Las autoridades israelíes declararon culpable a Reyes Rigo Cervilla, ciudadana española de 56 años, de dos cargos de agresión. Ella participó en la Flotilla Global del Sumud hacia Gaza a inicios de octubre. Cervilla abordará un vuelo de regreso a España el sábado tras un acuerdo con fiscales. Pagará una multa de 10.000 shekels, equivalente a 3.055 dólares, antes de salir de Israel.
Inicialmente, las autoridades afirmaron que Cervilla mordió a un guardia cuando las autoridades la devolvieron a su celda tras un chequeo médico en la prisión de Ketziot. La activista negó la acusación. Los fiscales de la policía del recinto de Néguev se retractaron de esa afirmación. En una versión enmendada presentada ante el Tribunal de Magistrados de Beersheba, indicaron que Cervilla arañó al oficial cuando ella se negó a entrar en su celda.
Los fiscales acusaron a Cervilla de atacar a la guardia al agarrarla por la mano izquierda y clavarle las uñas en la carne. El acto causó un corte profundo y enrojecimiento al oficial. El corte del guardia recibió desinfección y las autoridades administraron una vacuna contra el tétanos. La activista española se declaró culpable de los cargos para regresar a casa, según su abogado Hayl Abu Gharara.
Cervilla sostiene que actuó en defensa propia. Acusó al guardia de la prisión de comportarse violentamente con ella y su amiga durante el incidente. El acuerdo de culpabilidad evitó que la policía mostrara imágenes del incidente al tribunal. Abu Gharara afirmó que esas imágenes habrían expuesto el comportamiento supuestamente violento del guardia. El abogado informó al tribunal sobre la decisión de Cervilla pese a los argumentos en su favor.
“Le avisé a la acusada y le dije que el trato propuesto era duro, pero al final del día ella aceptó el trato, a pesar de los argumentos que tiene con respecto al incidente”, dijo Abu Gharara al tribunal. Cervilla afirmó durante la audiencia que sufrió palizas y violencia por parte de los guardias. “Me dieron palizas, nos empujaron mucho”, dijo Cervilla al tribunal.
“A diferencia de lo que se describió, atacaron a mi amiga, traté de defenderla. Cuando me acerqué a mi amigo, me agarraron por la cabeza y se me cayeron las gafas. Después de recibir todo tipo de empujones de todas partes, me levanté del suelo”. Cervilla describió que las autoridades le prohibieron salir de una celda superpoblada durante todo un día.
“Éramos 14 mujeres en una celda de cinco personas. No nos dieron agua, la comida olía mal, me empujaron, nos golpearon, no recibí todo lo que debería tener”, dijo Cervilla al tribunal. Las afirmaciones de Cervilla coinciden con las de la activista sueca Greta Thunberg y otros participantes en la flotilla de Sumud. Estos alegaron que los guardias los maltrataron repetidamente durante su detención.
El ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, supervisa el servicio penitenciario. Ben Gvir dijo en un comunicado que se sentía orgulloso de las duras condiciones aplicadas a los activistas. “Fui a visitar la prisión de Ketziot y me enorgulleció que estemos tratando a los ‘activistas de la flotilla’ como partidarios del terrorismo, quien apoya el terrorismo es un terrorista y merece las condiciones de los terroristas”, dijo el domingo.
Israel interceptó 42 buques de la flotilla de Sumud el 1 de octubre. La flotilla transportaba una cantidad simbólica de ayuda humanitaria. Este intento de los activistas buscó desafiar el bloqueo naval de Israel sobre Gaza. Intentos similares recibieron interceptación en junio y julio. Los hechos ocurrieron en medio de una creciente ira internacional contra Israel por la crisis humanitaria en la Franja.
Los funcionarios israelíes denunciaron a Sumud y otras misiones como trucos a favor de Hamás. La deportación de Cervilla se ejecuta este fin de semana. Los hechos ocurrieron antes de la deportación prevista.