Decenas de palestinos con pasaportes extranjeros se han congregado en la frontera de Gaza con Egipto, el único paso que puede abrirse mientras Israel bombardea el pequeño territorio.
La multitud espera en la cafetería del paso fronterizo de Rafah, que ha sido alcanzado en múltiples ocasiones desde que Israel inició un intenso bombardeo del enclave tras los mortíferos atentados de Hamás del 7 de octubre.
“Nos dijeron en la embajada que nos dirigiéramos al paso fronterizo. Dormimos aquí a pesar del peligro”, dice Mahmud Salah Ibrahim Abu Musallam, de 29 años, que tiene ciudadanía sueca e instó a las embajadas europeas “a que nos ayuden a salir de aquí”.
Esperando en el cruce con su padre Abu Musallam, Ghazal, de siete años, dijo que quería ir a Suecia “porque todos los niños mueren aquí”.