Un comité de las Naciones Unidas designó el domingo un grupo de edificios judíos medievales de Erfurt, Alemania, como Patrimonio de la Humanidad.
La designación por parte de la UNESCO, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, de Erfurt, antigua ciudad de Alemania Oriental, fue motivo de celebración: el anuncio, que se produjo al término de Rosh Hashaná, se retransmitió en directo en el ayuntamiento local, donde estallaron los aplausos. Tres edificios fueron distinguidos por la agencia de la ONU con sede en París: La antigua Sinagoga de Erfurt, que data de finales del siglo XI; una mikve, o baño ritual, que ahora está situada bajo un edificio más nuevo, y un edificio de piedra del siglo XIII que refleja cómo era la vida judía allí en la época medieval.
El anuncio fue una buena noticia para el nuevo año, según Reinhard Schramm, presidente de la organización regional judía del estado de Turingia. En declaraciones a los medios de comunicación locales, expresó su agradecimiento a todos los que habían trabajado en la solicitud y dijo que su alegría por la noticia se veía matizada por la preocupación por el creciente nacionalismo y antisemitismo.
“Es importante que los judíos sientan que son bienvenidos en Erfurt”, afirmó. En todo el estado de Turingia viven actualmente unos 650 judíos.
La Sinagoga Vieja data de la década de 1090, cuando se colocaron sus primeras piedras. Un pogromo en 1349, desencadenado por bulos antisemitas que culpaban a los judíos de la peste negra, acabó con toda la comunidad judía local. No se dispone de cifras exactas, pero los historiadores afirman que los que no murieron fueron expulsados o se quitaron la vida. Los investigadores también sugieren que el uso de la sinagoga como almacén, restaurante y salón de baile a lo largo de los siglos puede haber sido lo que impidió que los nazis la destruyeran.
En Erfurt había 831 judíos antes de que Hitler tomara el poder; después de la guerra, bajo el control de Alemania Oriental, la ciudad contaba con unos 120 judíos. En 1952 se inauguró una nueva sinagoga.
En 1988, el Instituto Independiente de Investigación y Documentación de Edificios redescubrió la sinagoga olvidada. Diez años más tarde, la ciudad la compró a su entonces propietario, que había querido establecer allí una cervecería y una fábrica de cerveza, pero nunca acometió las reformas. En 2007, el baño ritual de la comunidad -utilizado como bodega durante siglos- fue finalmente reconocido y conservado.
Hoy, la sinagoga alberga un museo que contiene, entre otros objetos, el llamado tesoro de Erfurt: una colección de joyas, monedas y otros objetos preciosos que pertenecieron en su día a un comerciante o prestamista judío.
Al parecer, Erfurt planea construir un Centro del Patrimonio Mundial cerca de su ayuntamiento. También se propone trasladar el centro de la comunidad judía al nuevo emplazamiento y abrir un restaurante kosher.
Kerstin Pürschel, embajadora de Alemania ante la UNESCO, calificó la decisión del organismo de paso importante para honrar las raíces comunes del judaísmo y el cristianismo en Alemania. Se trata del segundo lugar judío de Alemania protegido por la UNESCO: Hace dos años, añadió a la lista lugares de las ciudades de Maguncia, Worms y Speyer, a orillas del Rin, considerada la región donde se desarrolló el yiddish.