conversación entre Haniyeh y Mladenov.
La declaración de Hamás también señaló que la pareja discutió la demora de Israel en llevar a cabo los términos del acuerdo que puso fin a la última huelga de hambre de los terroristas palestinos de Hamás dentro de las cárceles israelíes.
La última ronda de combates entre Israel y Hamás ilustra no solo el potencial constante de conflicto en Gaza sino también, quizás más contraintuitivamente, por qué la situación no ha estallado en una guerra abierta.
Algunos ciudadanos israelíes pidieron esta semana al primer ministro Benjamin Netanyahu que intensifique la lucha, y algunos militantes dan la bienvenida a un choque más amplio. Pero ambas partes tienen razones para la moderación.
Los líderes de Hamás reconocen su propia debilidad militar, política y diplomática; una guerra más larga lograría poco y dejaría a Gaza en peores condiciones. E Israel, por su parte, reconoce que un régimen extremista débil en Gaza es mejor que el colapso del orden en la franja o el surgimiento de un grupo aún más radical allí.