El legislador del Likud y ex alcalde de Jerusalén, Nir Barkat, tiene su propio plan para mejorar la situación económica en Judea y Samaria.
A diferencia del modelo propuesto por el presidente estadounidense Donald Trump en vísperas del seminario económico en Bahrein, que se refiere a las zonas A y B, el plan Barkat se concentra en la zona C, que está bajo control israelí y representa alrededor del 60% del territorio de Judea y Samaria, y que alberga a más de 400.000 israelíes.
Según el plan Barkat, la cooperación entre las dos comunidades conducirá a la prosperidad económica mutua árabe-israelí. Barkat llegó a esta conclusión en colaboración con el profesor Michael Porter, especialista en gestión de negocios internacionales de la Universidad de Harvard y autor del libro “La ventaja competitiva de las naciones”.
Tras varias visitas a Judea y Samaria y a las zonas industriales conjuntas israelí-palestinas situadas allí, llegaron a la conclusión de que se necesitaban 12 zonas industriales, que emplearán a más de 200.000 palestinos. En la actualidad, unos 30.000 palestinos trabajan en la Zona C, la mitad de ellos en zonas industriales y el resto en poblados.
Además de los lugares que ya se están planificando y construyendo, proponen la construcción de cuatro nuevas zonas industriales y centros logísticos en el sur de Samaria, Maaleh Adumim y la aldea palestina de Tarkumiya, en las colinas al sur de Hebrón, a fin de que la zona sea fácilmente accesible tanto para los israelíes como para los palestinos.
El plan también prevé la creación de un gigantesco parque industrial en Judea y Samaria, que dará empleo a unas 100.000 personas, así como tres parques adicionales, que darán empleo a un total de unas 168.000 personas.
Barkat y Porter estiman que, si se implementa su plan, el salario promedio de un trabajador palestino se duplicará.
Como señalaron en sus declaraciones de altos funcionarios estadounidenses e israelíes, así como por Israel Hayom, “el trabajo y la calidad de vida traerán paz y seguridad”.
El segundo nivel de su plan se basa en el desarrollo de la industria turística en las comunidades israelíes de Judea y Samaria, con especial atención a los sitios bíblicos de la zona, como la Cueva de los Patriarcas y las Piscinas de Salomón. Se espera que esto traiga dinero a los sectores árabe y judío, así como a los trabajadores palestinos, que están empleados principalmente en centros turísticos, como es el caso de la industria turística de Jerusalén.
Hace dos meses, Barkat y Porter presentaron su plan al Primer Ministro Benjamin Netanyahu, quien lo recibió en ese momento, así como a los asesores principales de Trump, Jason Greenblatt y Jared Kushner.
“El objetivo del plan trabajo es evitar la expulsión de judíos o árabes de sus hogares”, explicó Barkat. “Nuestro objetivo es aprovechar las ventajas relativas que tienen todas las sociedades. La parte israelí puede aportar innovación, capital y conocimientos de gestión en beneficio de la parte palestina, que, al trabajar en estas zonas industriales, puede aumentar considerablemente sus ingresos. Esto es un plan que también es bueno para los poblados, y todos los responsables de los poblados lo han acogido con satisfacción”.
Según Barkat, su plan tiene más posibilidades de éxito que el de la administración estadounidense, porque su plan no requiere la cooperación de la administración palestina para tener éxito.
“El plan de la administración (Trump) no se centra en el Área C, en la que estamos concentrados, sino solo en las Áreas A y B. Desde este punto de vista, nuestro plan complementa el de la administración”.