Una cadena de eventos de baile impulsados por israelíes en el norte de Tailandia quedó suspendida tras una campaña de incitación digital y actos de vandalismo atribuidos a activistas antiisraelíes. La situación generó presión creciente sobre autoridades locales y derivó en la cancelación definitiva de las celebraciones previstas.
El Loop Festival surgió por iniciativa de israelíes residentes en Pai, quienes colaboraron con socios de otros países para diseñar una propuesta de música electrónica. Luego de más de un año de organización, la primera fiesta reunió a cientos de asistentes procedentes de Israel y de diversos puntos del extranjero.
Eliad Yehuda y Daniel Keizman explicaron a Ynet y al Canal 12 que los ataques comenzaron tras el éxito inicial. En redes sociales aparecieron mensajes que los calificaban de “asesinos de bebés” y aseguraban que pretendían “apoderarse” de la localidad.
Después llegaron los daños materiales. Carteles promocionales en Pai aparecieron quemados. Días antes del segundo evento, el recinto previsto sufrió una irrupción violenta. Equipos fueron destruidos, incendiados y robados, lo que elevó la tensión y la sensación de inseguridad entre los organizadores.
El equipo halló un nuevo espacio con mayores medidas de protección y realizó la segunda fiesta. Sin embargo, tras ese encuentro, las autoridades locales informaron que los próximos eventos ya no recibirían autorización, pese a que los permisos anteriores se encontraban en regla.
“No entendíamos de dónde venía esto. Todo estaba aprobado, las autoridades estaban al tanto de todo, hicimos todo según lo requerido. Intentamos obtener respuestas, pero hasta el día de hoy no las hemos recibido”, dijo Yehuda al Canal 12. “Somos simplemente un grupo de personas que se unieron para hacer el bien a la gente, para llevar alegría, por amor a la música, y nuestro equipo incluye europeos, tailandeses y australianos. No entendíamos de dónde venía esto”.
Ambos señalaron que las pérdidas económicas por la cancelación alcanzaron cientos de miles de shékels. Keizman indicó a Ynet que la policía no identificó a los responsables del vandalismo y que no recibieron avances oficiales sobre la investigación.
“La verdad es que no recibimos ningún tipo de actualización sobre el asunto. Al parecer fue muy difícil encontrarlos. Al fin y al cabo, la policía aquí tiene recursos limitadosץ Estamos en un pueblo pintoresco en las montañas del norte de Tailandia”.
Añadió que la campaña generó temor entre residentes locales y erosionó el respaldo inicial. “Creo que los propios lugareños empezaron a sentirse amenazados por toda esta campaña que se creó en torno a nosotros y en nuestra contra, y naturalmente eso hizo que perdiéramos apoyo. No los culpamos”.
Pese a todo, ambos aseguraron que no cederán ante la violencia. “Crearemos algo juntos, un proyecto contra esta cosa —el antisemitismo— para que estas organizaciones entiendan que si intentan eliminarnos, entonces creceremos por cuatro, porque también tenemos respaldo, estamos unidos. Estamos juntos”, afirmó Keizman.
