Las autoridades israelíes respondieron con medidas de emergencia luego de la explosión de varios autobuses en el centro del país el jueves por la noche, en lo que se sospecha fue un ataque terrorista. La ministra de Transporte, Miri Regev, ordenó la suspensión de todos los autobuses, trenes y trenes ligeros para inspeccionar posibles dispositivos explosivos adicionales.
El ministro de Defensa, Israel Katz, instruyó a las FDI a intensificar sus operativos en los campos de refugiados palestinos de Judea y Samaria. “Perseguiremos a los terroristas hasta el final y destruiremos su infraestructura. Quienes los protejan pagarán un alto precio”, afirmó. También señaló que los recientes intentos de ataque en la región de Dan justifican un aumento en la ofensiva contra el terrorismo en los campamentos de refugiados de Tulkarm y otras zonas de Judea y Samaria.
La oficina del primer ministro anunció que se realizará una evaluación de seguridad tras el ataque. Itamar Ben-Gvir, líder de Otzma Yehudit y exministro de Seguridad Nacional, criticó al gobierno en X, asegurando que los acuerdos con los enemigos solo fortalecen sus intenciones de atacar a ciudadanos israelíes.
El alcalde del asentamiento de Ariel exigió una respuesta contundente y la destrucción de los campos de refugiados. Por su parte, el Foro Gvura destacó que solo una lucha total contra las organizaciones terroristas garantizará la paz y la seguridad.
Benny Gantz, presidente del partido Unidad Nacional, calificó el ataque como un “megaataque” y pidió represalias directas contra los responsables y sus financistas. Bezalel Smotrich, ministro de Finanzas, sostuvo que la única respuesta viable es retomar la lucha para erradicar el terrorismo en Gaza, Judea y Samaria.
Yair Golan, del Partido Demócrata, advirtió que la situación pudo haber sido aún más trágica y cuestionó la seguridad en el país, señalando que los ciudadanos están nuevamente expuestos al caos.