El lunes fue enterrado en la ciudad drusa de Majdal Shams el duodécimo niño que murió en un ataque con cohetes de Hezbolá a un campo de fútbol. El funeral de Gevara Ebraheem, de 11 años, se celebró un día después de los funerales de las otras víctimas, con la presencia de cientos de personas. Un familiar describió la tragedia como algo que había “sacudido nuestros corazones”.
Según el diario Haaretz, Ebraheem había expresado en su página de Facebook el 15 de octubre, tras el inicio de la guerra, su deseo de vivir en paz. Le sobreviven sus padres y su hermano menor.
El ataque del sábado por la tarde en el norte de Israel, que mató a otros 11 niños mientras jugaban en un campo de fútbol, dejó a Ebraheem desaparecido durante 24 horas. La policía confirmó su muerte el domingo por la noche, tras nuevos hallazgos en la escena del ataque, disipando la esperanza de su familia de que hubiera sobrevivido.
Wael Mugrabi, jefe del Consejo Regional de Ein Qiniyye y pariente de Ebraheem, mencionó al Canal 12 que inicialmente se les informó erróneamente que el niño había sido llevado al Centro Médico Ziv en Safed. Las cámaras del campo de fútbol quedaron destruidas en la explosión, dificultando la identificación y el rastreo de Ebraheem.
Un miembro del consejo local comentó a Ynet que el cohete probablemente alcanzó directamente al niño, según el instructor de fútbol que aseguró que estaba con el grupo de niños en el momento del impacto.
El domingo se realizaron los funerales de las otras 11 víctimas, 10 de ellas en Majdal Shams y una en Ein Qiniyye, en un ambiente de dolor y enojo en la comunidad drusa. Banderas negras ondeaban y los negocios locales cerraron en señal de luto. Miles de personas se congregaron para despedir a las víctimas.
En una reunión del gabinete de seguridad, se autorizó al primer ministro Benjamin Netanyahu y al ministro de Defensa, Yoav Gallant, a decidir la respuesta de Israel al ataque. Gallant, en su segunda visita a Majdal Shams desde el ataque, aseguró a las familias en duelo que Hezbolá pagaría por el ataque y que la seguridad sería restablecida.
El grupo terrorista Hezbolá, que inicialmente reclamó el lanzamiento de un cohete hacia una base de las Fuerzas de Defensa de Israel cerca de Majdal Shams, negó su participación cuando surgieron informes de víctimas civiles.
La tensión en la región se ha incrementado con Israel amenazando con una represalia dura, mientras el Líbano se prepara ante el temor de una guerra total. Hasta el momento, los enfrentamientos han dejado 24 civiles israelíes muertos, así como 18 soldados y reservistas de las FDI. Hezbolá ha reportado la muerte de 382 de sus miembros, además de otros 68 de otros grupos terroristas y un soldado libanés, junto a decenas de civiles en el Líbano.