En Tira, dos hombres murieron y otro resultó gravemente herido en un tiroteo, parte de la ola de violencia criminal en el sector árabe de Israel.
Violencia criminal en Tira agrava ola delictiva en comunidades árabes
Un tiroteo en la ciudad de Tira, en el centro de Israel, dejó dos hombres muertos y otro gravemente herido esta mañana, cuando desconocidos dispararon contra su vehículo, según informó la Policía de Israel y el servicio de emergencia Magen David Adom. Los paramédicos llegaron al lugar poco después de las 5 a.m. y encontraron a los tres hombres dentro del vehículo. Dos de ellos, inconscientes, fueron declarados muertos en la escena, mientras que el tercero fue trasladado al Centro Médico Meir para recibir tratamiento. La policía abrió una investigación, sospechando que el ataque está ligado a una disputa criminal, aunque no ha detenido a ningún sospechoso. Este incidente se suma a la creciente ola de violencia que afecta al sector árabe-israelí, como lo evidencia el asesinato de Sabri Mazen Mardi, de 24 años, ocurrido días antes en la misma ciudad.
La violencia en Tira no es un caso aislado. En los últimos meses, las comunidades árabes de Israel han enfrentado un aumento alarmante de crímenes violentos, principalmente relacionados con el crimen organizado. Según datos de la ONG Iniciativas Abraham, en lo que va de 2025, al menos 76 personas han sido asesinadas en incidentes de este tipo en el sector Árabe, un ritmo similar al de los años anteriores. En 2024, se registraron 111 homicidios, incluyendo a 13 mujeres, cuatro adolescentes y tres niños, lo que refleja la gravedad del problema. La mayoría de estos crímenes, según fuentes policiales, están vinculados a disputas entre clanes, deudas impagas y actividades de bandas criminales que operan en el mercado negro de préstamos y armas.
El Comisario Jefe Daniel Levy, en abril de 2025, reconoció que la ola de crímenes en el sector árabe se ha convertido en un “monstruo” que la policía lucha por controlar. Durante una ceremonia de graduación, Levy prometió redoblar esfuerzos para combatir esta violencia, que ha dejado un saldo de casos no resueltos que alimenta la desconfianza de la comunidad hacia las autoridades. En 2024, solo el 25% de los crímenes en comunidades árabes fueron resueltos, en contraste con el 70% en comunidades judías, según estadísticas nacionales. Esta disparidad ha generado críticas hacia las políticas de seguridad, especialmente bajo la gestión del ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, quien ha sido acusado de priorizar otras áreas y facilitar el acceso a armas de fuego, lo que agrava la situación.
Datos clave sobre la violencia en el sector árabe de Israel
- Homicidios en 2025: Al menos 76 personas asesinadas hasta abril, según Iniciativas Abraham.
- Resolución de casos: Solo el 25% de los crímenes en comunidades árabes se resuelven, frente al 70% en comunidades judías.
- Armas ilegales: Entre 200,000 y 400,000 armas de fuego circulan en comunidades árabes, muchas robadas al ejército.
- Crimen organizado: Cinco grandes grupos controlan actividades delictivas, según el criminólogo Walid Haddad.
- Inversión gubernamental: En 2021, se aprobó un plan de 9,400 millones de dólares para 2022-2026 para combatir la criminalidad y mejorar condiciones socioeconómicas.
2024, un caso destacado fue el asesinato de Mohammed Ades, de 15 años, en Jaljulia, baleado mientras comía pizza a solo 100 metros de un puesto policial. Su madre, Suheila, denunció la falta de acción policial, un sentimiento compartido por muchas familias. Otro caso conmocionó a Ramla en 2020, cuando Sharifa Abu Mu’ammar, una maestra de 30 años, fue asesinada por disparos indiscriminados mientras preparaba leche para su hija. Su esposo, Mohammed, relató cómo el trauma afectó a su familia, que aún espera justicia. Estos incidentes subrayan la magnitud de la violencia, que no distingue entre víctimas inocentes y personas involucradas en actividades criminales.
Históricamente, el crimen organizado en el sector árabe ha crecido debido a factores socioeconómicos y estructurales. La pobreza endémica en comunidades del norte y del Neguev, combinada con la discriminación en el acceso a préstamos bancarios, ha empujado a muchas familias a recurrir a prestamistas ligados a bandas criminales. Según Farah, un experto citado por AFP, quienes no pagan enfrentan represalias violentas, desde agresiones físicas hasta asesinatos. En 2021, el entonces primer ministro Naftali Bennett describió a estas bandas como un “Estado dentro del Estado”, con acceso a un arsenal comparable al de un “pequeño ejército”. Su gobierno aprobó un plan de 9,400 millones de dólares para 2022-2026, que incluía medidas contra el crimen organizado y el desarrollo socioeconómico, pero los resultados han sido limitados.
Esfuerzos gubernamentales y desafíos persistentes en el sector árabe
El plan de Bennett buscaba desmantelar organizaciones criminales, reducir el tráfico de armas y fomentar la confianza en la policía. Incluyó la creación de una división policial especializada y la incorporación de 1,100 agentes adicionales. Sin embargo, la proliferación de armas ilegales, estimadas entre 200,000 y 400,000, muchas robadas al ejército, sigue siendo un obstáculo. En 2022, la Operación Ruta Segura logró incautar 65,000 armas y frustrar 39 intentos de asesinato, según el portavoz policial Eli Levi. A pesar de estos avances, la violencia persiste, y la falta de cooperación comunitaria, derivada de la desconfianza, complica las investigaciones.
La situación en Tira refleja un patrón más amplio. En Lod, en 2021, Sami Abu Shamsia fue secuestrado durante cinco días debido a una deuda de su hermano con bandas criminales. Su caso, registrado por cámaras de seguridad, evidenció la audacia de los delincuentes. En Umm al-Fahm, el periodista Nidal Aghbariya fue asesinado a tiros en su auto en 2022, un día después de otro homicidio en Lod, donde Manar Hajjaj y su hija Hadra, de 14 años, murieron en un ataque similar al de Tira. Según el Aman Center, 128 civiles árabes murieron en 2021 por violencia criminal, un aumento frente a los 113 de 2020 y los 96 de 2019.
La participación de la comunidad también ha sido clave. En 2020, la organización Madres por la Vida surgió tras una marcha desde Haifa a Jerusalén, exigiendo medidas urgentes. Figuras como Wadfa Jabali, cuya persistencia logró la condena de un asesino en Qalansawe, inspiran a otras familias. Sin embargo, la percepción de abandono persiste. En 2023, un informe de Ynet señaló que 1,500 niños quedaron huérfanos en una década debido a esta violencia, y las familias critican la falta de apoyo del sistema de bienestar.
El criminólogo Walid Haddad identificó en 2022 a cinco grandes grupos de crimen organizado en el sector árabe, cuyo poder creció desde 2003. Estos grupos explotan la marginación económica y la falta de acceso a servicios, perpetuando un ciclo de violencia. A pesar de los esfuerzos, como el uso del Shin Bet en tareas contra el crimen, la situación sigue siendo crítica, y la policía enfrenta acusaciones de ineficacia. La reciente declaración de Levy sobre eliminar al “monstruo” busca renovar la confianza, pero los incidentes como el de Tira muestran que el desafío persiste.