El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, dijo el domingo que discutiría los planes para nuevas elecciones parlamentarias con todas las facciones, incluyendo a sus rivales de larga data, Hamás.
En una reunión con altos líderes palestinos en la capital administrativa de la Autoridad Palestina, Ramallah, en Judea y Samaria, Abbas renovó su promesa de celebrar las elecciones, la primera desde 2006, pero sin dar un marco temporal.
Anunció que habían formado comités para “comunicarse con la comisión electoral y con facciones como Hamás y todas las facciones, así como con las autoridades israelíes”.
Dijo que cualquier elección debería tener lugar en “Judea, Samaria, Jerusalén y la Franja de Gaza”.
Hamás y Fatah han estado enfrentados desde 2007, cuando el grupo terrorista se apoderó de Gaza y expulsó a las fuerzas de Abbas, que conservaban el control del gobierno palestino internacionalmente reconocido, con sede en Judea y Samaria.
Desde 2006 no se han celebrado elecciones parlamentarias, y las dos partes tienen la culpa.
Los múltiples intentos de reconciliación han fracasado y los analistas dicen que las nuevas elecciones son imposibles sin una mejora de las relaciones.
Hamás dijo en una declaración el sábado que no “sabía lo que Abu Mazen quiere decir con elecciones generales”, usando el apodo común de Abbas.
El grupo terrorista dijo que ya se había comprometido a celebrar elecciones.
Abbas ha prometido anteriormente en múltiples ocasiones celebrar elecciones, pero sin ningún resultado.
Mientras tanto, Abbas también confirmó que la Autoridad Palestina había recibido el domingo 1.500 millones de shekels (430 millones de dólares) de Israel, que representaban impuestos que habían sido retenidos al Estado judío.
En febrero, Israel decidió retener alrededor de 10 millones de dólares mensuales de los ingresos de unos 190 millones de dólares que recauda en nombre de la Autoridad Palestina, lo que desencadenó la furia de Abbas.
El dinero proviene de los derechos de aduana que gravan las mercancías destinadas a los mercados palestinos que transitan por los puertos israelíes y constituye más del 50 por ciento de los ingresos de la Autoridad Palestina.
Israel había dicho que el dinero que estaba reteniendo corresponde a lo que la Autoridad Palestina paga a los presos de seguridad palestinos, algunos de ellos terroristas que asesinaron a civiles, en las cárceles israelíes, o a sus familias.