La Unión Europea rechazó el martes la propuesta del presidente estadounidense Donald Trump para asegurar la paz en Oriente Medio y expresó su preocupación por los planes de Israel de aplicar su soberanía en más tierra palestina.
El plan de Trump, que se dio a conocer la semana pasada, prevé la eventual creación de un Estado palestino, pero está muy lejos de las mínimas demandas palestinas y dejaría trozos considerables de Judea y Samaria en manos israelíes.
En una declaración, el jefe de la política exterior de la Unión Europea, Josep Borrell, subrayó el compromiso del bloque con una solución de dos Estados, basada en las líneas de 1967 con la posibilidad de intercambios de tierras mutuamente acordados, compuesto por el Estado de Israel y “un Estado independiente, democrático, contiguo, soberano y viable de Palestina”.
Borrell dijo que la iniciativa de Estados Unidos “se aparta de estos parámetros acordados internacionalmente”.
“Para construir una paz justa y duradera, las cuestiones no resueltas del estatuto final deben ser decididas a través de negociaciones directas entre ambas partes. Esto incluye, en particular, las cuestiones relacionadas con las fronteras, el estatuto de Jerusalén, la seguridad y la cuestión de los refugiados”, dijo Borrell.
El plan de Trump fue acogido con satisfacción por el primer ministro Benjamin Netanyahu, pero el presidente palestino, Mahmoud Abbas, lo ha descartado por ser una “tontería”. Los Estados árabes del Golfo también rechazaron el plan de Estados Unidos por considerarlo “parcial”. Aunque funcionarios israelíes estuvieron presentes para su presentación, no asistió ningún representante palestino.
Netanyahu ha dicho que quiere seguir adelante con los planes de anexión del territorio de Judea y Samaria.
“Nos preocupan especialmente las declaraciones sobre la posibilidad de anexión del Valle del Jordán y otras partes de Judea y Samaria”, dijo Borrell.
Los palestinos buscan en toda Judea y Samaria y el este de Jerusalén, zonas capturadas por Israel en la guerra de Oriente Medio de 1967, un Estado independiente y la retirada de más de 700.000 colonos israelíes de estas zonas.
Pero el plan se apoya en la visión nacionalista de línea dura de Netanyahu para la región y deja de lado muchas de las demandas principales de los palestinos.