Según un estudio reciente de la Universidad Estatal de Oregón, publicado el viernes en la revista Journal of Experimental Medicine, es imposible determinar la condición de diabético de una persona por su aspecto exterior.
La diabetes de tipo 2, antes conocida como diabetes del adulto, es una enfermedad crónica grave que afecta al modo en que el organismo metaboliza la glucosa. Suele estar asociada a la obesidad. Si no se trata, la resistencia a la insulina característica de la diabetes hace que el azúcar se acumule en el torrente sanguíneo y tenga efectos mortales en muchos órganos importantes.
Los científicos Audrey Morgun, profesora asociada de ciencias farmacéuticas en la Facultad de Farmacia de la OSU, y Natalia Shulzhenko, de la OSU, y Giorgio Trinchieri, del Instituto Nacional del Cáncer, se propusieron conocer qué órganos, vías biológicas y genes determinan el desarrollo de la diabetes de tipo 2.
¿Qué causa la diabetes de tipo 2?
Los resultados mostraron que un tipo particular de microbiota intestinal conduce a la creación de tejido adiposo blanco que contiene grandes células macrófagas, las cuales están asociadas a la resistencia a la insulina. El tejido adiposo blanco es también el principal tipo de grasa del cuerpo humano.

“La diabetes inducida por la dieta occidental se caracteriza por el daño mitocondrial dependiente de la microbiota”, dijo Morgun. “El tejido adiposo tiene un papel predominante en la resistencia sistémica a la insulina, y hemos caracterizado el programa de expresión genética y el regulador maestro clave del macrófago del tejido adiposo que [está] asociado a la resistencia a la insulina”.
La “dieta occidental”
Shulzhenko, profesor asociado de la Facultad de Veterinaria Carlson de la OSU, caracterizó la diabetes de tipo 2 como una “pandemia mundial” causada, al menos en parte, por la omnipresente “llamada ‘dieta occidental’, rica en grasas saturadas y azúcares refinados”. Sin embargo, también explicó que “las bacterias intestinales tienen un papel importante en la mediación de los efectos de la dieta”.
Los científicos emplearon una serie de técnicas de investigación, entre ellas el análisis transcodificador, en este caso, experimentando con ratones. Examinaron el intestino, el hígado, el músculo y el tejido adiposo blanco de los ratones. También recogieron datos de pacientes humanos obesos, examinando la firma molecular (es decir, qué genes se expresaban) de sus macrófagos del tejido adiposo blanco.
“Nuestros experimentos y análisis predicen que una dieta rica en grasas y azúcares actúa principalmente en el tejido adiposo blanco al provocar daños relacionados con la microbiota en el proceso de síntesis de energía, lo que conduce a una resistencia sistémica a la insulina”, afirma Morgun.
Hay una gran variedad de factores que determinan quién desarrolla diabetes de tipo 2 y quién no. Aunque la obesidad puede ser un factor de riesgo, en última instancia es imposible saber el estado de salud física de una persona sólo por su apariencia. En particular, su condición de diabético no puede deducirse de un vistazo.