El israelí Gadi Moses, liberado recientemente tras ser rehén de Hamás, pasó los dos últimos meses de su cautiverio con dos ciudadanos tailandeses secuestrados. Según informó Walla el Shabat, Moses estaba al tanto del primer acuerdo de liberación de rehenes y había discutido con sus captores sobre la propiedad histórica de la tierra de Israel.
Durante su cautiverio, Moses permaneció la mayor parte del tiempo en soledad. Para combatir el tedio, dialogaba con los miembros de Hamás sobre el Islam y asuntos políticos. En esos intercambios, ambos lados defendían la legitimidad histórica de su presencia en la región. En una ocasión, los captores preguntaron sobre el origen de sus padres y sugirieron que debía “regresar allí”. Cuando los secuestradores afirmaron que sus ancestros habitaban esas tierras antes que los iehudim, Moses replicó: “Nuestra gente ha estado aquí por 3.000 años. ¿De qué están hablando?”
Los captores le proporcionaron libros sobre temas políticos e islámicos, pero Moses tuvo dificultades para leer sin sus gafas. Tras exigir unas nuevas, se las facilitaron. Debido a la falta de electricidad, debía acostarse al atardecer y despertaba alrededor de las 3 a.m. en medio del silencio, roto esporádicamente por bombardeos israelíes cercanos. “Le asustaba mucho”, relató su hijo Yair en una entrevista.
Encerrado en una pequeña habitación durante la mayor parte de sus 482 días de cautiverio, Moses finalmente compartió los últimos meses con trabajadores tailandeses secuestrados. Yair señaló que pudieron comunicarse mediante gestos. “Por fin tuvo compañía. Intentaban hablar un poco, pero sobre todo se acompañaban”, explicó.
Según Yair, los captores trataban a Moses con respeto y comían junto a él. Sin embargo, el cautiverio estuvo marcado principalmente por el aburrimiento. A través de relatos y breves momentos viendo Al Jazeera, Moses se enteró de la destrucción en Gaza y del acuerdo de rehenes en noviembre de 2023. Sabía quiénes habían sido liberados y se emocionó al enterarse, aunque deseaba también su propia libertad. “Regresó en mejor estado de lo que imaginábamos. Físicamente teníamos nuestras preocupaciones, pero mentalmente sabíamos que era fuerte”, añadió Yair.
Las primeras impresiones tras el reencuentro sorprendieron a ambos. “Mi padre no reconoció mi barba”, comentó Yair. “Le dije que no me había afeitado hasta que él regresara”.
Efrat, sobrina de Moses, describió la alegría de reencontrarse con él. “Corrí a abrazarlo. Fue una experiencia eufórica. Ahora entendemos lo que significa valorar la vida”, expresó. No obstante, enfatizó la necesidad de recordar a quienes aún permanecen cautivos. También resaltó la dureza del cautiverio para alguien de 80 años, sin acceso a luz natural ni aire fresco.
“Verlo sostener una taza de café con dos dedos o cruzar las piernas fue emocionante”, añadió. Los captores mencionaron haber reconocido a Efrat en una entrevista televisiva, creyendo inicialmente que era hija de Moses. Pese a la alegría del reencuentro, subrayó la importancia de la rehabilitación. “El proceso será largo, pero saldremos adelante juntos”.