WASHINGTON – El enviado de la administración Trump a cargo de reactivar las conversaciones de paz entre israelíes y palestinos pidió el domingo el derrocamiento del principal negociador de la Autoridad Palestina, Saeb Erekat, acusándolo de exacerbar el conflicto e impedir el progreso hacia la paz, luego de que este atacó a Washington su papel pacificador.
“Hemos escuchado su voz durante décadas y no ha logrado nada parecido a las aspiraciones palestinas ni nada parecido a un acuerdo de paz integral”, escribió Jason Greenblatt, dirigiéndose directamente a Erekat, en el diario israelí Haaretz. “Otras perspectivas palestinas podrían ayudarnos a lograr finalmente un acuerdo de paz integral donde las vidas palestinas e israelíes puedan ser mejores”.
Greenblatt no mencionó a quién preferiría ver en la destacada posición del diplomático.
En su editorial, Greenblatt, el representante especial de Trump para las negociaciones internacionales, respondía a un mordaz artículo de opinión de Erekat escrito para el mismo periódico el mes pasado, en el que lamentaba la decisión del presidente estadounidense Donald Trump de reconocer a Jerusalén como la capital de Israel y mover el Embajada de EE. UU. de Tel Aviv a Jerusalén.
También criticó a la Casa Blanca por lo que describió como su complicidad en el maltrato de Israel a los palestinos.
Erekat se burló de la estrecha relación entre Trump y el primer ministro Benjamin Netanyahu, y despectivamente resaltó la presencia sonriente de Jared Kushner e Ivanka Trump en la inauguración de la embajada de Jerusalén justo cuando se desarrollaba una violencia [palestina] mortal en la frontera con Gaza. La columna se tituló, “Socios en la ocupación: Trump proporciona la incitación anti-palestina, Israel las balas”.
Durante más de 30 años, Erekat ha sido uno de los funcionarios palestinos de más alto rango, frecuentemente liderando los esfuerzos de negociación con Israel y los Estados Unidos, desde la Conferencia de Paz de Madrid de 1991 intermediada por el ex presidente George H.W. Bush. Más recientemente, dirigió a los palestinos en los esfuerzos del ex secretario de estado John Kerry para solidificar un acuerdo, frente a su homóloga israelí, Tzipi Livni.
Erekat es sumamente cercano al presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, cuya salud ha sido cuestionada durante mucho tiempo. La perspectiva de la muerte de Abbas o su remoción del poder ha llevado a muchos analistas de Medio Oriente a preocuparse por quién podría reemplazarlo, y cómo eso cambiaría el carácter de la Autoridad Palestina.
Durante los últimos dos meses, decenas de miles de habitantes de Gaza han estado llevando a cabo intentos semanales de infiltrarse en Israel para “arrancar sus corazones [de los judíos] de sus pechos”, en una serie de manifestaciones apodadas “Marcha del Retorno” en la frontera. Los islamistas trataron de dañar y romper la valla de seguridad para infiltrarse en Israel, mientras que otros atacaron a los soldados con bombas de gasolina, explosivos, rocas y neumáticos en llamas.
Esos enfrentamientos alcanzaron su nivel más intenso el mismo día de la apertura de la embajada el 14 de mayo, cuando las fuerzas israelíes mataron a más de 60 islamistas palestinos, según el ministerio de salud de Gaza controlado completamente por Hamás. La gran mayoría de los muertos fueron reclamados como miembros de los grupos terroristas Hamás y Jihad Islámica por los líderes de los grupos terroristas en Gaza.
El artículo de opinión inicial de Erekat, al que respondía Greenblatt, se produjo varios días después de la conflagración.
En su artículo de Haaretz el sábado, Greeblatt dijo que la columna de Erekat incluía afirmaciones que eran “en muchos aspectos simplemente inexactas”. No entró en muchos detalles, aparte de la afirmación del oficial palestino de que la mudanza de la embajada era “parte de un intento estadounidense de forzar un acuerdo escrito por Israel sobre los palestinos”.
Greenblatt disputó esa caracterización. Citó el discurso de Trump reconociendo formalmente a Jerusalén como la capital de Israel en diciembre pasado, en el que el presidente dijo que, a pesar de la reubicación de la misión diplomática, “los límites específicos de la soberanía israelí en Jerusalén están sujetos a negociaciones finales entre las partes”.
Desde esa decisión, el presidente de la AP Mahmoud Abbas se ha negado a reunirse con funcionarios de Trump y ha dicho que Estados Unidos ya no puede actuar como un mediador honesto en las negaciones entre las partes.