Eliyahu “Churchill” Margalit, asesinado por terroristas en el kibutz Nir Oz hace dos años, fue finalmente sepultado en Israel el lunes, a los 75 años. Su cuerpo, que había sido llevado cautivo a Gaza durante el ataque del 7 de octubre de 2023, fue devuelto por Hamás el viernes por la noche. Ese mismo día también recibieron sepultura dos soldados israelíes, el mayor Yaniv Kula, de 26 años, y el sargento Itay Yavetz, de 21, ambos asesinados el domingo en la Franja de Gaza por agentes terroristas.
Margalit, quien dejó a su esposa, tres hijos y tres nietos, había salido temprano aquella mañana del ataque para alimentar a sus caballos en el establo del kibutz, donde fue asesinado. En el funeral realizado en Nir Oz, su hija Nili, de 40 años, relató el dolor que la acompañó desde aquel día. Ella misma fue secuestrada durante el ataque y permaneció como rehén durante 55 días.
En su discurso, explicó que se tatuó después de su liberación “para grabar este desastre en mi cuerpo, para que no se imprima solo en mi alma”. Dirigiéndose a su padre, expresó: “Si bien sé que no te gustaría, también sé que lo aceptarías, como siempre me aceptaste a mí”.
Nili describió la dificultad de poner en palabras la intensidad emocional que la embargaba desde aquel Shabat. “Al principio, me negué a usar la palabra ‘comodidad’. ¿Qué consuelo se podía encontrar en una catástrofe tan grande, en la que perdí a ti y también a mis amigos más cercanos, que eran una parte inseparable de mí, mi propia casa, que fue quemada, nuestro hermoso kibutz?”, dijo.

Sin embargo, reconoció que, con el paso del tiempo y la confusión de los últimos dos años, había hallado una forma de consuelo. “Puedo encontrarlo en el hecho de que nos dejaste tan temprano en la mañana, que no sufriste, que no viste las impactantes vistas, la destrucción y el abandono allí ese día, y durante muchos días después. Que, para ustedes, nuestro amado kibutz permanece como lo conocieron”.
En el cierre de su mensaje, Nili se dirigió nuevamente a su padre: “Papá, cerraste los ojos hace mucho tiempo, y en unos minutos tu cuerpo estará en el suelo. El suelo que tanto amaste te envolverá, cuando tu viaje en este mundo llegue a su fin.” Su hermana Noa también tomó la palabra para expresar el alivio que sintió al poder darle sepultura tras dos años de espera: “Necesitaba tanto que volvieras a casa. Ahora, voy a estar bien”.
El amigo de Margalit, Gilad Sharon, hijo del exprimer ministro Ariel Sharon, recordó con emoción el vacío que dejó su ausencia. “Durante nueve meses, el establo de Churchill estuvo desierto. Sus amigos habían tenido suficiente y decidieron hacer algo. Junto con la familia y la gente de Nir Oz, restauraron el establo y trajeron caballos, de modo que ahora, al otro lado del kibutz, se puede escuchar a los caballos relinchar nuevamente”, relató.
Añadió que los compañeros de equitación de Margalit, con quienes montó durante décadas, continúan cabalgando, y entre sus pertenencias llevan una fotografía de él junto a las sillas de montar, bridas, cuerdas y demás equipos de equitación.
Ese mismo lunes fueron enterrados los dos soldados israelíes caídos el domingo, víctimas de un ataque con RPG y fuego de francotiradores perpetrado por Hamás en Rafah, al sur de Gaza, dentro del área controlada por Israel durante el alto el fuego.

El mayor Yaniv Kula fue sepultado en el monte Herzl de Jerusalén. Acompañaron su féretro los residentes de su ciudad natal, Modiin. Le sobreviven su esposa, Netta, sus padres Dganit y Oren, su hermano Idan y su hermana Yuval. En la ceremonia, su padre, Omer, expresó: “Hijo mío, el agujero que has dejado atrás es enorme. No puedo describir cuánto falta sin ti. Siempre fuiste tú mismo. La minuciosidad con la que hacías las cosas era tu tarjeta de presentación”.
Su madre recordó la pasión que ambos compartían por el deporte y narró cómo, al decidir participar en un triatlón, Yaniv se ofreció de inmediato a acompañarla. “El día de la carrera, nuestros ánimos estaban altos. Sabíamos que haríamos lo mejor de todos, y lo hicimos juntos”, contó. Netta, su esposa, evocó su carácter íntegro: “Siempre supiste leerme a mí y a todos, como un libro abierto. Tu conciencia estaba tranquila; siempre hiciste lo correcto y eso fue lo único en lo que te enfocaste”.
Kula había sido ascendido a comandante de compañía poco antes de su muerte. Su hermano Idan destacó el esfuerzo que realizó para alcanzar ese puesto y la claridad con la que combinaba la visión general con la atención al detalle. Su hermana Yuval recordó sus mensajes durante el último mes en Gaza: “Durante todo el mes me escribiste. Te pregunté cuándo saldrías de nuevo. Desde que entraste en este puesto, apenas has salido a ver gente. Siempre me escribiste: ‘La misión no está completa. Todavía hay rehenes que regresar’”.
El sargento Itay Yavetz, de 21 años, caído en el mismo ataque, fue enterrado también el lunes en el cementerio militar de Modi’in. Su padre, Avishai, relató que su hijo había escrito notas en su teléfono durante los últimos dos años, previendo que, si moría, su familia las encontraría. Durante el funeral, leyó algunas de ellas “para que entiendas un poco qué tipo de hijo tuvimos”.

Una de las notas decía: “Estoy en el mundo: el mundo que es tan grande, lleno de infinitos significados, y ¿cuál es mi lugar en él, si soy solo otra pequeña bobina en una máquina bien engrasada? El poder del universo me sorprende de nuevo cada vez. Sé que la belleza y la bondad se ciernen a mi alrededor, tocando cada latido del corazón.” En otra reflexión, escribió: “No existo sin razón, y hay una razón para todo”.
En otro texto, Itay expresó: “Estoy feliz con la sensación de crecimiento y desarrollo que estoy atravesando, y no he logrado poner en palabras el despertar que siento desde que comencé a estudiar en la universidad.
Hay un nuevo movimiento dentro de mí, casi vertiginoso, un intento de entender cómo seguir siendo yo mismo, pero una versión mejor. Yo, pero menos irritable, más tolerante, más presente.” Su padre concluyó su discurso con un homenaje: “Mi Itay, como siempre te dije, estoy orgulloso de ti y valoro tus elecciones. Eras el mundo entero para mí, te saludo”.
