Hamás, la Jihad Islámica Palestina y los demás grupos terroristas de la Franja de Gaza creen que se producirá otro enfrentamiento a gran escala con Israel, independientemente de quién gane las elecciones del 17 de septiembre.
La única pregunta es si Israel lanzará una ofensiva terrestre durante un período prolongado de varios días en lugar de limitarse a realizar maniobras rápidas, sobre todo desde el aire.
Esta evaluación puede explicar por qué los terroristas han lanzado recientemente cohetes contra ciudades israelíes como Ashkelon y Ashdod en lugar de contra las comunidades que se encuentran más cerca de la frontera.
Hamás quiere poner a prueba las líneas rojas y la paciencia de Israel y ha permitido que la Jihad Islámica dispare cohetes, aunque sigue diciendo que “grupos rebeldes han estado lanzando cohetes y, por lo tanto, han herido el interés nacional palestino”.
La afirmación de Hamás es engañosa. Aunque Hamás no ha estado directamente implicado en el lanzamiento de cohetes en los últimos días, ha hecho la vista gorda cuando otros lo han hecho, principalmente porque se ha acercado a Teherán, que controla la Jihad Islámica.
Hamás, como gobernante de facto de la Franja de Gaza, ha prometido a Egipto que no permitiría una escalada. Ha hecho una promesa similar a Qatar, que envía a Hamás cientos de millones de dólares para garantizar la calma.
Quiere complacer a Irán y organizar provocaciones, con la esperanza de que esto demuestre que tiene algo que mostrar a cambio de todas las armas y la financiación iraníes. Pero esto ha suscitado críticas en el mundo árabe sunita. Arabia Saudita ha tomado recientemente medidas enérgicas contra Hamás, arrestando a figuras clave y congelando activos, y Egipto ha sido muy crítico con el grupo terrorista.
Parece que por primera vez desde que se hizo cargo de la Franja de Gaza en 2007, Hamás no ha podido complacer tanto a los iraníes como al mundo árabe.
Como resultado, la capacidad de Israel para disuadir a la organización se ha visto comprometida