Hanegbi afirma que un objetivo primordial de la guerra es devolver a los rehenes.
“Es nuestra responsabilidad sagrada como nación, para con nuestros soldados y nuestros civiles”.
Insiste en que la operación terrestre ayudará a liberar a los rehenes.
Hanegbi dice que todo el marco conceptual con el que Israel veía su seguridad hasta el 7 de octubre “desapareció”.
“Ya no hay «un asalto», «una operación», ya no hay objetivos amorfos como «reforzar la disuasión», «extraer un precio», «un golpe doloroso a la infraestructura», «quemar en la conciencia del enemigo». La masacre del 7 de octubre acabó con la ilusión de que nos enfrentamos a un enemigo que no arriesgaría su destrucción total”.
Hamás, dice Hanegbi, ve a los residentes de Gaza como “polvo humano que le ofrece protección”.
Hamás tiene que “dejar de existir”, dice Hanegbi, y esa es la misión de las FDI.
“Nunca más se permitirá que organizaciones terroristas monstruosas gobiernen la Franja de Gaza”, afirma.
Hanegbi afirma también que el firme respaldo de Estados Unidos es una enorme ventaja, y permite a Israel “librar una campaña de una potencia sin precedentes” contra Hamás.
Para mantener ese apoyo, dice Hanegbi, “es nuestra responsabilidad distinguir entre asesinos y transeúntes civiles, animar a la población civil del norte de la Franja de Gaza a situarse en zonas seguras del sur, permitir que las fuerzas de ayuda extranjeras suministren alimentos, agua y medicinas a todos los que atiendan a nuestro llamamiento y se encuentren hoy en el sur, y pedir atención médica vital para todos los que la necesiten, pero no en los hospitales que hoy sirven de cuartel general del terror, para el mando y control de Hamás y la PIJ, sino en hospitales egipcios, en la zona protegida o en barcos hospital”.
Dice que esos barcos médicos extranjeros están de camino a la costa de Gaza.