El sábado por la noche, Irán disparó decenas de misiles balísticos contra Israel. Uno de ellos impactó en Tamra, una ciudad árabe al este de Haifa, y causó la muerte de cuatro personas. Este ataque marcó el primer bombardeo iraní desde la madrugada.
Las alertas telefónicas del Comando del Frente Interno resonaron pasadas las 11 de la noche. Las sirenas sonaron únicamente en el norte y en la región de Haifa, donde las defensas antiaéreas intentaron interceptar los proyectiles. La mayoría de los ciudadanos corrieron a refugios.
En Tamra, un misil destruyó una casa de dos pisos. Cuatro mujeres murieron: Manar Khatib, sus hijas Hala, de 20 años, y Shada, de 13, junto con otra familiar, también llamada Manar Khatib, casada con el hermano del padre de familia. Otras diez personas resultaron heridas. Los residentes de esta ciudad árabe israelí han denunciado durante años la falta de refugios antiaéreos y la ausencia de habitaciones seguras en las viviendas. Aunque la ley exige incluir espacios protegidos en edificios construidos desde los años 90, las autoridades locales y nacionales apenas fiscalizan su cumplimiento.
A las 11:45 de la noche, el Comando del Frente Interno permitió salir de los refugios, aunque se anticipaban más ataques durante la madrugada. Los servicios de emergencia acudieron al edificio alcanzado en Tamra, según imágenes difundidas por el Servicio de Bomberos y Rescate de Israel.
Un video en redes sociales desató indignación. En él, una familia judía celebraba mientras los misiles iraníes caían sobre Tamra. “¡Al pueblo, al pueblo!”, gritaba un hombre, antes de entonar junto a otros la frase racista “Que tu pueblo arda”, aplaudiendo al ver los proyectiles impactar en la ciudad vecina. Varios políticos condenaron estas imágenes. La diputada laborista Naama Lazimi escribió en X que no hay “nada humano, judío o israelí” en celebrar un ataque contra una ciudad árabe, y lo calificó de “vergonzoso y repugnante”. Asaf Zamir, vicealcalde de Tel Aviv, expresó náuseas y vergüenza por estas actitudes. Ayman Odeh, líder de Hadash-Ta’al, afirmó que estas voces reflejan las de “Netanyahu, Ben Gvir y Smotrich, los belicistas y sus seguidores”, y exigió investigar y arrestar a los responsables. Otros videos mostraron a árabes israelíes celebrando al ver misiles dirigidos a zonas judías.
El viernes por la noche y la madrugada del sábado, Irán ya había lanzado tres oleadas de misiles balísticos contra Israel. Esos ataques dejaron 80 heridos, incluidas tres víctimas mortales en Ramat Gan y Rishon Lezion: Etti Cohen Engel, Yisrael Aloni y Yevgenia Blinder. Según Magen David Adom, varias personas sufrieron heridas graves, mientras que otras presentaron lesiones leves o crisis de ansiedad. Los medios iraníes aseguraron que el primer bombardeo incluyó cientos de misiles, pero las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) estimaron un total de 200 proyectiles en todos los ataques. Cada oleada del viernes consistió en decenas de misiles, aunque las FDI no precisaron cifras.
Las FDI instaron a la población a no difundir imágenes ni ubicaciones de los impactos, ya que “el enemigo monitorea las imágenes para mejorar sus capacidades de ataque”. La guerra entre Israel e Irán escaló el viernes, cuando Israel lanzó una ofensiva masiva contra sitios nucleares, bases de misiles y altos mandos militares iraníes. Según Israel, el ataque respondió a inteligencia que indicaba que Teherán estaba cerca de un “punto de no retorno” en su programa nuclear. Militares israelíes anticiparon que la operación durará varios días y afirmaron que, al concluir, “no habrá amenaza nuclear” desde Irán, aunque esperan una respuesta intensa de la República Islámica.