El presunto autor intelectual de la fuga de la prisión de Gilboa de la semana pasada ha declarado que él y los otros cinco fugados planearon su operación hace nueve meses y no recibieron ayuda de otros presos.
Mahmoud al Arida habló el martes por la noche con su abogado, Raslan Mahajna, por primera vez desde su detención el viernes, y reveló nueva información sobre la fuga.
“Soy responsable de toda la planificación de la fuga y de la excavación”, se jactó al-Arida, según informaron el miércoles los medios de comunicación en lengua hebrea. Afirmó que no recibieron ninguna ayuda de dentro o fuera de la prisión.
Sin embargo, según un informe del martes, los investigadores que investigan la fuga del pasado lunes creen que al menos 11 presos participaron en la excavación del túnel, que comenzó ya en noviembre de 2020.
Al-Arida, considerado un alto miembro de la Jihad Islámica, fue encarcelado de por vida por actividades terroristas, incluidos ataques en los que murieron soldados.
Su abogado dijo que Al-Arida afirmó que él y los otros fugados escucharon los informes de los medios de comunicación sobre la fuga utilizando pequeñas radios que se habían llevado de la prisión.
Al-Arida también confirmó que los seis hombres se dirigieron a pie a la cercana ciudad árabe de Na’ura, a unos siete kilómetros (4,3 millas) de la cárcel, donde se ducharon y se cambiaron de ropa antes de salir de la ciudad.
Citando detalles filtrados del interrogatorio del Shin Bet de los cuatro fugados que han sido recapturados, en particular del notorio comandante terrorista Zakaria Zubeidi, los informes dijeron que rogaron a varios residentes que los llevaran a la ciudad de Yenín, en Cisjordania, pero se les negó.
Los fugitivos recapturados dijeron al Shin Bet que ellos y sus compañeros decidieron dividirse en tres parejas y esconderse en el norte de Israel hasta que se calmara la zona fronteriza de Cisjordania.
“Queríamos llegar a Cisjordania, pero sabíamos que nos esperaban muchas fuerzas en las fronteras”, dijo al-Arida el martes.
La policía capturó a dos de los fugitivos -incluido Al Arida- en Nazaret el viernes por la noche. Horas más tarde, otros dos fueron detenidos en la cercana ciudad de Shibli-Umm al-Ghanam. En ambos casos, los israelíes árabes que se encontraron con los fugitivos informaron a las autoridades de sus sospechas, lo que contribuyó a su captura.
Pero, según al-Arida, nadie en Nazaret informó a las autoridades de él y de los otros fugados, y fueron detenidos por casualidad cuando una patrulla de la policía los vio.
Las fuerzas de defensa dicen que están reduciendo la localización de los dos últimos -Iham Kamamji y Munadil Nafiyat-, ambos miembros del grupo terrorista Jihad Islámica
Según Haaretz, las autoridades creen que Nafiyat logró llegar a Yenín, después de que fuera identificado en las imágenes de seguridad que cruzaron la valla fronteriza la semana pasada. Aunque las fuerzas siguen buscando a Kamamji en Israel, se cree que también ha cruzado a Cisjordania y se dirigía a Yenín, según el informe.
Cada vez es mayor la preocupación de que el esfuerzo por capturar a los dos últimos fugitivos se complique mucho más si consiguen llegar al abarrotado campo de refugiados de Yenín, en gran medida una zona prohibida para las fuerzas israelíes y de la Autoridad Palestina.
Ello requeriría una incursión de las FDI, lo que no solo aumentaría las posibilidades de que se produjeran bajas israelíes, sino que también haría mucho más difícil capturar a los fugitivos con vida. Israel no quiere convertirlos en “mártires”, dado que ya han sido idolatrados por gran parte del público palestino por su audaz fuga.
Los seis se escaparon de la prisión de Gilboa en las horas previas al amanecer del pasado lunes, logrando salir a través del sistema de drenaje de su celda y de un espacio vacío debajo de la prisión.
Aunque los funcionarios habían advertido que los fugados posiblemente planeaban un ataque terrorista, al-Arida dijo que solo “buscaba la libertad, abrazar a mi madre”.
Se dice que los presos realizaron las excavaciones utilizando platos y mangos de sartenes afilados y que arrojaron la suciedad excavada en el sistema de alcantarillado, en cubos de basura y en pozos huecos que encontraron en su ala.
La fuga está considerada como una de las peores fugas de la historia de Israel y el servicio penitenciario se ha enfrentado a importantes críticas tras el incidente, ya que, según se informa, una serie de errores permitieron a los seis fugarse.