Recientemente, el primer ministro Naftali Bennett criticó a los no vacunados contra el COVID-19, lo que suscitó la pregunta de si “atacar” al otro bando es una herramienta eficaz de persuasión. Según los estudios, puede crear un efecto contraproducente, que hace que la gente crea aún más en su concepción.
Las dudas sobre las vacunas no son exclusivas del COVID-19. La Organización Mundial de la Salud ha definido este fenómeno como un reto importante, ya que se calcula que cada año mueren 1,5 millones de niños por enfermedades que pueden prevenirse con las vacunas existentes. La organización también descubrió que la indecisión en la vacunación estaba relacionada con la preocupación por la seguridad de las vacunas, la confianza en la información sanitaria falsa y la desconfianza en el sistema sanitario y los líderes políticos.
Sin embargo, puede haber diferencias en la causa de la indecisión en la vacunación, entre las vacunas para niños y para adultos. En un estudio que realicé con la profesora Ayelet Baram-Tsabari y el Grupo de Comunicación Científica dirigido por ella, del Technion, y con médicos de la Asociación Midaat, dirigidos por el Dr. Itamar Netzer, ginecólogo, descubrimos que la indecisión de los padres a la hora de vacunar a sus hijos se basaba principalmente en la eficacia de la vacuna, la probabilidad de que su hijo contrajera la COVID y el temor a las mutaciones perjudiciales para los niños.
Además, la indecisión puede estar basada en información sanitaria falsa. Los estudios descubrieron que el 80% de los sitios web sobre vacunas incluyen una apelación emocional, que evoca emociones negativas como la ansiedad y el miedo, lo que puede llevar a una percepción de alto riesgo y a una disminución de las tasas de inmunización. Del mismo modo, otro estudio que examinó las cuentas de Twitter en contra de las vacunas descubrió que eran más propensas a expresar ira que las cuentas que están a favor de las vacunas.
Además, los indecisos difieren entre sí, no solo en consideraciones sino también en emociones, por lo que los esfuerzos de divulgación dirigidos a ellos deben ser personalizados. Así, quienes hayan recibido información errónea contra las vacunas que contenga emociones negativas sentirán más ansiedad y miedo. Estos sentimientos deben abordarse con empatía, al tiempo que se presenta una amplia información sobre la vacuna, como única estrategia que tenemos para prevenir y reducir los riesgos asociados al coronavirus.
Por otro lado, el uso de un llamamiento emocional que contenga miedo será eficaz para aquellos que son apáticos hacia el virus. Para ellos, los peligros del virus son exagerados, por lo que en este caso es importante explicar los riesgos.
Criticar a los indecisos no es la forma correcta de fomentar la inmunización, y puede provocar la respuesta contraria.
En su lugar, deberían adoptarse varias estrategias de actuación. La principal es la creación de un equipo, que estará formado por profesionales de la medicina, investigadores del mundo académico y expertos en medios de comunicación, para examinar las consideraciones que influyen en la indecisión sobre las vacunas; planificar y diseñar una estrategia de medios de comunicación para fomentar la inmunización y disipar la información sanitaria falsa, todo ello adaptado a un público específico. Además, se formará al personal médico en la comunicación interpersonal eficaz para fomentar la vacunación mediante la motivación personal.
Por último, es importante recordar que los indecisos y los antivacunas tienen derecho a tomar su propia decisión, y eso debe respetarse.