La presencia de tatuajes con simbología nazi en un empleado de la ONU internado en Israel ha desatado una fuerte polémica. El trabajador, parte del Servicio de Actividades Relativas a las Minas (UNMAS), sufrió heridas por una trampa explosiva en Gaza y fue atendido primero en un hospital del enclave antes de ser trasladado. En uno de sus brazos se lee “Mi honor es la lealtad”, lema utilizado por las Waffen SS, y en el otro lleva un tatuaje de un soldado nazi con iconografía del Tercer Reich, según reportó el Jewish News Syndicate (JNS).
La Organización de las Naciones Unidas admitió conocer la existencia de los tatuajes tras la difusión de una imagen en redes sociales, aunque asegura no tener información adicional sobre el individuo. Farhan Haq, portavoz adjunto del secretario general António Guterres, fue quien confirmó la postura oficial. Aunque la ONU responsabilizó a Israel por la herida, las Fuerzas de Defensa israelíes afirmaron no haber tenido presencia en la zona durante el incidente, lo que pone en duda la versión difundida por la organización.
La revelación ha reactivado las críticas hacia la ONU en Gaza, especialmente contra la Agencia para los Refugiados de Palestina (UNRWA), señalada por Israel por mantener vínculos con Hamás. Aunque el caso no implica directamente a esta agencia, alimenta la desconfianza sobre la neutralidad de su personal. Las denuncias contra la UNRWA han cobrado fuerza desde el ataque del 7 de octubre de 2023, en el que Hamás asesinó a 1,200 personas y secuestró a más de 240. Israel sostiene que los 13,000 empleados de la agencia en Gaza, en su mayoría palestinos, no solo permiten la actividad terrorista, sino que colaboran con ella.
Israel vincula a más de 450 empleados de la UNRWA con Hamás

El gobierno israelí acusó formalmente a 12 trabajadores de la UNRWA de haber participado directamente en la masacre del 7 de octubre. Un informe de inteligencia, compartido con Estados Unidos y revisado por medios como The New York Times y The Wall Street Journal, detalló que seis de ellos cruzaron la frontera hacia Israel, uno secuestró a una mujer, otro coordinó operaciones logísticas y un tercero tomó parte en el ataque al kibutz Be’eri, donde murieron 97 personas.
Además del grupo señalado, el expediente estimó inicialmente que al menos 190 empleados de la UNRWA, incluidos docentes y trabajadores sociales, operaban como miembros de Hamás o de la Yihad Islámica Palestina. En marzo de 2024, esta cifra ascendió a más de 450, según la actualización de las autoridades israelíes.
Una investigación de la ONU en agosto de 2024 concluyó que nueve de los implicados “podrían haber estado involucrados”, lo que derivó en su despido. Sin embargo, el organismo afirmó que no pudo verificar por completo la información israelí debido a restricciones en la entrega de pruebas por razones de seguridad. A raíz de estos hallazgos, países como Estados Unidos y Reino Unido suspendieron temporalmente su financiación a la UNRWA, mientras que otros, como España, optaron por aumentar su contribución.
Los testimonios de rehenes liberados han reforzado las acusaciones. Uno de ellos, liberado en noviembre de 2023, contó a Israel National News que fue retenido durante 50 días en el ático de un maestro de la UNRWA, armado y bajo órdenes de Hamás, con escasos alimentos y sin atención médica. Otro, liberado en enero de 2025, aseguró que fue trasladado entre distintas viviendas de empleados de la agencia —incluidos profesores y personal de salud— que colaboraban con milicianos para ocultarlo.
Estos testimonios apuntan a que los trabajadores de la UNRWA no solo sabían de los secuestros, sino que participaron activamente en ellos, ofreciendo sus casas como refugio a miembros de Hamás.
Israel halla centro de datos de Hamás bajo sede principal de la UNRWA en Gaza

En febrero de 2024, las Fuerzas de Defensa de Israel descubrieron un centro de datos de Hamás directamente bajo el edificio central de la UNRWA en Gaza Ciudad. El complejo, con una extensión de 700 metros y una profundidad de 18 metros, contenía servidores, fuentes de energía y habitaciones habitables. Los cables del sistema estaban conectados al suministro eléctrico de la agencia, lo que Israel calificó como prueba de que el lugar era una instalación clave de inteligencia utilizada para planear ataques.
El ministro de Exteriores, Israel Katz, exigió la dimisión del director de la UNRWA, Philippe Lazzarini, y calificó el hallazgo como una “evidencia irrefutable” de colaboración con Hamás. Aunque la UNRWA aseguró no tener conocimiento del túnel y atribuyó la omisión a restricciones de seguridad que impiden inspecciones regulares, Israel sostiene que la conexión física entre ambas infraestructuras revela una negligencia inaceptable.
Las acusaciones contra la UNRWA se intensificaron tras evidencias de que Hamás se ha beneficiado de sus recursos humanitarios. En diciembre de 2023, las FDI encontraron rifles, granadas y explosivos en bolsas de ayuda de la agencia dentro de una mezquita en Shuja’iyya y en túneles del grupo terrorista. Otro registro mostró a milicianos disparando desde una escuela de la UNRWA en Beit Janún, con armas ocultas en bolsas marcadas con su emblema.
COGAT informó que Hamás robó 24,000 litros de combustible de una instalación de la agencia en octubre de 2023, hecho que fue confirmado por la propia UNRWA. Además, una llamada interceptada por las FDI reveló el testimonio de un residente de Gaza que afirmó que “Hamás controla totalmente la UNRWA” y monopoliza sus recursos desde 2007. Este conjunto de elementos refuerza la percepción de Israel de que la ayuda humanitaria enviada al enclave termina bajo el control del grupo terrorista.
Israel denuncia uso sistemático de instalaciones de la UNRWA por parte de Hamás

Las Fuerzas de Defensa de Israel han identificado infraestructura terrorista de Hamás en múltiples recintos de la UNRWA. En mayo de 2024, un ataque aéreo destruyó un centro de mando ubicado en una escuela de la agencia en Nuseirat, donde murieron 15 terroristas, incluidos 10 miembros de la Fuerza Nukhba, implicada en la masacre del 7 de octubre. Imágenes registradas en Rafah mostraron a combatientes operando desde un complejo logístico de la UNRWA y movilizándose en vehículos con el emblema de Naciones Unidas.
Esta serie de hallazgos ha llevado a Israel a denunciar que Hamás utiliza el estatus humanitario de la UNRWA como cobertura para sus acciones militares. La situación provocó una crisis interna en la agencia. Una revisión independiente, conducida por Catherine Colonna en abril de 2024, reconoció fallos de neutralidad en la institución, aunque señaló que Israel no aportó pruebas concluyentes sobre una infiltración masiva de Hamás en sus filas.
En respuesta a la creciente tensión, el parlamento israelí aprobó en octubre de 2024 una ley que prohíbe a la UNRWA operar en territorio israelí. Desde Gaza, Hamás rechazó las acusaciones, acusando a Israel de buscar el colapso de la agencia. El comisionado general de la UNRWA, Philippe Lazzarini, afirmó ser blanco de una “campaña deliberada” para desprestigiar su liderazgo. Israel, por su parte, sostiene que la organización no solo ha perdido su neutralidad, sino que colabora con Hamás y alimenta la guerra.
El caso del trabajador de Naciones Unidas con tatuajes nazis, pese a tratarse de un incidente aislado, se suma al conjunto de denuncias que empañan la credibilidad del personal de la ONU en Gaza. La participación de empleados en la masacre del 7 de octubre, el uso de instalaciones y recursos por parte de Hamás y la documentación de túneles y armas en edificios de la UNRWA consolidan una narrativa en la que la agencia aparece como parte del entramado del grupo terrorista. Mientras la ONU intenta sostener su imagen, la viabilidad de la UNRWA dentro de la guerra permanece seriamente comprometida.