Multitudes lo aclaman y ocupan cada espacio junto a la camioneta que traslada al rehén liberado Bar Kuperstein a su hogar en la ciudad central de Holon, tras dos años de cautiverio en Gaza. El vehículo avanza con dificultad y vecinos salen a la calle para recibirlo.
Simpatizantes levantan carteles con la imagen de Kuperstein y el mensaje “Bienvenido de nuevo”. Las dos primeras letras de la palabra hebrea “baruj” en los letreros aparecen resaltadas en amarillo y forman su nombre, un guiño visual que marca la bienvenida y unifica a los asistentes.
Kuperstein forma un corazón con los dedos y dirige unas palabras a la multitud de cientos de personas. Su gesto provoca más aplausos y banderas en alto. Personal de seguridad abre paso y vecinos intentan acercarse para saludar, y cámaras registran cada movimiento frente a la casa.
“Gracias a todos los que oraron por mí, gracias a mi papá y mi mamá, gracias a todos los que me ayudaron a salir”, dice Kuperstein, según la publicación hebrea Ynet. “He esperado dos años por esto. ¡Estoy en casa!” El testimonio se escucha entre ovaciones.
Continúa: “Gracias a mis amigos, gracias a la ciudad de Holon que me ha abrazado, gracias al Creador del mundo que me fortaleció. Desafortunadamente, hay otras familias en duelo. No nos rendiremos hasta que todos regresen a casa”. El público responde con aplausos prolongados.
Kuperstein salió en libertad junto con otros 19 rehenes vivos el 13 de octubre, y hoy dejó el hotel donde se alojaba tras recibir atención en el hospital. Retornó al barrio para completar su recuperación y reencontrarse con allegados, con presencia de autoridades locales y voluntarios.
